Álex Mumbrú afronta su tercera campaña al frente del banquillo del Bilbao Basket con el listón alto y una situación cargada de incertidumbres, que se han manifestado en la propia pretemporada. El técnico catalán reconoce que al equipo, con tantos cambios, le falta tiempo de maduración, pero confía en su margen de crecimiento y en su capacidad de adaptación a un escenario en el que no habrá público, al menos en la parte inicial de la temporada.

¿Qué balance se puede hacer de esta pretemporada tan extraña?

—Lo primero, eso, que está siendo extraña por todos los protocolos y horarios que tenemos que cumplir. Estamos entrenando muy pronto por las mañanas para poder usar el gimnasio que compartimos en Miribilla y después desinfectarlo, y además tenemos que hacerlo en grupos€ Luego, hemos tenido que jugar amistosos sin público y se hace todo complicado y raro.

¿Y a unos pocos días de empezar la liga, está preocupado?

—No. Si me lo preguntas porque hemos perdido cinco partidos, no lo estoy. Pero sí es cierto que no estamos a un nivel alto, aunque sí preparados para competir. También creo que nos puede estar haciendo daño la temporada pasada. Dejamos las expectativas muy altas y hay que volver a bajarlas a nuestra realidad. Sabemos dónde nos vamos a mover y contra quién tenemos que luchar. Además, hemos tenido seis cambios y hay que encajar todas las piezas. Y hay otra cosa que influye y es que todos los jugadores que hemos fichado, menos uno, llevaban seis meses parados y tienen que recuperar la forma y los hábitos de juego. Tampoco han jugado sin público y nos está costando adaptarnos a eso.

Además, esa incertidumbre que rodea a los protocolos, no saber si hay positivos o no, tener que cambiar planes quizás, tampoco debe ser fácil de llevar.

—Claro que afecta, pero todos estamos igual. Sin embargo, para los equipos que en teoría vamos a estar por la mitad de abajo tener al público de nuestro lado es fundamental. Lo importante para nosotros no es Miribilla, sino los que están dentro, jugar con nuestra gente por el ánimo que nos dan en momentos difíciles. Muchos partidos los ganan ellos y se va a notar el tiempo que no podamos estar con nuestro público.

¿Le habría gustado conocer el calendario un mes antes?

—Claro, aunque no sé si habríamos cambiado mucho la planificación. Nuestro inicio es muy complicado. El año pasado también lo fue en las cuatro primeras, no en ocho como ahora en las que tenemos que jugar contra equipos llamados a estar entre los cinco-seis primeros. Además, algunos de estos partidos como ante el Tenerife o el Real Madrid van a ser en casa sin público y se antojan más difíciles. Pero tampoco podemos hacer nada, estamos en la Liga ACB y debemos saber cuál es nuestro sitio y prepararnos lo mejor posible para competir.

En pretemporada, ha habido momentos buenos del equipo y algunos malos finales de partido. ¿Tiene esto que ver con los diferentes ritmos de la plantilla?

—Sí, pero tampoco todos los equipos contra los que se juega son iguales y a algunos les cuesta más alcanzar un punto bueno. A nosotros nos está costando, sería absurdo negarlo, coger todos los mecanismos que necesitamos en defensa y en ataque. A ver si lo hacemos lo antes posible. Seguramente, habrá otros equipos como nosotros y de lo que se trata es de ir creciendo. Es lo que te decía antes: todo el mundo se acuerda de cómo jugaba el Bilbao Basket en febrero, pero nadie se acuerda de cómo se jugaba al principio de la temporada. Ahora va a pasar lo mismo, tenemos que ser conscientes de que al principio vamos a pasar momentos difíciles, con muchos altibajos, y con el tiempo habrá que reducir esos ratos en que no estamos tan fluidos.

¿Qué puede hacer esta plantilla que no hiciera la de la pasada campaña? ¿Quizás se ha mejorado en el aspecto físico?

—Cada plantilla es diferente, solo con cambiar uno o dos jugadores ya le puedes dar un vuelco, imagínate con seis cambios€ Hay cosas del año pasado que no nos sirven y cosas que ahora sí las podemos hacer y antes no. Hay que adaptarse a los jugadores que tenemos, intentar que funcione la manera que tenemos de ver el baloncesto y tratar de sacar el máximo rendimiento de lo que tenemos. Por eso, hay que intentar que los jugadores se sientan lo más a gusto posible dentro del sistema.

Este sábado arranca la liga, pero hasta dentro de un mes no empezará la Basketball Champions League. ¿Es importante arrancar bien para llegar a la doble competición sin agobios?

—Hay muchas cosas que pueden influir. Nunca sabes qué es lo mejor porque puede ocurrir que al perder el equipo pueda crecer más rápido. Eso sí, desde el momento que empiezas a competir todo el mundo quiere ganar, con mejor o peor baloncesto, mejor o peor preparados. Nosotros pronto empezaremos en Europa y es que hemos dado pasos muy rápidos, casi frenéticos, porque hace dos años estábamos en la LEB. Nos hemos ganado estar en Europa, pero hay que poner los pies en el suelo y no volverse locos ni agobiarse.

La pasada temporada estiró la plantilla al máximo y todos los jugadores tuvieron su espacio. ¿Ahora va a ser igual o al principio algunos tendrán que coger más minutos y responsabilidad?

—Veremos, pero creo que nosotros no podemos encoger la plantilla y jugando en Europa menos aún. Eso nos serviría a corto plazo, pero no a largo plazo. No podemos pensar solo en el primer mes y medio, sino en que tenemos ocho meses por delante y que hay que tener a doce o trece jugadores aportando y eso solo se consigue si nadie se siente descolgado. Que luego eso durante los partidos nos puede costar minutos de mal baloncesto, seguro. Pero lo tenemos que hacer porque si no nos estaríamos haciendo pequeños como equipo.

Jugar dos competiciones tiene que ayudar en esto porque hay más espacio para todos.

—Está claro. A Europa vamos a ir con un chaval de la cantera y uno de los doce de la plantilla se va a quedar fuera. Lo haremos así porque pensamos que había que apostar por la cantera y esta era una buena manera de hacerlo. Intentaremos ser competitivos y a la vez que jugadores que no tienen tantos minutos los consigan en Europa de forma importante, aunque en esta Champions hay equipos muy importantes y potentes. Pero habrá jugadores con minutos para ver si pueden dar un pasito más.

El Bilbao Basket de la pasada temporada era un equipo que hacía pocos malos tiros y que no se caía y, además, supo manejar muchos finales igualados. Imagino que querrá seguir por esa línea.

—Sí, nosotros queremos tener esa seña de identidad de no tirar nunca el partido, de lucharlo hasta el final, pero esto no se consigue de la noche a la mañana. Cualquier fórmula que quieras aplicar tiene que ir multiplicada por el trabajo. Si hay trabajo, acaban saliendo los resultados. En esa fórmula está cómo eres capaz adquirir los mecanismos que necesitas. Intentaremos llegar a ese momento de no hacer malos tiros, pero seguro que al principio de la temporada nos va a costar, como nos costó el año pasado. E intentaremos engancharnos a los partidos, pero habrá días que no ocurra, como también fue así la pasada temporada. Pero esto sin público sí que va a ser más difícil y no es una excusa. A veces tiene bajones anímicos porque no salen las cosas y el público en casa te ayuda y fuera te puede hacer sacar la rabia y el orgullo para dar vuelta a la situación. Ahora eso no lo vamos a tener y hay que asumirlo porque parece que va a ser durante la primera parte de la liga.

¿Y cómo puede afectar al jugador si se prolonga mucho? ¿Igualará las cosas y ensanchará las diferencias entre unos equipos y otros?

—Me encantaría responderte, pero no tengo ni idea de qué puede ocurrir. Nosotros nos debemos a la gente, el Bilbao Basket no existiría sin las 10.000 personas que vienen a Miribilla. Es algo que no ha ocurrido nunca en la historia de la competición. Por eso, no sé cómo afectará. A nosotros, por lo que es nuestro pabellón y cómo aprieta nuestra afición, nos va a hacer un flaco favor. En el momento que vuelvan a poder entrar nos va a dar alas, por supuesto.

Por su experiencia o por lo que haya hablado con otros entrenadores o jugadores, ¿puede ser que a la larga se resienta la motivación y, por tanto, la calidad del juego?

—En Valencia nos pasó que los dos primeros partidos se hicieron muy raros, pero luego el jugador se acostumbra. Luego habrá que acostumbrarse otra vez a jugar con público, a la presión que supone. Son medidas excepcionales que todo el mundo está sufriendo en su día a día y a las que nosotros tenemos que acostumbrarnos porque no nos queda otro remedio. El que más rápido asuma todo esto, esta nueva normalidad, tendrá mucho ganado.

"Al equipo le está costando, porque todos los jugadores nuevos, menos uno, llevaban seis meses parados"

"No sé cómo afectará jugar sin público, pero a nosotros, por cómo aprieta Miribilla, nos hace un flaco favor"