Bilbao - El Andorra puso ayer sobre la cancha mucho más oficio y consistencia que el Bilbao Basket y se convirtió en el segundo equipo que consigue arrancar el triunfo de Miribilla en el presente curso. Los hombres de negro volvieron a incurrir en los mismos errores que les vienen acompañando en las últimas jornadas: demasiadas pérdidas evitables que desembocaron en puntos sencillos para el rival y problemas a la hora de gestionar las ventajas favorables. Cuestión de calidad y también de experiencia. A los visitantes, con Clevin Hannah castigando una y otra vez la defensa bilbaina (20 puntos, 10 faltas recibidas), nunca les faltó un referente anotador, con otro antiguo hombre de negro como Dejan Todorovic especialmente atinado junto a David Jelinek, mientras que en las filas locales todo fue mucho más trabado, con demasiada dependencia de las penetraciones de Jaylon Brown y la actividad de Arnoldas Kulboka.

El Bilbao Basket ingresó en pista con la clara intención de activar a sus interiores en las cercanías del aro ante las ausencias de Bandja Sy, Tyson Pérez y sobre todo Moussa Diagne y el plan quedó todavía más claro cuando Dejan Musli cometió dos faltas en un abrir y cerrar de ojos. El trabajo de Emir Sulejmanovic y el acierto de Ondrej Balvin rindieron buenos dividendos, pero fueron los de Ibon Navarro los que controlaron el marcador merced a su gran acierto desde la línea de 6,75, sobre todo de la mano de Hannah y Todorovic. El 5-11 no hizo temblar a los de Mumbrú, que fueron ajustando su defensa y haciendo circular mejor la bola para pasar a dominar por 14-13. Con Jonathan Rousselle, primero, y Thomas Schreiner, después, produciendo puntos desde la posición de base, el Andorra tuvo que volver a introducir en pista a Musli para evitar la fuga bilbaina y con los dos equipos muy acertados desde la larga distancia (tres aciertos de otros tantos intentos los locales, cuatro de siete los visitantes), el acto inaugural se cerró con un equilibrado 26-23. El partido tenía fluidez, ritmo, acierto e igualdad, buenos ingredientes para el espectáculo. El Bilbao Basket hacía gala de un juego más global, pero el Andorra, con el triple como principio y fin de su juego, resistía con uñas y dientes de la mano de Jelinek y Walker. La entrada en escena de Kulboka, con dos triplazos, amagó con un posible demarraje (44-38), pero un contraataque fallado dio paso a un nuevo arreón de Todorovic, quien con ocho puntos seguidos volvió a nivelar el asunto. Axel Bouteille entró en escena para mantener firme el timón, pero una pérdida suya a 15 segundos del descanso con 49-46 y una antideportiva de Tomeu Rigo sobre Hannah evitaron que los anfitriones alcanzaran el ecuador del choque con una renta superior al 49-48. El objetivo de cargar a Musli con tres faltas se había conseguido, pero una vez más faltó algo más de autocontrol y solvencia en acciones importantes en ambos aros.

En la reanudación, los hombres de negro perdieron el sitio en cancha. Mientras Hannah hacía daño con su juego uno contra uno y Jelinek activaba su muñeca, los ataques bilbainos se caracterizaban por su espesura, haciendo que acabaran en pérdidas una y otra vez. Tan poco le gustó el panorama a Mumbrú que a 6:18 del término del tercer acto cambió a sus cinco jugadores de golpe. Fuera la primera unidad, dentro la segunda. Y la decisión no tardó en hacer efecto. Con Ben Lammers cerrando su aro y Brown explotando su verticalidad para viajar a la línea de tiros libres y regalando un soberano mate a dos manos, el Bilbao Basket recuperó el control del marcador (64-59). Un triple de Kulboka dio la máxima renta a los anfitriones a dos minutos de acabar el tercer cuarto (67-59), pero Hannah, desde la línea de tiros libres, permitió que el Andorra llegara vivo a los últimos diez minutos (67-62).

Y los visitantes siguieron recuperando terreno. Un triple de Hannah, tiros libres de Todorovic, Jelinek y el base con pasaporte senegalés y 71-71. Partido nuevo a 6:44 del final. Al Bilbao Basket no le entraba nada ni desde el perímetro ni desde debajo del aro, por lo que Mumbrú tuvo que parar el encuentro a 5:42 del final después de que el Andorra recuperara el control del marcador. Brown reactivó a los suyos con un dos más uno (74-73), pero un fallo de Sulejmanovic solo debajo del aro y una pérdida a la contra del balcánico dieron vida a un Andorra que no la desaprovechó. En esos minutos finales, los hombres de negro regalaron demasiado, incluso con una pérdida de saque de fondo, no encontraron caminos hacia el aro y los de Ibon Navarro sacaron a la palestra mayor picardía y temple para viajar constantemente a la línea de tiros libres y ajusticiar desde allí a un equipo demasiado tierno.