bilbao - La temporada de la ACB empezará con un episodio conocido, una final entre el Barça y el Real Madrid. La competición busca nuevos públicos, pero el guion de cada curso se parece demasiado al anterior y la Supercopa que ayer arrancó en Madrid augura lo que puede repetirse de nuevo en el que va a empezar la próxima semana.

En la primera semifinal, el Valencia Basket, con algunas de sus piezas claves fuera de forma, sufrió el nivel físico de los azulgranas. Fue un par-

Barça71

Valencia Basket65

BARÇA: Pangos (5), Higgins (15), Claver (11), Mirotic (14) y Tomic (3) -cinco inicial-, Davies (6), Hanga (0) , Smits (0), Oriola (0), Delaney (8) y Kuric (9).

VALENCIA BASKET: Abalde (4), Van Rossom (7), Motum (10), Sastre (0) y Dubljevic (0) -cinco inicial-, Marinkovic (17), Loyd (7), Labeyrie (5), Tobey (9), Vives (3), San Emeterio (0) y Doomekamp (3).

Parciales: 15-15, 29-32 (descanso), 49-49 y 71-65.

Árbitros: Hierrezuelo, Cortés y Zamorano. Eliminaron a Vives.

Incidencias: 9.675 espectadores en el Wizink Center para la primera semifinal de la Supercopa ACB.

tido jugado a tirones y con bajos porcentajes de tiro y errores por la falta de conjunción de estas fechas. Niko Mirotic, en su debut oficial con el Barça, fue objeto de las críticas del público y a la hora de la verdad dejó algunos destellos sin demasiada continuidad.

Los culés amagaron con escaparse gracias a un parcial de 11-0 nada más arrancar la segunda parte, pero el partido llegó igualado al tramo final gracias al acierto de Vanja Marinkovic, el joven serbio que ayer se presentaba también en sociedad. Con la victoria en duda y el Valencia ganando por 50-60, apareció Cory Higgins para sentenciar al equipo de Jaume Ponsarnau con un par de acciones de enorme calidad individual que resultaron incontestables.

paliza del real madrid En la segunda semifinal, no hubo más historia que la que propuso el campeón de Liga. El Fuenlabrada, que ejercía de anfitrión, quizás no debería haber estado en el Wizink Center y no se creyó que podía competir contra un equipo que, pese a haber recibido hace unos días a sus mundialistas, juega de memoria. Para el minuto 15, los blancos, que no especularon, ya ganaban por 30 puntos (45-15) y el simulacro de partido acabó sin ningún interés con un 116-61, un resultado impropio de una competición que presume de emoción y que quiere hacerse atractiva.