Bilbao - El Bilbao Basket navega subido a la cresta de la ola. Los hombres de negro parecen haber encontrado un plan de actuación que les permite imprimir su sello a los partidos, gobernarlos con pulcritud pese a los vaivenes que puedan darse en ellos. Ayer, sumaron en Ourense su quinta victoria consecutiva, certificaron su condición de equipo de play-off y dejaron claro que siguen dando pasos hacia la consolidación de un bloque compacto y con mínimas fisuras. Y no fue, en absoluto, un triunfo sencillo. El conjunto gallego, fluido y dañino durante muchas fases de la contienda, llegó a gozar de rentas de dos dígitos ante un conjunto vizcaino que parecía muy incómodo sobre la cancha pero que, sin embargo, no bajó la mirada en ningún momento. Aguantó el chaparrón cuando tocaba y desde el ecuador del tercer cuarto metió una marcha más en ataque para recuperar el terreno perdido y llegar a los cinco minutos finales con todo en equilibrio (62-62). A partir de ahí, actuó con la precisión de un cirujano. En esos momentos de la verdad, todos los acontecimientos en cancha salieron como Álex Mumbrú los dibujó en su pizarra y si a eso se le une un ejecutor de primerísimo nivel como Ben Lammers el éxito está asegurado. El pívot de Texas, extrañamente tímido hasta ese tramo de duelo, metió su primer punto a cinco minutos del final, pero en los cuatro últimos se convirtió en amo y señor del partido con ocho puntos y dos robos que pusieron en órbita a los suyos.

El cuadro visitante arrancó atinado y enérgico, sumando puntos de la mano del certero Jaylon Brown y presionando muy arriba cada vez que sumaba puntos. Bajo estos parámetros, las primeras rentas en el luminoso fueron suyas, pero el Ourense no se deshizo. En el momento en el que los porcentajes de acierto visitantes comenzaron a bajar, sobre todo desde la larga distancia, los de Gonzalo García de Vitoria consiguieron rehacerse haciendo valer el poderío interior del efectivo Davis Rozitis. Gracias al buen hacer del letón, el conjunto gallego se hizo con el control del marcador (8-7), pero con la entrada en escena de Javi Salgado y una notable actitud defensiva, los hombres de negro ganaron distribución de balón y velocidad de ejecución, circunstancias que a punto estuvieron de permitirles coger vuelo en el marcador (11-18) antes de que las rotaciones anfitrionas, con Jhornan Zamora y Pepo Vidal bajo los focos, cerraran el acto inaugural con un equilibrado 16-18. El Bilbao Basket quiso buscar en ataque la eficacia de Iván Cruz, pero encontró cerradas las vías de suministro y, por el contrario, fue el Ourense el que supo llevar el choque a su terreno. Con Earl Watson ganando la partida a Lammers en las distancias cortas y Vidal generando buenos tiros, Mumbrú tuvo que parar el partido a siete minutos del descanso con un adverso 26-19 tras un parcial de 15-1. Un triple de Thomas Schreiner taponó la vía de agua, pero no fue más que un espejismo. A los de Mumbrú les costaba jugar en ataque y, además, fallaban las pocas situciones cómodas que generaban, mientras que en el bando contrario todo era más ordenado para un conjunto que, además, viajaba de manera continua a la línea de tiros libres. Así, el Ourense no tardó en fabricar una ventaja de dobles dígitos (34-24), encendiendo la alarma en un Bilbao Basket visiblemente incómodo. Sin embargo, a falta de fluidez, la escuadra vizcaina consiguió solidificar su defensa (solo tres puntos del Ourense en los cuatro minutos finales del segundo cuarto) y poco a poco, pese a dejarse tiros libres por el camino, fue reduciendo su desventaja y consiguió llegar al ecuador del duelo con un 37-33 que dejaba todo por decidir.

Los porcentajes bilbainos necesitaban una mejora para opositar al triunfo, pero los hombres de negro regresaron de vestuarios igual de fallones desde todas las distancias, desperdiciando situaciones debajo del aro y tiros liberados desde la línea de 6,75. Con el choque muy trabado, el Bilbao Basket necesitó más de tres minutos para anotar sus primeros puntos del tercer cuarto y, además, cometió un par de errores absurdos que dieron muchas alas a un Ourense que volvió a amenazar con el demarraje (44-35). Resurgieron los visitantes de la mano de Brown y Demetrio, Zamora se hizo notar para que los suyos mantuvieran el control, pero a base de triples (tres seguidos de Schreiner, Edu Martínez y Salgado) el luminoso fue comprimiéndose hasta que otra bomba lejana de Salgado dio la vuelta a la situación e hizo que el partido llegara a sus diez minutos finales con un 53-54 favorable a sus intereses.

García de Vitoria quiso explotar, quizás demasiado, la superioridad física de Zamora sobre Edu Martínez, pero su rival estaba preparado con un notable sistema de ayudas y fue el Bilbao Basket el que encontró mejores situaciones anotadoras. Dos canastas al poste de Larsen y Demetrio y un triple de Huertas colocaron un interesante 55-61 y obligaron al Ourense a parar el encuentro. Un parcial de 7-0 dio la vuelta a la situación y esta vez tuvo que ser Mumbrú el que llamara a capítulo a los suyos y les preparara para un final de alto voltaje, pero entonces surgieron la figura de Lammers, imperial, y un par de acciones de calidad de Cruz y Brown para dibujar un impecable desenlace.