- ¿Cómo están siendo estos primeras semanas tras anunciar su retirada?.

—La verdad es que para mí no están siendo difíciles. Fue una satisfacción notar tanto cariño de la gente, no me lo esperaba para nada y están siendo unos días felices por eso. La verdad es que lo estoy llevando muy bien y no echo de menos el baloncesto. Sí echo de menos no estar con las chicas, estar en un equipo, pero sigo compartiendo con ellas desde la distancia todo lo que están haciendo. Y también es verdad que la retirada estaba muy preparada, estaba muy concienciada de que ya tocaba.

Pero retirarse en una temporada tan extraña, debe dejar una sensación al menos agridulce.

—Claro, la retirada idílica habría sido con la grada de Maloste repleta de la marea granate. Pero en la época en la que estamos hay dos opciones: lamentarse porque no he podido retirarme en Maloste o adaptarse a la situación, que es muy mala. Por eso, la primera opción pasa a un segundo plano. Ya he recibido más cariño del que esperaba y estoy segura que cuando esto pase, y ojalá sea pronto, yo volveré a Maloste para agradecer a la gente todo lo que me ha apoyado.

¿Se ha hecho dura la temporada con todo lo que ha pasado?

—A la pretemporada ya llegamos mentalizadas de lo que había que hacer, de que había que tener muchas precauciones. Poco a poco fuimos interiorizando esas medidas restrictivas y que no iba a haber público. Aunque no es lo mismo, jugar con un Maloste lleno no tiene nada que ver y lo hemos echado de menos. Había que adaptarse y lo hemos hecho lo mejor que hemos podido porque lo único que estaba en nuestras manos era tratar de dar todo, como siempre, para que nuestra gente se sintiera orgullosa de nosotros, aunque fuera en la distancia. Ese apoyo desde casa lo hemos notado y no ha decaído, desde luego. Nos ha ayudado mucho. Lo que están haciendo ahora las chicas es para quitarse el sombrero después de que más de media plantilla haya estado contagiada por el covid. Salir de esa situación como lo han hecho es para admirarlas y es para estar orgullosa como capitana y aficionada.

Imagino que la mayor satisfacción es haber logrado ser uña y carne con Gernika, algo que no suele ser fácil para alguien de fuera.

—Sí, Gernika es mi segunda casa después de Altsasu, me ha acogido con los brazos abiertos y me ha enseñado su manera de vivir y de sentir como deportista y, sobre todo, como persona. Eso me llevo para siempre, me siento una gernikarra más. No puedo agradecerles todo lo que han hecho por mí, no solo el club, sino también la villa. De hecho, me cambiaron hasta el euskara, jaja. Ahora cuando hablo euskara me sale el gernikarra de forma natural. Es una manera de honrar todo lo que me han dado.

En estos años ha llevado la capitanía con mucha categoría y mucha naturalidad. No sé si a veces puede pesar el ser un referente.

—No, en absoluto. Desde que se me ofreció ser capitana lo consideré un honor. Pero tengo claro que para ser una buena capitana hay que tener un buen equipo. Una solo no puede lograr nada. Si alguien me ha considerado una buena capitana es porque a mi lado he tenido compañeras que me han hecho serlo. Para mí ha sido un honor ser capitana de grupos tan diferentes, pero tan iguales. Cada temporada era un reto que el equipo fuese en el vestuario lo que queríamos que fuera en la pista, algo que es fundamental. Y claro que ser capitana supone una responsabilidad, pero las compañeras me lo han puesto muy fácil y se lo agradezco.

En el Gernika ha habido jugadoras de muchas procedencias y el grupo siempre ha funcionado. Y a usted le habrá enriquecido.

—Por supuesto. Aquello con lo que me quedo sobre todo es con las personas, es mi victoria más importante. En todos estos años he conocido mucha gente dentro y fuera del equipo que se han convertido en amigas y me siento afortunada de haber vivido momentos muy especiales con gente de distintas culturas, sensibilidades y maneras de ser y pensar. Es difícil congeniar eso en un mismo vestuario, lograr que todas empujen hacia un mismo objetivo y eso en el Gernika lo hemos conseguido.

Usted como capitana solo ha conocido un entrenador y una directiva.

—La clave de todo es la estabilidad, es evidente. En estos ocho años se ha jugado una final de Supercopa, la Copa y el play-off de forma habitual, cruces importantes en Europa que han hecho que el club se gane un respeto€ Es un proceso que tiene las bases muy sólidas y del que era fácil ser parte porque había mucha unidad. Cada año era empezar de cero en lo deportivo, pero los valores y el funcionamiento eran los mismos y eso hacía más fácil todo.

¿Nota que el baloncesto femenino ha crecido?

—Sí, claro, no solo el baloncesto, sino todo el deporte femenino ha crecido en cuanto a seguimiento y volumen de información. En mi despedida quise hacer un guiño a los medios, pero también dar un toque para que se siga fomentando el deporte femenino, para que las niñas y los niños puedan tener referentes femeninos porque al deporte no hay que ponerle género. El nivel del deporte femenino está creciendo y espero que llegue el momento en que se vea como algo normal.

En el caso del Gernika, mantener el nivel que está dando se hace difícil y hace falta también otros apoyos.

—Lo que está haciendo el Gernika, si lo analizas, resulta increíble, pero no es más que el resultado del gran trabajo que hay detrás. No ha habido una temporada peor que la anterior, pero llegará un día en que el techo no se podrá romper. Para ello hay que seguir apoyando, empujando, para que el nombre de Gernika y de Bizkaia siga paseándose por Europa muchos años más.

En la hora del balance, siempre se recuerdan momentos especiales. ¿También compañeras?

—Como momentos especiales, me quedo con mi debut en la Liga Femenina con el Zaragoza, con el partido de la Eurocup contra el Galatasaray en Maloste y que fue algo espectacular y con el momento de recoger el trofeo en la final de la Supercopa. Pero no te puedo hablar de compañeras porque necesitarías cuatro páginas y han sido tantas que me han dejado grandísimos recuerdos que sería injusto citarlas.

Igualdad. El Lointek Gernika afronta hoy (19.30 horas) ante el Estudiantes en el Wizink Center de Madrid el primer partido de los cuartos de final del play-off por el título. En el magno recinto podrán entrar 1.500 espectadores, lo que convierte al factor cancha tan deseado en un regalo envenenado esta vez. Desde hace semanas, se intuía que esta eliminatoria se iba a dar y por eso, los dos equipos llegarán con un trabajo táctico muy avanzado y las cosas claras después de que los dos duelos anteriores resultaran bastante igualados y atractivos. El conjunto gernikarra recupera a Nadia Colhado, que se perdió los dos últimos partidos de la liga regular por un problema en el hombro, y esto supone un aporte importante para un equipo que sufre el desgaste del último mes y que se mide a un rival que siempre busca imponer un ritmo alto. Se trata, en definitiva, de una eliminatoria a ochenta minutos en la que será clave evitar los parciales adversos amplios.

"Cada año era un reto que el equipo fuese en el vestuario lo que queríamos ser en la pista, algo fundamental"

"Lo estoy llevando bien porque estaba concienciada de que ya tocaba, la retirada estaba muy preparada"