Bilbao - “Ya se lo he dicho; ¿qué vas a hacer si al final subimos a la ACB, vas a tirarme a la grada?”.

La noche, que atendiendo a los antecedentes amenazaba con un desenlace agónico, de los que ponen a prueba corazones y estómagos, tuvo sin embargo un final tan amable como feliz y desembocó en Javi Salgado subido encima de todos sus compañeros en el corro de celebración. Allí arriba, puño en alto mientras Miribilla -volcánico como hacía tiempo que no se veía, como en las gloriosas gestas pretéritas- agasajaba a sus victoriosa tropa, llegó el de Santutxu porque hasta allí le aupó por sorpresa, subiéndole a sus hombros, Kevin Larsen, tipo guasón con un sentido del humor superlativo que flipa desde el primer día con el capitán y su conexión con la marea negra. Por eso Javi teme lo que el danés puede hacer con él en caso de que la singladura del Bilbao Basket desemboque en la ACB...

Y ese supuesto no se encuentra tan lejos. Está a solo dos pasos porque los hombres de negro se ganaron ayer con autoridad y trabajo el billete para la Final Four que el propio club bilbaino organizará poniendo fin de una vez por todas a la meritoria resistencia de un Palencia cuyo tanque de combustible, físico y mental, quedó totalmente vacío a diez minutos del final. Nada tuvieron que ver los primeros treinta minutos de partido con los diez últimos. En los tres primeros actos, el choque se jugó en las trincheras. Cada canasta era toda una conquista y la tensión se mascaba en cada acción. Pero los pupilos de Álex Mumbrú supieron madurar la cita de manera perfecta y en el último cuarto solo hubo un color en cancha: el negro. Del 51-45 al 71-52 en poco más de cinco minutos y se acabó lo que se daba. Minutos finales relajados, fiesta de hermanamiento entre equipo y afición, sublime de principio a fin, y nueva cita para el fin de semana del 1 y 2 de junio en la Final Four, con Melilla como rival en semifinales.

Hasta el descanso, al Bilbao Basket le costó muchísimo imponer su sello a la contienda porque anotar desde cualquier distancia fue un martirio. Pero en el ecuador del tercer cuarto, dos triples seguidos de Thomas Schreiner en el que quizás fue su mejor partido del curso le dieron un colchoncito de siete puntos que en primera instancia el Palencia defendió de la mano de Steve Vasturia y Urko Otegui, sus dos jugadores más acertados, pero su resistencia saltó por los aires en el arranque del último cuarto. Los árbitros castigaron con tres faltas rápidas la efusividad defensiva de Aitor Zubizarreta, el conjunto local explotó la oportunidad para viajar constantemente a la línea de tiros libres y Jaylon Brown, que se fue hasta los 20 puntos, dominó al ataque a sus anchas. El Bilbao Basket se quitó toneladas de presión de su espalda y se disparó al mismo tiempo que el Palencia, huérfano además de Vasturia en el tramo final por personales, se quedó totalmente desfondado.

El encuentro arrancó con la tensión que se podía esperar. Mumbrú regresó a su quinteto clásico y los suyos arrancaron anotando con bastante soltura desde la larga distancia de la mano de Osvaldas Matulionis y Brown, pero sus errores debajo del aro les impidieron coger vuelo. De hecho, fue el Palencia el que mejor le pilló el aire a la cita. Su defensa compareció contundente y bien plantada, con constantes ajustes y variaciones de individual a zona, cediendo terreno en el perímetro pero llenando de cuerpos la pintura. Además, en ataque Otegui ofreció un clínic de saber jugar a este deporte cuando más quema la bola y con ocho puntos en otros tantos minutos aportó aplomo a los de Marco. El 15-15 con el que acabó el acto inaugural dejaba claras las trazas de un choque en el que la carta de tiro de los anfitriones mostraba un horrible 27% de acierto (30% de dos). Además, el segundo cuarto se inauguró con tres mates palentinos en apenas minuto y medio. Los de Mumbrú se rehicieron con un 8-0 gracias a su fugaz acierto desde la línea de 6,75, pero no fueron capaces de dar continuidad a su buen momento y Rokas Gustys, siempre activo, castigó al juego interior bilbaino para restaurar el equilibrio. El Bilbao Basket trataba de gobernar el partido desde la defensa, donde su trabajo era notable, pero sus pobres porcentajes le hacían muchísimo daño.

Tras el descanso (31-28), una buena lectura de la zona rival y el primer contraataque culminado con éxito dieron aire a los locales, pero Otegui volvió a atar en corto el partido (34-33). Dos triples seguidos de Schreiner colocaron al Bilbao Basket en su situación más ventajosa hasta entonces (42-35), pero su renta no pasó a mayores porque Vasturia equilibró el asunto desde la línea de tiros libres. Todo apuntaba a un final taquicárdico. Un triple de Edu Martínez colocó a los suyos con un interesante 51-45 y fue en el arranque del acto final cuando todo saltó por los aires. El Palencia cometió cuatro faltas en apenas dos minutos y el Bilbao Basket supo explotar esa circunstancia para viajar con fluidez a la línea de tiros libres. Entre Leonardo Demetrio y Brown colocaron un magnífico 61-48 a siete minutos del final; entre Vasturia, con cuatro personales como Zubi y Kone, y Otegui trataron de liderar la última resistencia (61-52), pero Mumbrú llamó a capítulo a los suyos y la salida de tiempo muerto fue colosal. Dos grandes acciones defensivas de Ben Lammers y sendos triples de Matulionis y Brown colocaron el 67-52 a 5:25 del final, los de Marco sacaron la bandera blanca y el Bilbao Basket y su afición gozaron con un final plácido que les deja a dos pasos de la ACB.