bilbao - Rafa Nadal tuvo que pasar un mal trago en la segunda ronda del torneo ATP 500 de Acapulco y no porque perdiera antes de lo esperado ante Nick Kyrgios, sino porque se vio metido en uno de esos espectáculos que monta de vez en cuando el tenista australiano, tan lleno de talento y genialidad en su raqueta como de agujeros en su cabeza. El número 2 del mundo cedió por 3-6, 7-6 y 7-6 en un partido de tres horas de duración en que no cedió ni una vez su servicio y solo tuvo que salvar una bola de rotura. El problema fue que perdió demasiadas ocasiones para cerrar el choque y eso le molestó más que el show de Kyrgios. Nadal llegó a tener 3-2 y 0-40 a favor en el segundo set y en el desempate del tercero mandaba por 6-3. “En diez partidos como éste con las situaciones que se dieron, ganaría al menos ocho, por probabilidad, pero me tocó perder”, lamentó el de Manacor.

Durante el partido, vio a su rival quejarse del estómago, ser atendido por una lesión en la espalda hasta amagar con el abandono, rehacerse, gesticular al público, renunciar a restar algunos saques de Nadal y, al final, incluso realizar un saque de cuchara que se considera como irrespetuoso. Y en medio de todo, Kyrgios aún tuvo tiempo para sacar a relucir su calidad en los momentos críticos. Nadal aseguró que no perdió por la actitud del australiano, al que apenas miró cuando se encontraron en la red, ya que “llevo muchos años en el circuito y no porque un chico se dedique a hacer cosas extrañas dentro de la pista a mí me va a despistar”. Eso si, le mandó un recado a su díscolo rival: “Tiene que mejorar en ese sentido. No creo que sea un mal chico, pero falta respeto al público, al rival y a él mismo también. Kyrgios tiene talento para ganar un Grand Slam, pero por algo está donde está. Pero ahora que ha ganado hay que felicitarle”. - R. Calvo