bilbao - Eneko Bóveda (Durango, 1988) difícilmente olvidará los sinsabores acumulados en la presente temporada, un tormento para sus intereses. El durangarra, fuera de combate por la lesión muscular de grado 2-3 que sufrió el pasado 9 de marzo en Montilivi, no podrá reencontrarse con sus excompañeros el sábado en San Mamés y su vuelta a los terrenos de juego antes del término del curso está en el aire. El duro contratiempo físico sufrido en Girona ha sido la última piedra en el camino que ha encontrado el vizcaino en un curso en el que ha coleccionado disgustos como jugador del Athletic y del Deportivo.
Tras carecer de los minutos deseados con Ziganda, Bóveda obtuvo en el mercado invernal la carta de libertad y poner rumbo a Riazor. Lo hizo el 20 de enero, seis meses antes de que venciera su contrato con el Athletic y con el amargo sabor de boca que le dejaba el desarrollo de una gris campaña en el plano individual y colectivo. Negro, sin embargo, se tornó el panorama a su llegada a un Depor que le recibió con una humillante derrota por 7-1 ante el Madrid en el Bernabéu.
Una semana después, Bóveda debutó ante el Levante saliendo desde el banquillo en el minuto 25 en sustitución del lesionado Sidnei. El durangarra ocupó la posición de central, recuperando su condición de lateral en la siguiente jornada contra la Real en Anoeta, donde su horrorosa actuación se vio acompañada por un 5-0 en contra. En el centro de la zaga ante Betis, Alavés y Espanyol, Bóveda volvió a naufragar frente al Getafe (se marcó un gol en propia meta y regaló otro). Al cabo de dos jornadas cayó lesionado, poniendo así la rúbrica a un curso para olvidar. - A. Aramendia