CUANDO Montxu Miranda (Santurtzi, 1975) voló en el Stadium Australia durante los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, Miren de Regil (Galdakao, 1997) acababa de cumplir las tres primaveras y ni siquiera era consciente de lo importante que iba a ser en su vida la pértiga ni aquel santurtziarra que haría historia en el atletismo estatal. Años más tarde, sus caminos se cruzaron en etapas muy diferentes. El deportista se convirtió en maestro y aquella niña pasó a ser su alumna. De Regil siguió los pasos del pertiguista olímpico, bajo su tutela fue cumpliendo los objetivos de forma sobresaliente en las campeonatos de categorías inferiores y a partir de mañana querrá dar otro salto importante más en el Campeonato de España de Pista Cubierta que se disputa en Salamanca.
De Regil viaja a tierras salmantinas con el objetivo de superarse a sí misma. La galdakoztarra compite en la categoría promesa y todavía tiene mucho margen de mejora por delante. “La pértiga es una disciplina súper técnica y hay que aprender un montón de movimientos en muy poco tiempo. Dicen que para aprender a hacer un salto técnicamente muy bueno se necesitan cinco años y un pertiguista suele alcanzar su mejor nivel a partir de los 24 años”, declara Miranda, que confía en el progreso de su pupila: “Tiene margen. Físicamente puede mejorar y técnicamente tiene muchas cosas que corregir, si enlaza todo esto, tiene margen de progresión. El tema es que continúe trabajando y con ilusión”.
El próximo objetivo de la atleta del Galdakao Atletismo Taldea será superar el listón de 3,90 metros, lo que supondría su mejor marca personal. “Estoy con muchas ganas. En el Campeonato de España me gustaría saltar más y sobre todo disfrutar”, comenta De Regil. Siempre en busca de superar el siguiente listón, dentro de la pista y en su carrera. Un talento precoz que vivió un romance con la pértiga desde el primer día. “Me salía bastante fácil. Tampoco lo pensaba mucho. Me decían una cosa y lo hacía, se me hacía más fácil que a los demás. Aprendí bastante rápido lo que me enseñaron y de ahí adelante, tocó empezar a mejorar”, recuerda. En esa etapa nació una pasión y también un sueño lleno de ambición: “Desde muy pequeña he soñado con ir a unos Juegos Olímpicos. Aunque ahora estoy pensando en seguir siendo feliz saltando. Me planteo objetivos más cercanos ya que para que se cumplan los sueños hace falta mucho”.
El retorno de Miranda Pero en el modulo de atletismo de Ortuella, De Regil no es la única que coge la pértiga. Solo por una prueba, como si de un juego se tratara, Miranda empezó a saltar para ver de qué era capaz y descubrió que en la memoria de su físico todavía quedaban gestos de aquel atleta que se convirtió en el plusmarquista estatal, un récord que aún mantiene. “Empecé a coger la pértiga para jugar, para ver si recordaba algo, y me lo empecé a pasar bien. Me sorprendió todo porque llevaba ocho años sin tocar una pértiga y mantenía muchas sensaciones y había gestos técnicos que no había perdido”, cuenta el santurtziarra.
Miranda no es el único sorprendido por sus progresos, su alumna también mira con admiración lo que está haciendo el santurtziarra. “Cada vez me sorprende más. Al principio me picaba mucho porque puso un centímetro más que la marca que tengo yo, y lo saltó. No sabía cómo podía saltar tanto si lleva sin saltar tanto tiempo, pero me he dado cuenta, otra vez, que es una persona excepcional”, relata De Regil. En su día, el atleta de Santurtzi saltó 5,81 metros, sabe que esa marca es “imposible”, pero seguirá saltando por disfrutar mientras ayuda a su pupila a cumplir sus sueños. El listón será siempre el mismo, la pértiga también, pero cada uno de estos pertiguistas afrontará cada salto con el objetivo propio de dos etapas muy diferentes.