Bilbao - Necesitaba el RETAbet Bilbao Basket, y el Bilbao Arena, una victoria así. Contundente, redonda, explosiva y divertida. Y la necesitaba, además, contra un rival de enjundia, contra uno de esos equipos nobles y largos capaces de plantar en cancha dos quintetos de tronío. Necesitaba volver a sentirse rebelde, capaz de desafiar la tiranía de los presupuestos y profundidades de banquillo, no solo para parchear derrotas dolorosas en casa como las sufridas contra Betis o Murcia, sino para convencerse, y convencer a sus incondicionales, de que esa cantinela de la lucha por el play-off es más que un discurso, una frase hecha, de esas de manual. Los hombres de negro pasaron en la noche de ayer de las palabras a los hechos y maniataron de principio a fin a un Valencia Basket que llegó a Miribilla vestido de líder y salió con las orejas gachas, dominado en todo momento por un grupo humano solidario, dinámico y entonado. Los de Carles Duran cogieron con fuerza el volante del partido desde el salto inicial y fueron en todo momento dueños de la contienda, amparados en una labor de retaguardia eficaz, con las justas dosis de efusividad de brazos y piernas y trucos de pizarra, y en un nivel de acierto descomunal: 85% en tiros de dos puntos (22 de 26) y 41% en triples. El conjunto vizcaino jugó en todo momento con el acelerador pisado hasta el fondo. Sin desconexiones, sin parones. Duran pidió a los suyos un trabajo de 40 minutos y eso le dieron los suyos, desde el primero hasta el último: 40 minutos excelentes, probablemente los más redondos y preciosistas del curso.

Al final, en esto del baloncesto hay mil claves, cientos de explicaciones y decenas de coartadas, pero solo una verdad universal: es un deporte que se fundamenta en hacer pasar una pelota por un aro y en ese aspecto el Bilbao Basket tuvo ayer una punta de lanza colosal en la figura de Jonathan Tabu. El belga es esta campaña el termómetro de un grupo que ha sufrido intensamente sus ausencias y bajones y se ha unido a él, al galope, cuando ha tenido el cuerpo de jota. Ayer lo tuvo. ¡Vaya si lo tuvo! El de Kinshasa vio desde el arranque el aro como una piscina olímpica y fundió la red rival sin piedad, con 27 puntazos de todos los colores, colándose cinco veces hasta la cocina de los de Pedro Martínez y engatillando en otras tantas ocasiones desde la lejanía. Y así, con el belga cogiendo su fusil, ratatatata va, ratatatata viene, disparando sin piedad, los anfitriones fueron creciéndose hasta dejar sin efecto cualquier intento de voltereta final de un rival que acabó enarbolando la bandera blanca ante un Bilbao Basket con mirada en el fuego y sobrado de recursos. Ahí estuvieron Álex Mumbrú y Axel Hervelle cuando al duelo requirió efervescencia, mono de trabajo y tablas en ambos aros, y Javi Salgado con puntos vitales, e Ivan Buva y su habilidad para anotar a la chita callando, y Miha Lapornik aportando en acciones vitales, y Tobias Borg con un tapón estratosférico, y... Todos.

Solidez desde el inicio El conjunto anfitrión arrancó con los cinco sentidos alerta, consciente de que su desempeño defensivo iba a ser fundamental a la hora de desnivelar la balanza. Con Tabu haciendo daño, los de Duran comenzaron luciendo galones de mando, pero las pérdidas, tres en apenas cinco minutos, y un par de rebotes defensivos que se escurrieron de manos bilbainas ofrecieron a los de Pedro Martínez la posibilidad de no desconectarse. El Bilbao Basket apostó por cerrar su pintura a cal y canto y a pesar de que un triple de Dubljevic dio una tímida ventaja a los visitantes (12-13) su plan de juego le dio buenos dividendos, ya que un parcial de 8-0 con Mumbrú, Tabu y Nikolic haciendo daño en las distancias cortas y medias le devolvió el control y le permitió cerrar el primer acto en ventaja (23-18) ante un rival sin acierto desde la larga distancia (1 de 8 en triples). Pero la puntería de escopeta de feria no iba a durar para siempre en las filas taronjas. Entre Diot y Vives dieron algo más de lustre a esa estadística y el Valencia Basket fue creciendo hasta amagar con la sublevación (31-32). Duran llamó a capítulo a los suyos, volvió a meter en el ajo a Tabu y el de Kinshasa se convirtió en amo y señor de la cancha. Con defensas alternativas para trabar al rival y el belga (14 puntos en los dos primeros cuartos) generando -para él o para sus compañeros- desde el bloqueo directo, el Bilbao Basket se disparó con un 14-4 que colocó el 45-36 en el luminoso antes de que San Emeterio, con un triple sobre la bocina, interrumpiera la efervescencia antes del ecuador de la contienda.

En la reanudación, los intentos de que la ventaja bilbaina mermara llegaron de nuevo desde la larga distancia, pero el conjunto anfitrión, corajudo, mantuvo firme el rumbo. Primero, fue Tabu el que alargó su idilio desde el triple; posteriormente, un Mumbrú entregado a la causa, multiplicándose por todos lados, eléctrico pese a un viaje efímero al banquillo por una torcedura de tobillo. Ante una defensa bien plantada, la producción visitante se freno y Lapornik lideró un demarraje seco (69-56 a diez minutos del final). El Valencia Basket se encomendó a su pieza más dañina, un Dubljevic tan peligroso al poste como de cara, para liderar la caza, pero a los hombres de negro no les tembló el pulso y con dos triples de Tabu y Borg candaron una victoria necesaria por ilusionante. Hacía falta un triunfo de relumbrón para alimentar el objetivo del play-off.