Bilbao - Con siete jornadas ya disputadas en la LEB Oro, el Bilbao Basket presenta, con diferencia, el mejor porcentaje de acierto en lanzamientos de dos puntos de la competición, un magnífico 57,9%, nadie lanza mejor desde la franja de personales, un excelente 80,5%, pero es el segundo peor en lo que a punto de mira desde la distancia triple se refiere, con un 28,6% -el Covirán Granada presenta un 27,6%- y este aspecto del juego está haciendo un considerable daño al juego ofensivo del conjunto vizcaino. El de Álex Mumbrú es un equipo que gusta de un ritmo reposado y cerebral. En este amanecer del curso está ejecutando los sistemas con tino, fabrica situaciones cómodas de tiro... pero la bola se está empeñando en no besar la red. Y una rémora que afecta al grupo desde la primera jornada y que se considera pasajera atendiendo a las buenas muñecas que habitan en el vestuario bilbaino dura ya siete jornadas. Y claro, en mes y medio de competición los equipos ya se conocen al dedillo unos a otros, los scoutings funcionan a pleno rendimiento y los puntos débiles de los rivales están ya localizados. Otra cosa es disponer del potencial y el fondo de armario para meter el dedo en la llaga, pero si alguien puede hacerlo en esta liga con el Bilbao Basket es el Betis Energía Plus.

Por tercera vez en la presente temporada, el Bilbao Basket tiró más veces de tres puntos que de dos, circunstancia que también se dio en la otra derrota ante el Levitec Huesca, y en ello tuvo mucho que ver la defensa planteada por Curro Segura, que tenía muy claro que no quería que los hombres de negro le ganaran la partida en las distancias cortas y disponía de arsenal para llevar la teoría a la práctica y colapsar la zona con cuerpos contundentes y explosivos. En tres de sus primeros ataques, el conjunto vizcaino puso el balón en manos del siempre efectivo Kevin Larsen para que resolviera en el poste bajo, pero el danés se encontró a su espalda a Matt Stainbrook, al que ayudaba el enérgico Obi Enechionyia a la hora de restringir espacios, y quedó totalmente desactivado y aislado, con solo cuatro puntos en su hoja de servicios. Tampoco le fueron mejor las cosas a Ben Lammers. Cada vez que el Bilbao Basket quiso poner en práctica ese pick&roll central que tan bien explota el de Texas, sobre todo cuando los comparte con Javi Salgado, la defensa bética se cerraba descaradamente para colapsar sus continuaciones. A Lammers si le permitieron algunos unos contra uno jugando de espaldas al aro, pero en esas circunstancias su efectividad baja muchos enteros y acabó aportando otros cuatro puntos al casillero vizcaino.

El Bilbao Basket no pudo cortocircuitar este sistema de ayudas y fabricar espacios para que operaran sus interiores porque su nivel de acierto desde la larga distancia volvió a dejar mucho que desear. Acabó con un flojo 10 de 32, pero en los treinta primeros minutos del duelo solo metió cuatro triples de los 21 que intentó. Tampoco ayudó en este aspecto la ausencia en Sevilla de Edu Martínez, un jugador al que actúe como alero o ala-pívot y esté acertado o no ningún rival se atreve a flotar, algo que sí se permitió el Betis hacer con un Leonardo Demetrio que además de no estar del todo adaptado a los esquemas de juego de Mumbrú presenta una amenaza de tiro exterior mucho menor que la del riojano.

Pese a la ausencia de sus dos aleros, su mal arranque de partido (9-0 en minuto y medio) y sus problemas con el triple, el Bilbao Basket estuvo hasta el último minuto en disposición de asaltar la cancha del conjunto probablemente mejor armado de la categoría, lo que habla muy bien de su capacidad de agarrarse a los partidos en cualquier circunstancia, pero si quiere obtener mayor sostenibilidad en su rendimiento se antoja fundamental un mayor equilibrio en sus guarismos ofensivos.