REAL MADRID: Abalde (8), Taylor (2), Deck (8), Yabusele (4), Poirier (4) -quinteto inicial- Heurtel (10), Rudy Fernández (6), Hanga (3), Tavares (5), Llull (6) y Thompkins (3).

BARÇA: Calathes (4), Laprovittola (5), Exum (2), Mirotic (19), Sanli (9) -quinteto inicial- Davies (10), S. Martínez (0), Hayes (0), Abrines (0), Kuric (3) y Jokubaitis (12).

Parciales: 19-5, 29-18 (descanso), 46-41, 59-64.

Árbitros: Pérez Pizarro, Conde y Calatrava. Eliminado por cinco faltas, Thomas Heurtel.

Incidencias: Palacio de Deportes de Granada, ante 6.918 espectadores.

El Barça protagonizó ayer domingo un magnífico ejercicio de supervivencia para revalidar su título de campeón de Copa de la ACB en una final de alto voltaje físico en la que la finura ofensiva quedó sepultada en una guerra de trincheras en la que se hicieron muy pocos prisioneros. Y muy pocos puntos. Los de Sarunas Jasikevicius supieron sobreponerse a una primera parte en la que la intensidad y la sobresaliente actividad física del Real Madrid les hizo empequeñecerse hasta el punto de verse limitados a 18 pírricos puntos al descanso, pero tras la reanudación hicieron lo necesario para cambiarle las constantes vitales a la contienda y llevarla a su terreno espoleados por un magnífico Nikola Mirotic y un decisivo Rokas Jokubaitis. Con los azulgranas claramente de menos a más, los de Pablo Laso se quedaron en el tramo final sin claridad ofensiva para resolver el duelo. Solo Thomas Heurtel, con 10 puntos, alcanzó los dobles dígitos en anotación y el 17% en triples acabó pesando toneladas. Su plan se ahogó en la orilla después de un despliegue defensivo digno de aplauso.

Y eso que la contienda parecía decantarse a favor del Real Madrid de buenas a primeras. Su magnífico trabajo de retaguardia desde el salto inicial colapsó a un Barça que falló diez de sus once primeros lanzamientos de campo para verse con un sonrojante 19-5 al término del primer cuarto. Nick Calathes y Nicolás Laprovittola quedaron desconectados de sus compañeros por el trabajo de Guerschon Yabusele y el extraordinario Jeff Taylor y el 23-7 era un castigo mayúsculo. Los de Jasikevicius trabajaban bien atrás, pero sufrían horrores en ataque ante un rival que se cerraba con enorme eficacia. Eso sí, los azulgranas tuvieron la virtud de no llegar a desplomarse del todo en las mal dadas. El 29-18 en el ecuador de la contienda podía parecer una horrible noticia para los intereses de una escuadra que había superado los 100 puntos anotados tanto en cuartos de final como en semifinales, pero visto lo visto seguir con vida era ya mucho.

Y ese espíritu de resistencia rindió enormes dividendos a la vuelta de vestuarios. El Barça comenzó a jugar con mucho más aplomo y por fin pudo activar a Mirotic, autor de 11 puntos en este tercer cuarto. El 46-41 a diez minutos del final anunciaba emociones fuertes, pero a esas alturas de película era el Real Madrid el que notaba la falta de oxígeno. El 46-48 fue la primera vez que los blancos se vieron por debajo en el marcador en toda la Copa; el 49-48, la última en la que estuvieron por delante. Jokubaitis cogió el fusil y con un triple y sendos dos más uno puso al Barça en una situación envidiable (53-57 a 3:12 de la última bocina). Brandon Davies estiró la renta desde la línea de tiros libres, y Heurtel y Sergio Llull, solución de urgencia por la lesión de Adam Hanga, lideraron la resistencia hasta el empate a 59. En ese momento de máxima tensión surgió la firme muñeca de Mirotic en los tiros libres para calmar las aguas. El hispano-montenegrino facturó cuatro sin fallo, Gabriel Deck desperdició una bandeja en el otro aro y el Barça pudo incluso saborear en los segundos finales la consecución del título copero, el cuarto en las últimas cinco ediciones.