bilbao - Si se hubiera hecho una encuesta sobre qué equipos iban a disputar la Final Four de la LEB Oro, sobre todo tras la primera vuelta, seguramente muchos habrían tenido un alto porcentaje de acierto. El Bilbao Basket, el Iberojet Palma y el Melilla, por nivel de plantilla, estaban entre los aspirantes cuando comenzó el curso y han confirmado esas expectativas. Siempre suele haber una sorpresa y esta vez ha sido el Ourense, que además se clasificó seis días antes que los demás tras apear al Oviedo, el cuarto clasificado de la liga regular. Ahora toca afinar para una cita que ha regresado al calendario después de diez años y que obliga a descartar todo lo que ha ocurrido hasta ahora.

Esto mismo advirtió Álex Mumbrú cuando se le recordó que el Bilbao Basket ha ganado al Melilla las dos veces que se han enfrentado esta temporada, la última hace menos de mes y medio en Miribilla. El equipo norteafricano, que ha tenido algunos momentos de la temporada en los que pareció dejarse llevar, es el único de los cuatro semifinalistas que se vio en el play-off con un 2-1 abajo y logró reaccionar para ganar el quinto partido al Valladolild ante su público. No se podía esperar menos de un equipo que cuenta con jugadores de mucha calidad y de un club conocido como el Decano porque ha jugado todas las temporadas de la LEB Oro desde aquella inaugural de 1996-97. Precisamente, en ese curso existe un precedente curioso. El Melilla y el Bilbao Patronato se enfrentaron en un play-off de ascenso, saldado con un 3-0, que pasó bastante desapercibido en la capital vizcaina, con apenas unos centenares de personas en La Casilla en el tercer partido, ya que el equipo que dirigía Josean Figueroa lo jugó como undécimo clasificado tras una campaña discreta.

Ahora la historia es bien diferente y se intuye que Miribilla estará de nuevo abarrotado. El Melilla llegará como un equipo peligroso con Josep Franch y Txemi Urtasun formando una pareja exterior con mucho oficio, un tirador como el danés Jonathan Gilling que puede hacer daño con sus rachas y un juego interior de mucho tamaño. El macedonio Stojan Gjuroski llegó de Huesca para sustituir al lesionado Gedyminas Zyle, aportar más amenaza desde el perímetro y abrir espacios para un jugador que está en gran forma y que es la principal amenaza de este Melilla. No es casual que Caleb Agada haya promediado en los cinco partidos del play-off 17,8 puntos, 7,6 rebotes, 4,2 asistencias y 2,6 robos de balón para 23,2 de valoración.

El canadiense de pasaporte nigeriano, que ya la pasada campaña brilló en el Prat, está haciendo de todo en la cancha y, pese a su escaso 1,93, destaca por su capacidad para llegar a las inmediaciones del aro y anotar con oposición. Muchas veces él coge el rebote y lo conduce hasta acabar en canasta. Esa capacidad de desborde es una de las grandes bazas tácticas del Melilla, que puede hacer daño con Darko Balaban y Felipe Dos Anjos cerca del aro y que en los momentos de apuro pone el balón en manos de Franch y Urtasun para que busquen el bloque directo para asistir o finalizar ellos mismos. La debilidad del Melilla puede estar en la defensa, que le lleva a trampear con zonas para proteger su rebote y la menor movilidad de sus jugadoresa grandes lejos del aro.