bilbao - Un si long silence (Un silencio tan largo) es un libro que lleva unos pocos días en las estanterías. Al título le acompañan unas descriptivas palabras sobre lo que se puede encontrar entre sus páginas: "Violada a los 15 años por su entrenador, la patinadora rompe la omertá". Ella es toda una eminencia del patinaje artístico en Francia, Sarah Abitbol, medallista de bronce mundial, siete veces medallista europea y campeona nacional en diez ocasiones. A punto de cumplir los 45 años, la exdeportista ha decidido abandonar el silencio. Y aunque su testimonio, si fuera probado, no tendrá consecuencias legales al haber prescrito los hechos, ha puesto en marcha un movimiento que tiene estremecido al país galo. Abitbol se ha convertido en portavoz de una manifestación de denuncias que la secundan. Según Le Parisien, desde la llegada del libro a las librerías, el Ministerio de Deportes ha recibido un número de denuncias que ha crecido "a un ritmo inquietante". Abitbol ha agitado las alas como esa mariposa que provoca un huracán al otro extremo del planeta.

Por de pronto, el fiscal de París, Rémy Heitz, comunicó ayer que ha abierto una investigación sobre la denuncia de Abitbol, no por el caso concreto que se relata en el libro, sino para detectar a "otras víctimas que hayan podido sufrir infracciones de la misma naturaleza". El Gobierno francés, por su parte, investiga a la Federación de Deportes de Hielo del país y señala la pasividad de Didier Gailhaguet, suspendido del cargo de presidente de la misma; los hechos que relata Abitbol datan la década de los 90. "No puede negar su responsabilidad moral y personal. Le he pedido que asuma sus responsabilidades y que dimita", acusó la ministra de Deportes, Roxana Maracineanu.

La denuncia de Abitbol, que habla de violaciones acaecidas entre 1990 y 1992, apunta al que fuera su entrenador, Gilles Beyer, una institución del patinaje francés que fue campeón nacional en 1978. Según relata la expatinadora, sigue en proceso de reconstrucción de su persona en cuanto al estado anímico. Convive con ansiolíticos y antidepresivos, "fieles compañeros", dice. "¿Por qué soy yo quién sufre, a los 44 años, cuando tú, vives tranquilamente en tu pista de patinaje?", recoge Le Monde.

Abitbol no limita las responsabilidades, sino también apunta hacia Gailhaguet, puesto que, dice, a pesar de sus quejas entonces, las cuales no tuvieron ninguna consecuencia para Beyer. "Es imposible que (Gailhaguet) no supiera lo que pasaba, que no supiera que ese hombre (en referencia a Beyer) era peligroso. Y, sin embargo, le mantuvo".

Existen otras voces, testigos de la ley del silencio en la Federación de Francia, que sostienen que Gailhaguet era conocedor del proceder del entrenador y que no actuó de ninguna manera, a pesar de que el Ministerio de Deportes por aquel entonces le quitó el título de entrenador nacional por las denuncias que se presentaron contra él. Dicho Ministerio fue presidido entre 1997 y 2002 por Marie-George Buffet, que asegura que una vez conocidas las denuncias se trasladaron a la Justicia, pero que por aquella época la Fiscalía no albergaba la sensibilidad social que existe en la actualidad respecto a las denuncias de abusos sexuales. Gailhaguet, mientras, se escuda en que la Federación no tenía potestad para actuar.

El nombre de Gailhaguet está asociado a la polémica. En el marco de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002, la jueza francesa Marie-Reine Le Gougne admitió que puntuó las competiciones influenciada por Gailhaguet, entonces presidente de la Federación. Posteriormente Le Gougne retiró su declaración tras asegurar que fue presionada para realizarla. Si bien, Gailhaguet fue excluido de cualquier evento de la Unión Internacional de Patinaje durante 3 años. En 2004 renunció a su cargo al frente de la Federación, pero fue reelegido en 2007.

La denuncia de Abitbol ha iniciado un movimiento en Francia al que se han sumado, según recogió el diario L'Equipe, otras deportistas que han puesto nombre a quienes supuestamente abusaron de ellas. Son los casos de las expatinadoras Béatrice Dumur, Hélène Godard y Anne Bruneteaux o de las nadadoras como Isabelle Chaussalet, Élisabeth Douet y Frédérique Weber.