Ondrej Balvin habla muy claro. Ya lo hizo después de la derrota del sábado calificando de “muy vergonzosa” la primera parte protagonizada por el Bilbao Basket. El miércoles recalcaba que si continúan por ese camino “debería ser pesimista” sobre las opciones de salvación del equipo, pero asegura que “no tengo ninguna duda de que afrontaremos este tramo final de la temporada de la mejor manera posible”.

¿Cómo se encuentra el equipo después de la derrota del sábado contra el Manresa?

—Estamos jodidos. No hay duda de que nos cargamos nosotros mismos el partido aunque hay que darle crédito al Manresa porque vino muy preparado. Ellos sabían lo que se jugaban y parece que en algunos momentos nosotros no sabemos lo que nos estamos jugando.

Usted fue muy contundente en Twitter una vez terminado el duelo: “La primera parte fue muy vergonzosa, especialmente por mi parte, y no puedo permitir esto”.

—Tengo todo el respeto por los pívots del Manresa, pero contra mí parecían dos All Star. Tengo claro que parte de la culpa fue mía y eso es algo que no puedo permitir.

¿Considera ese partido como una gran oportunidad que se les ha escapado?

—Cada victoria que puedas conseguir en este tramo final de la temporada es importante, pero evidentemente contra un equipo como el Manresa teníamos muchas más oportunidades que contra el Real Madrid o el Barcelona, por ejemplo. Nos jugábamos bastante y una victoria podía habernos dado mucha más tranquilidad, pero no lo conseguimos. Por suerte, todavía queda bastante.

Tras una temporada irregular, con muchos dientes de sierra en cuanto al rendimiento, ¿en qué punto ve actualmente al equipo?

—Es complicado de responder, no lo puedo decir con exactitud porque cuando parece que vamos hacia arriba pasa algo y, cuando estamos abajo, algo pasa también. Siempre tenemos unos altibajos que no nos están dejando tener ninguna consistencia a lo largo de la temporada.

Lleva dos temporadas en Bilbao y ha vivido los dos extremos en el plano deportivo. Un primer curso prácticamente sin problemas y repleto de éxitos deportivos y un segundo con muchos avatares y derrotas.

—Es cierto, ya me pasó algo parecido en los dos años que estuve en el Gran Canaria. Es lo que tiene esta liga, un año te puede ir de maravilla y el siguiente estás luchando por sobrevivir. Es algo que tenemos que aceptar. No siempre puedes vivir en la gloria, a veces toca estar abajo y luchar. Han sido dos temporadas muy distintas pero es lo que hay, es parte de este trabajo.

¿Le puede pesar psicológicamente al núcleo de jugadores que se mantiene del pasado curso ese radical cambio de sensaciones?

—Por una parte sí y por otra no. A ver, lo que ocurrió la pasada campaña fue algo excepcional, especialmente en el capítulo de los resultados. Era algo que nadie esperaba, lo disfrutamos muchísimo, todos nos subimos a la ola de las victorias... Fue maravilloso, pero eso fue el año pasado. Son dos temporadas completamente distintas y yo, personalmente, no puedo estar pensando en que el año pasado nos fue todo bien. ¡Es que todos estábamos pensando que lo que nos está ocurriendo este año nos iba a pasar el anterior! Cada temporada es diferente y hay que saber aceptarlo.

Lesiones de larga duración, entre ellas la suya, cambio de jugadores por falta de adaptación, aplazamiento de partidos, Europa... ¿Cuál es el factor que más les ha influido para estar protagonizando una temporada tan irregular?

—Las lesiones, no hay ninguna duda. Justo cuando parecía que íbamos hacia arriba tras la victoria en la cancha del Betis me lesioné yo, se lesionó Ludde (Hakanson), después se lesionó Jo (Rousselle), trajimos jugadores nuevos... Ese fue el punto, en diciembre, cuando se nos concentró la mayor cantidad de mala suerte.

Antes ha comentado que a veces parece que no son conscientes de lo mucho que hay en juego en la actual situación. ¿Qué es lo que más le pesa al equipo, es algo psicológico, de juego...?

—No sé, es complicado. Nosotros realmente no hemos podido entrenar como un equipo completo hasta el parón competitivo de la Copa tanto por las lesiones como por los cambios de jugadores. Eso cuesta mucho. Es normal que durante una temporada sufras altibajos, les pasa a casi todos los equipos y ahí está por ejemplo el caso del Valencia Basket, que perdió hace poco en la cancha del Acunsa GBC o esta misma jornada en casa contra el Joventut. Pero es que nosotros realmente hemos empezado a jugar como equipo en febrero. Contra el Manresa hemos tenido un punto bajo, pero siete días atrás tuvimos uno alto ganando en Murcia. Por eso no sabría decirte cuál es exactamente nuestro problema, solo que nuestra temporada empezó realmente a partir de febrero, no en septiembre como debería.

Los números dicen que son el equipo cuyo número de victorias como local más ha bajado de una temporada a otra. Para equipos como el Bilbao Basket el factor ambiental, jugar sin su público, es una enorme losa.

—Es obvio que para nosotros es fundamental el empuje que nos aporta la afición. Cuando en esta liga eres un equipo de la zona baja en cuanto a presupuesto es normal que la afición te aporte mucha energía y en nuestro caso, que solíamos tener el pabellón siempre lleno, es una motivación extra a la hora de jugar y rendir. Es un factor que aportaba presión, no solo a nosotros para jugar mejor sino también a los árbitros a la hora de pitar o al equipo contrario en acciones en momentos clave. Por factores como este, el ambiental, comparar la temporada pasada con la actual es imposible.

Este fin de semana disfrutan de una jornada de descanso y luego les quedan nueve partidos en los que se jugarán la permanencia. ¿Es optimista?

—Hombre, no puedo ser pesimista (risas). Tengo que ser optimista. Nos quedan nueve partidos y debemos tener muy claro lo que nos estamos jugando. Si afrontamos estos partidos como debemos hacerlo, seré optimista, pero si lo hacemos como contra el Manresa debería ser pesimista. Pero no tengo ninguna duda de que vamos a enfrentarnos a este tramo final de temporada de la mejor manera posible.

Acunsa GBC, con seis victorias; Coosur Betis y Bilbao Basket con siete; Fuenlabrada y Obradoiro con ocho; Movistar Estudiantes con nueve... Hay mucho lío ahí abajo.

—Cada año ocurre algo así. Siempre hay un momento en el que los equipos de arriba se van, queda una zona media intensa para luchar por el play-off y nunca recuerdo un año en el que desde mitad de curso quedasen claros los dos equipos que iban a bajar. La lucha está viva, nosotros tenemos algunas ventajas como el basket average favorable con varios equipos, que todavía debemos jugar contra el Fuenlabrada... Hay cosas que aún dependen de nosotros y creo que eso es lo más positivo dentro de todo esto.

El partido contra el Urbas Fuenlabrada (sábado, 18.00 horas) es vital, pero lo afrontarán con menos de 48 horas de descanso al jugar el jueves por la noche (21.15 horas) en Málaga.

—Ellos van a tener un día más de descanso, pero es lo que hay. No puede haber excusas, tenemos que respetarlo. Cuando jugamos la Champions ya tuvimos partidos con poco margen de tiempo entre unos y otros. Yo ahí no veo ninguna excusa. Si queremos salvarnos no tenemos que pensar que tendremos menos de 48 horas, tenemos que pensar exclusivamente en que es una final y jugarla igual de duro que cuando nos enfrentemos al Unicaja, que después contra el Gran Canaria o contra quien nos toque.

¿Es de los que se fija en cuántas victorias pueden hacer falta para amarrar la salvación?

—Llevo ya diez años en esta liga y más o menos tienes ya una idea. Si estás sobre las diez u once victorias eso es ya salvación segura, con menos ya no dependes de ti mismo. Si queremos depender de nosotros mismos, tenemos que ganar tres partidos más.

Va a hacer falta ganar a equipos que están entre los ocho primeros o luchando por esas posiciones, pero hasta el momento el Bilbao Basket solo ha sido capaz de batir a rivales clasificados del puesto trece hacia abajo... Tocará dar un paso al frente en cuanto a competitividad.

—Así es, pero es que no nos queda otra. Lo bueno es que todo depende de nosotros. Tenemos partidos duros, pero el tramo final de temporada siempre es muy diferente, ya hemos hablado antes del ejemplo del Valencia Basket. Nosotros solo podemos pensar en ir partido a partido, no podemos pensar en que dentro de dos encuentros jugamos contra el Fuenlabrada, que cerramos la liga en casa contra el Joventut y que con esos triunfos y alguno más ya podría estar. No podemos hacer cálculos, hay que ir a por cada partido.

Y saber aprovechar alguno en el que algún rival de los de arriba pueda estar ‘despistado’ para cazarlo...

—Exactamente. Siempre hay algunos momentos en los que esos equipos dejan descansar a jugadores para recuperarlos de cara a lo que les viene por delante... Sería genial poder aprovechar alguno de esos momentos.

¿Cómo se está encontrando en la presente temporada en el plano individual?

—En lo personal no me puedo quejar porque me va muy bien en lo que se refiere a las estadísticas individuales. Por esa parte estoy contento. La lesión me fastidió porque llegó en un momento en el que estaba bastante arriba, pero el baloncesto es un deporte de contacto, esas cosas pasan y hay que contar con ellas, asumirlas. He tardado un poco en volver a mi nivel y me centro en ayudar al equipo en todo lo que pueda.

A sus 28 años, con dos premios de MVP de la semana esta campaña y muy arriba en varios apartados estadísticos individuales (líder en rebotes, segundo en valoración y tapones), ¿está en su máximo punto de madurez como jugador?

—Sí. Respecto a años anteriores tengo un rol bastante mayor en ataque y defensivamente intento aumentarlo más, aunque en esa faceta creo que siempre he sido importante pese a que en el último partido contra el Manresa no se haya visto (resopla)... En el apartado individual estoy muy contento, pero obviamente, tal y como está el equipo, mis números no son lo importante. Lo importante es que el equipo gane.

“En el apartado individual estoy muy contento, pero tal y como está el equipo mis números no importan”

“Si queremos depender de nosotros mismos para salvarnos tenemos que ganar tres partidos más”

“Empezamos a jugar como un bloque en febrero, hasta ese parón no pudimos entrenar como un equipo completo”