A los aficionados del Bilbao Basket no les está quedando más remedio que interiorizar que a cada notable momento de su equipo le seguirá una importante decepción. Esta dinámica se está convirtiendo en el modus operandi habitual de los hombres de negro, irregulares como toda la competición pero inmersos en una realidad que puede llegar a ser muy peligrosa de cara a lograr una buena posición para las eliminatorias por el ascenso a la Liga Endesa: sus dientes de sierra más pronunciados en lo referente al rendimiento están llegando en el tramo más importante del curso, justo en el momento en el que varios de sus rivales directos están pisando a fondo el acelerador.

A la notable racha de cuatro partidos ganando y convenciendo cosechada entre finales de diciembre y comienzos de enero le siguieron tres derrotas consecutivas, dos de ellas en casa ante Barça y Oviedo. La mala dinámica se cortó con victorias contundentes ante Lleida, Huesca y Coruña, pero acto seguido llegó el que hasta entonces había sido el peor partido del curso: la inapelable derrota en Valladolid. El episodio del Polideportivo Pisuerga parecía quedar en el olvido con la brillante exhibición en Miribilla ante el Betis Energía Plus, pero los hombres de negro ofrecieron su versión más pobre de la campaña el domingo en la cancha del Palma, con unos pírricos 45 puntos en su casillero y una consecuencia novedosa. El equipo que dirige Álex Mumbrú, pese a los bandazos en el capítulo de resultados, se las había arreglado para mantenerse durante once jornadas seguidas ocupando la segunda o la tercera plaza. Ahora ha pasado a ocupar la cuarta.

El bajón de rendimiento del Bilbao Basket fuera de casa en el último mes y medio, con un balance de un triunfo y tres derrotas, es tan evidente como preocupante. Si hace no tantas jornadas parecía que los hombres de negro jugaban con mayor solvencia y tranquilidad cada vez que les tocaba desplazarse lejos de Miribilla -ganaron seis de sus ocho primeros partidos a domicilio-, ahora es todo lo contrario. De hecho, en tres de esos cuatro últimos partidos, saldados evidentemente con derrota, ni siquiera ha alcanzado los 65 puntos anotados: 62 en la cancha del Tau Castelló, 64 en Valladolid y los ya históricos 45 ante el Iberojet Palma. Solo contra el Levitec Huesca (61-74) se vio a un Bilbao Basket a la altura de las circunstancias. En las tres citas anteriormente mencionadas, el conjunto vizcaino suma un 19 de 84 en triples, un pírrico 22,6% incompatible totalmente con la victoria.

Ya sea por una cuestión de exceso de relajación y confianza o falta de ardor competitivo, este bajón de rendimiento fuera de casa puede costarle muy caro al Bilbao Basket si no le pone remedio más pronto que tarde. El conjunto vizcaino debe jugar cinco de sus ocho restantes duelos a domicilio: tres ante rivales que luchan por eludir el descenso (Araberri, Cáceres y Barça) y dos contra conjuntos que buscan sus mismas metas (Ourense y Granada). Eso sí, la reacción más inmediata debe producirse este domingo en el Bilbao Arena, donde comparecerá un CB Prat que pese a su condición de colista se ha reenganchado a la lucha por la permanencia tras sus dos victorias seguidas ante Palma y Araberri y al mal momento de las escuadras que le preceden en la tabla. En esa cita, los hombres de negro están obligados a darle la vuelta a la versión negativa de su irregularidad y demostrar su probada capacidad para resurgir a lo grande cada vez que protagonizan una pifia.