RNOLDAS Kulboka metió en Gran Canaria la primera canasta de la temporada que se pensaba que iba a ser la de después del coronavirus y va a ser la de durante el coronavirus, con un ojo en la pizarra y otro en los PCR. Eso va a crear mucha incertidumbre a los clubes y va a generar un estrés añadido a la propia competición. De hecho, se está hablando de que este curso y las consecuencias de la pandemia van a poner a prueba la fortaleza mental de los jugadores. Muchos de ellos tuvieron que meterse en una burbuja para concluir la pasada temporada mientras otros muchos estaban en sus casas mano sobre mano sin poder entrenarse con normalidad. Ahora los equipos siguen sin poder llevar una vida normal, las actividades fuera del ámbito de vestuario y el contacto con el exterior están reducidos al máximo y aún así empiezan a saltar los positivos en cuanto la competición ha querido ponerse en marcha.

En la primera jornada ya han tenido que decretarse tres aplazamientos: el Obradoiro-Fuenlabrada, que pasa de ayer a hoy por la noche; y el Joventut-Unicaja y el Tenerife-Zaragoza, que se jugarán mañana. Los inconvenientes que esto provoca son evidentes, no solo para quienes deben desplazarse, sean equipos o árbitros, a los que se pide que eviten los viajes regulares y usen el transporte por carretera, sino también para los clubes locales en cuanto a la disponibilidad de los pabellones y a la planificación de entrenamientos y descansos. El protocolo de la ACB dice que si hay uno o dos casos positivos en un equipo se aislarán y seguirá la actividad. Con tres positivos, el aplazamiento será obligatorio hasta la realización de nuevas pruebas.

En los tres casos descritos, solo se ha reportado un positivo, pero la ACB ha aplazado los partidos por precaución y porque aún hay margen para ubicarlos en el calendario. Pero a partir de la semana que viene será muy complicado porque los ocho equipos de la Liga Endesa que juegan la Euroliga y la Eurocup ya empezarán sus respectivas competiciones y para el 13 de octubre está previsto el inicio de la Basketball Champions League con otros cuatro conjuntos, entre ellos el Bilbao Basket. Esto quiere decir que en menos de un mes habrá doce equipos de la ACB con doble compromiso y ninguna semana libre en el calendario, salvo aquellas que coincidan con la jornada liguera de descanso.

SIN HUECO

Habría que hacer encaje de bolsillos para encontrar fechas y, por ejemplo, en la primera semana de octubre se juega la Final a Ocho de la BCL con el Tenerife, el Zaragoza y el Burgos en liza. Pues bien, el calendario de la ACB, seguramente no de forma casual, ha concedido descanso a los canarios en esa jornada mientras que los otros dos tienen que enfrentarse entre ellos y pueden aplazar el partido a la semana siguiente. Hasta bien entrado 2021, cuando concluyan las primeras fases europeas, no se despejará el calendario y eso puede provocar una acumulación de partidos pendientes si siguen aflorando los positivos. También es posible una cierta adulteración de la competición ya que, por ejemplo, el Tenerife jugará el miércoles en Miribilla apenas 48 horas después de hacerlo ante el Zaragoza. Y todo en una temporada con 19 equipos, 38 jornadas y jornadas de descanso salpicadas por el calendario.

Ya han dicho los entrenadores que habrá que adaptarse a este complejo escenario, que vuelve a exigir a los jugadores un esfuerzo mental añadido. No obstante, a la hora de saltar a la cancha los problemas quedan al margen y se puede asistir a grandes espectáculos como el de ayer en Gran Canaria, un festival ofensivo. A lo mejor influyó la ausencia de público, pero el Bilbao Basket nunca estuvo tan cerca de ganar en sus anteriores catorce derrotas en la isla. En estos momentos lo que otras veces parecía imposible puede ser factible y se trata de aprovechar las oportunidades que vayan surgiendo.