Bilbao - Después de estar a punto de no salir a competir esta temporada, de sufrir la inundación de la cancha de Larrea que obligó a jugar los primeros partidos en Gernika o de ver a jugadores entrar y salir por bajo rendimiento, lesiones o por tragedias familiares, el Zornotza ha conseguido algo parecido a un milagro al alcanzar la eliminatoria por el ascenso de la LEB Plata. Los dos primeros partidos se jugarán mañana a las 20.00 horas y el domingo a las 12.30 horas en Larrea, que volverá a ser una caldera. El presidente y el entrenador se fueron a sus trabajos nada más llegar del largo viaje de Granada, pero en la cabeza de todos ya estaba esa eliminatoria ante el Valladolid que es histórica para el club. Mikel Garitaonaindia, como responsable del banquillo, espera que su equipo supere el cansancio para alcanzar una meta inesperada.

El Zornotza ha roto los pronósticos en el ‘play-off’ cuando pocos contaban con ello después del cuarto partido.

-Sí, lo hablamos el domingo, estábamos convencidos de que aún era posible. Teníamos que hacer un montón de cosas muy bien para ganar el partido y la verdad es que las hicimos, sobre todo en la segunda parte. Pero, sobre todo, el equipo demostró que creía en la victoria, en lo que necesitaba hacer para ganar al Granada y lo hizo. Es muy satisfactorio que todo lo que queríamos hacer para castigar al Granada el equipo lo ejecutara a rajatabla y que supiera leer todas aquellas situaciones que nos eran favorables. Además, los jugadores tuvieron el temple necesario para manejar los momentos críticos.

¿Le ha sorprendido esta respuesta del equipo siendo tan inexperto y aún más en un partido que se jugó ante más de 6.000 espectadores?

-Sí, en cierto modo sí, aunque desde que cerramos la plantilla en febrero con la llegada de Mutakabbir cada día hemos ido creciendo. Hemos entrenado muy bien y en esta final de temporada nos ha respetado la salud por lo que hemos podido asimilar automatismos y roles muy rápido. Todo el mundo ha entendido su rol y quiere hacer su trabajo de la mejor manera posible y eso ha ido uniendo al grupo. A la vez, los resultados han ido llegando y el equipo se ha sentido capaz de ganar a cualquiera. Anteayer hubo euforia tras ganar una serie dificilísima, pero también serenidad porque ya estábamos pensando en lo siguiente. Pero sí es sorprendente este rendimiento tratándose de un grupo con tanta gente joven y que lleva relativamente poco tiempo junto.

Después de que todos los problemas que ha pasado el Zornotza esta temporada desde el inicio, seguro que era imposible pensar en esto...

-Seguro que no. La verdad es que era imposible pensar en algo así cuando empezó la temporada.

¿Y cuándo percibe que el equipo hace ese clic necesario, que las piezas ya encajan?

-La llegada de Mutakabbir en febrero fue importante porque supuso añadir una amenaza exterior que no teníamos para disimular nuestra mayor carencia. Tuvimos alguna semana complicada porque Khalid es un jugador que quiere, necesita, mucho el balón y hubo que reajustar algunas cosas. Pero a medida que pasaban las semanas el equipo se veía capaz de competir con cualquiera. Hay un partido clave que es el de casa ante el Lucentum. Veníamos de unas semanas de competir muy bien y ellos nos ganaron claramente, fue un partido muy malo en casa. Pero a la semana siguiente jugábamos de nuevo en casa ante el Valladolid, precisamente, y queríamos no solo ganar, sino remontar los 18 puntos de average, algo que al final ha sido más importante de lo que creíamos. Lo conseguimos después de ganar al descanso ya por 26 puntos y el equipo empezó a creérselo y empezamos a jugar muy bien también fuera de casa, a manejar distintas situaciones de partido para sacar beneficio de ellas. Cuando los grandes como Riarte y Torres recuperaron la salud y Vucetic volvió de Serbia después de la tragedia de su padre, el equipo empezó a entrenar con más gente y a crecer de forma exponencial cada semana.

Y ahora de nuevo aparece el Valladolid con el factor cancha a favor. Cambia la película porque el Zornotza ha superado dos eliminatorias con el factor cancha en contra.

-Bueno, en la mayoría de eliminatorias de este play-off han ganado los que tenían el factor cancha en contra. Eso significa que hay mucha igualdad y que quizás no tenga mucha importancia. Se puede pensar que jugar un quinto partido en casa puede ser importante, pero nosotros y el Valladolid hemos ganado quintos partidos como visitantes. Por eso, vamos a pensar solo en el partido de mañana con nuestra gente, en prepararlo lo mejor posible dentro de nuestras posibilidades porque hemos llegado de Granada a las nueve de la mañana y estamos reventados y apenas hay tiempo para recuperar.

Pero sarna con gusto no pica.

-Está claro, aunque nosotros no estamos acostumbrados a este trajín de partidos. Es agotador, pero la moral y el buen ánimo pondrán lo que nos falte de físico. Tenemos una sensación de agotamiento, pero la victoria del martes y la gente de Larrea pondrán el plus que nos pueda hacer falta para competir estas dos semanas.

Este Valladolid de ahora es muy diferente de ese que perdió en Larrea hace un par de meses. Ellos han encontrado su punto álgido con una rotación muy corta y muy bien explotada por un técnico con mucha experiencia como Paco García.

-Acordarse de un partido de Liga regular en play-off, tomarlo como referencia, es un error, tanto si lo has ganado como si lo has perdido. El Valladolid está en un estado de confianza muy alto, sobre todo tras el quinto partido que ganan en Alicante que tuvo un desarrollo muy extraño. Y contra el Morón han jugado una serie muy buena. Es verdad que es un equipo que no tiene nada que ver con Granada, que tenía una rotación de nueve o diez jugadores que apenas bajaba el nivel. El Valladolid va a basar todo el juego en seis jugadores muy experimentados y muy físicos y esa es la batalla que nos planteará Paco García, que sabe llevar muy bien todas estas situaciones.