HACE poco más de un año, el Bilbao Basket estaba jugando un partido de la LEB Oro en la cancha del Pez Volador, un pabellón de barrio de Madrid. Ayer asaltó el Palau Blaugrana, uno de los santuarios del baloncesto europeo, para firmar una de las mayores gestas de su historia. No por ganar, que eso ya lo había hecho en dos ocasiones antes, sino porque el triunfo supuso clasificarse para disputar la Copa por séptima vez cuando todo parecía en su contra. Será la segunda ocasión en que un equipo ascendido se mete en el torneo de los ocho mejores de la primera vuelta, ya lo hizo el Fuenlabrada en la temporada 1998-99. Además, los hombres de negro lograron en la capital catalana lo que ningún equipo llegado desde la LEB Oro había conseguido antes: los pupilos de Álex Mumbrú cierran la primera vuelta de la competición habiendo derrotado a los cuatro conjuntos que disputan la Euroliga -Real Madrid, Valencia Basket, Baskonia y Barça-, esa barrera que parece imposible de derribar. Antes, lo habían logrado el Valencia Basket en la temporada 2015-16 y el Real Madrid en la temporada 2006-07. En ese equipo blanco jugaba Mumbrú, que ahora está llevando a un equipo mucho más modesto a unas cotas impensables.

Porque impensable era hace unos meses que el Bilbao Basket pudiera jugar la Copa que se disputa en Málaga entre el 13 y el 16 de febrero, pero se lo ha ido ganando con el paso de las semanas y hoy estará en el sorteo que se celebrará en la localidad andaluza. Real Madrid, Barcelona, Casademont Zaragoza y Iberostar Tenerife serán los cabezas de serie. En el otro bombo aparecerá el equipo bilbaino junto al Valencia Basket, el Morabanc Andorra y el anfitrión Unicaja que ha dejado sin plaza al San Pablo Burgos, que se ha quedado en una amarga octava posición. Los hombres de negro han necesitado sumar diez victorias, su cuarta mejor marca al final de una primera vuelta. Cinco de ellas han sido consecutivas, una racha que sigue abierta y que también supone una de las mejores de su historia.

Que una de ellas sea en el Palau Blaugrana pone el mejor colofón a una primera mitad de competición brillante. El Bilbao Basket no podía fallar en la Ciudad Condal y no falló, lo que es mucho decir teniendo en cuenta las circunstancias. Cuando el Barça ganaba por catorce puntos en el tercer cuarto o por ocho a cinco minutos del final del encuentro, cualquier seguidor bilbaino habría dado por segura la derrota, pero su equipo ha demostrado en todas estas jornadas que tiene mucha fe y se puso a una tarea ímproba de la que muchos habrían desistido. Al fin y al cabo, se trataba de pelear contra la lógica y nada podía reprocharse a los jugadores por lo visto hasta el momento sobre la cancha.

fe hasta el final Quizás también los hombres de Svetislav Pesic se pensaron que su rival se iba a rendir, pero se encontraron con que lo tenían en el cogote en el tramo final. Eso hizo que el Bilbao Basket se creciera al darse cuenta de que el premio no quedaba tan lejos y que el Barcelona incurriera en errores impropios de su categoría. En la prórroga, se movió la montaña y los hombres de negro se colaron en la Copa por el escaso hueco que les quedó. Y tuvo doble mérito porque se llevaron la victoria pese a que cedieron 25 rebotes en su tablero y cometieron 16 pérdidas de balón.

Contra cualquiera, más contra el conjunto culé, esas cifras son sinónimo de una derrota asegurada. Sin embargo, el Bilbao Basket salió vivo de su visita al Palau porque supo compensarlo con un gran acierto en ataque, que fue creciendo a medida que pasaban los minutos. En la segunda mitad y la prórroga, firmó un extraordinario 23 de 29 en tiros de dos que fue engordando el marcador y cargando el depósito de la confianza, pese a tener delante una defensa muy física. La canasta que anotó Lammers para forzar la prórroga tras poner un bloqueo directo y llegar a palmear el tiro de Brown o la que anotó Rousselle con paso atrás para dar cuatro puntos de ventaja, máxima del partido, a 19 segundos del final son otras dos muestras de que el equipo se cree ahora mismo capaz de todo, incluso de jugar la Copa.