bilbao - El Bilbao Basket dio ayer el primer e imprescindible paso para despejar su futuro y ganar un importante margen de maniobra en todas las gestiones que debe completar para ser admitido de nuevo entre los dieciocho clubes miembros de la ACB. La junta de acreedores celebrada ayer en sede judicial concluyó de la manera que la entidad bilbaina ya había avanzado en su junta de accionistas del pasado diciembre y la deuda ordinaria quedó reducida tras una quita del 80% que aceptaron un mínimo del 65% de los pequeños acreedores. “Se ha obtenido la adhesión legalmente requerida a la propuesta de convenio formulada por parte del club lo que supondrá, una vez transcurridos los plazos procesales oportunos, la salida del procedimiento concursal en el que el Bilbao Basket se hallaba inmerso desde hace once meses”, rezaba el escueto comunicado remitido por el club tras completar la más peliaguda de las negociaciones que ha debido llevar a cabo el administrador concursal Carlos Marín en este tiempo que ha podido provocar un claro desgaste para la entidad.

Ricardo Barcala, director general del Bilbao Basket, no duda en calificar esta delicada etapa de casi un año como “la más traumática de la historia de nuestro club” y agradeció por ello “el gran esfuerzo que han realizado y el ambiente de colaboración en el que hemos venido trabajando estos últimos meses, el apoyo mayoritario recibido de sus acreedores y el encomiable esfuerzo realizado por parte de los mismos, que nos permitirá seguir trabajando en pos de nuestros objetivos, tras la consecución del ascenso a la Liga ACB el pasado fin de semana”.

A partir de ahora, el Bilbao Basket, según Barcala, “mira al futuro con mucho optimismo”, aunque no puede pararse ya que ahora deberá cumplir con las cantidades comprometidas ayer antes de finales de este mes para poder dar por concluido el concurso de acreedores y solicitar formalmente y sin trabas legales la plaza en la Liga Endesa para la próxima temporada.

Para más adelante, quedará la negociación de la deuda privilegiada que afecta a cuatro entidades: Hacienda de Bizkaia, Fogasa, Caja Rural de Navarra y Seguridad Social, y que es en cantidad la más importante. El club busca aplazar el pago de esa deuda, de más de tres millones de euros, aunque está por concretar los plazos y cuantías a satisfacer. Cuanto menos dinero tenga que reservar en los presupuestos anuales para ello, más dispondrá el Bilbao Basket para destinar a la plantilla deportiva y armar un equipo competitivo. Por eso, el consejo de administración buscará un acuerdo, por encima de los diez años que expuso a los accionistas, que no suponga una carga excesiva y al que pueda hacer frente incluso en el caso de volver a descender en la LEB, donde los ingresos sufren una merma.

Esta cuestión afectará ya al club este mismo verano a la hora de confeccionar la plantilla para el regreso a la Liga Endesa. Ahora mismo, el técnico Álex Mumbrú y el director deportivo Rafa Pueyo saben que cuentan con limitados recursos, lo que sitúa al Bilbao Basket en los últimos puestos del mercado a la hora de lanzar ofertas. Es por eso que se quiere apostar por mantener a algunos jugadores que lograron el ascenso ya que sus contratos subirán, pero en una cantidad asumible, y se esperará con paciencia para tratar de encontrar piezas interesantes a un precio que se ajuste a las posibilidades del club.

BEN lammers seguirá En este sentido, el Bilbao Basket avanzó durante el curso recién acabado las negociaciones para asegurar la continuidad de Ben Lammers, que no está confirmada, pero se da por hecha. Pese a que el joven pívot texano ocupará una de las dos plazas de extracomunitario, el club tiene claro que es un jugador en claro crecimiento y puede ser una pieza muy apetecible para otros clubes después de la brillante campaña que ha protagonizado en su debut como profesional en la LEB Oro. Además, será difícil que el Bilbao Basket encuentre a un jugador de más calidad al precio que destinará para el exjugador de Georgia Tech, que, además, asegura una buena ración de espectáculo para el público de Miribilla.