Hoy se cumplen dos meses sin actividad en la Liga Endesa. Dos meses desde aquel 8 de marzo que ahora parece tan lejano en el que se disputó la 23ª jornada de una competición que desde aquel día no ha visto botar un balón de baloncesto y que tiene a sus clubes en un periodo de barbecho tan incómodo como dañino para sus tesorerías, en absoluto sobradas de recursos ni siquiera en épocas de normalidad en la gran mayoría de los casos. El baloncesto español vende lo que vende y cuando los equipos no pueden poner sobre la palestra lo básico, partidos, para el disfrute de sus aficionados sea desde los propios pabellones o a través de las pantallas de televisión los problemas para cuadrar presupuestos no tardan en aparecer. Merman los ingresos, se mantienen los gastos y el funambulismo numérico obliga a tomar medidas. Así, el parón competitivo provocado por la pandemia del covid-19 ha llevado a la gran mayoría de conjuntos de la ACB, ya haya sido vía ERTE o negociación directa, a rebajar los sueldos de su personal deportivo y administrativo. Solo dos, curiosamente de los más modestos, han evitado, de momento, tomar estas medidas: Bilbao Basket y Joventut.

Desde que la liga quedó aplazada, la entidad de Miribilla ha trabajado en todo momento sobre un horizonte de reanudación de la actividad. Y así quiere mantenerse mientras sea posible. Su discurso es claro: "Hasta el 31 de mayo, fecha tope que nos pusimos los clubes para tomar la decisión final, trabajamos con la perspectiva de volver a jugar, por lo que hasta entonces no hay necesidad de tocar nada". Si la evolución de la pandemia impide disputar esa fase final de doce equipos en la que el Bilbao Basket está inmerso, podría ser necesaria alguna negociación, pero por el momento, pese a la evidente merma de ingresos, los números cuadran en una entidad inmersa desde hace ya tiempo en una fase de cumplimiento escrupuloso en la parcela económica tras los desfases del pasado.

En el ecosistema de la Liga Endesa, son ocho los clubes que se han acogido a un ERTE, con la peculiaridad del Zaragoza, pues en su caso afecta a su estructura deportiva, administrativa y el personal de la Fundación, mientras que con la plantilla profesional ha habido una negociación directa. Llaman la atención los casos del Baskonia y, sobre todo, el Barcelona, dos de los conjuntos más poderosos de la categoría, pero también ha sido el camino seguido por Estudiantes, Fuenlabrada (solo para jugadores y cuerpo técnico), Obradoiro, Manresa ("de manera pactada, adaptada y proporcionada entre los diferentes departamentos") y Burgos, en cuyo caso se acordó con la plantilla cubrir hasta el 90% de los salarios se reactive la competición o no.

En el resto de conjuntos se han llevado a cabo negociaciones entre los respectivos vestuarios y plantas nobles. En el Real Madrid, los jugadores y técnicos del primer equipo acordaron rebajarse sus emolumentos anuales en un 20%, si no se vuelve a jugar, o en un 10%, si hay reanudación, condiciones muy similares a las del Unicaja (algunas fuentes cifran el tope en un 17,5%), mientras que en el Morabanc Andorra el recorte será también del 20% si no se activa fase final, pero en caso afirmativo cobrarán íntegros sus sueldos. En el Valencia Basket, las plantillas y entrenadores de los equipos masculino y femenino renunciaron al 4% de su sueldo anual se juegue o no, mientras que en el UCAM Murcia la rebaja, del 18%, afectará si no hay competición. En el caso del Betis, la bajada salarial pactada es del 15% (menor si se puede finalizar el curso), en el Gran Canaria jugadores y técnicos acordaron rebajarse en un 50% su sueldo de abril, porcentaje que se mantendría en mayo y junio si no hay actividad, y en el Tenerife, según Gigantes, se cobrará la mitad del contrato los dos últimos meses.