Bilbao - Matxalen Ziarsolo (Ermua, 1982) decidió que la temporada pasada fuera su última campaña como jugadora profesional de balonmano. Atrás dejaba 15 años en División de Honor, 15 temporadas en un Bera Bera que creció junto a ella. Y es que cuando la extremo izquierdo se puso delante de los micrófonos y, con lágrimas en los ojos, anunció su premeditado adiós, se convirtió en una auténtica one women club; porque la vizcaina llegó a la primera plantilla del equipo azul en la temporada que se iniciaba en 2001 y desde entonces acumuló 15 consecutivas defendiendo los colores de la escuadra donostiarra. No conoció ningún otro conjunto en la élite. Y por eso la Fundación Sabino Arana quiere premiarla no solo por una brillante trayectoria deportiva, sino también por su fidelidad al club que le brindó la oportunidad de debutar en la máxima división del balonmano femenino. “No me esperaba recibir este premio, pero estoy muy contenta por ello”, explica Ziarsolo, ya como exjugadora.

Sin embargo, la vida de la vizcaina ligada a las pistas no fue un camino de rosas. De hecho, ya en su primer partido de balonmano, en edad de infantiles, su equipo perdió 31 a 1. Sin embargo, ese gol, este único tanto, lo metió ella. Y le supo a gloria. Así que desde entonces, se untó las manos de resina, cogió la pelota y ya no la soltó. Ni siquiera cuando a los 18 años se rompió una rodilla. Ni cuando a los 23 se fracturó la otra. Ziarsolo siguió en el juego, en su esquina del parqué. De hecho, ni la lesión que sufrió la temporada pasada, su última campaña en activo, y que la tuvo seis meses lejos del parqué, consiguió que se retirara en el dique seco. La vizcaina tenía claro que quería despedirse en las pistas, así que durante medio año trabajó en su recuperación y pudo ayudar a su equipo en los dos últimos partidos ligueros. Aquellos en los que el Bera Bera conquistó su última Liga. Por todo ello, la extremo ahora puede presumir de unos registros espectaculares. Más de 1.400 goles, once internacionalidades y 14 títulos son los números que acompañarán a la 19 del Bera Bera. Y es que Ziarsolo es la única jugadora que ha estado presente, que ha contribuido desde la pista, en todas las competiciones que ha ganado el Bera Bera. Sin embargo, más allá de los triunfos, la ermuarra recibe el Sabino Arana Fundazioa sobre todo por su calidad humana y su peso en el vestuario donostiarra, un vestuario que la erigió como capitana.

Han pasado 8 meses desde que anunció su retirada, un adiós muy meditado. ¿Cómo lo lleva?

-Acostumbrándome poco a poco a la vida sin el balonmano, pero contenta porque estaba bastante mentalizada de que este momento tenía que llegar y también porque tenía ganas de hacer cosas diferentes. Estoy a gusto, puedo echar de menos el ambiente que se crea los momentos antes de un partido pero por lo demás creo que he jugado muchos años al balonmano y estoy muy contenta por la nueva vida que llevo.

Entonces no se ha arrepentido con el tiempo, ¿no?

-No, arrepentirme no, en absoluto. Sabía que era algo que tenía que llegar, es algo natural en la vida de un deportista. Es decir, es algo que llega para todos y que hay que asumirlo como tal.

¿La lesión de rodilla que sufrió a principio de la temporada pasada tuvo algo que ver con su retirada?

-No. Nunca se sabe, pero probablemente aunque no me hubiera lesionado, todo hubiera ocurrido igual. Tenía la decisión tomada más o menos, sabía que el año pasado iba ser mi último año como jugadora de balonmano. De hecho, pensaba tomármelo de otra manera, pasarlo jugando y trabajando a la vez para ir habituándome a otra vida, para que la transición no fuera tan dura. Pero al final con la lesión no fue posible y estuve casi seis meses entrenando cuatro o cinco horas al día, intentando recuperarme a tiempo para poder jugar los dos últimos partidos de la temporada. Para despedirme en las pistas porque es lo que quería. Sin embargo, la decisión de retirarme estaba prácticamente tomada antes de iniciar la temporada.

¿Y cómo se afronta esa temporada sabiendo que va a ser la última?

-Pues solo piensas en disfrutarla, en olvidarte de todo, estar solo a la tarea y al partido. Solo pensaba en estar con las compañeras y de los retos que teníamos. Eso era en lo que pensaba.

¿Es más duro el balonmano en las pistas o en la grada?

-Es más duro entrenar todos los días y pasar todos esos viajes, estar más de diez horas en un autobús para jugar un partido. Pero como espectadora ahora diré que cuando estás viendo un partido, es más duro estar en las gradas que estar jugándolo porque cuando estás en la pista estás muy concentrada, tienes el cuerpo caliente y así es más fácil afrontar esas situaciones de estrés. Pero por dureza jugar es más duro.

¿Y desde la grada cómo está viendo a sus excompañeras esta temporada?

-Están haciendo una temporada muy buena, están líderes a cuatro puntos de las segundas y sin conocer la derrota todavía. Así que van muy bien. Además, están jugando a un nivel muy alto, a mucha velocidad y precisión. Así que la verdad es que las veo muy bien en la liga, que es una competición muy competitiva y que vayan primeras al final de la primera vuelta es algo que lo demuestra.

¿Qué se echa de menos en los primeros meses fuera del parqué?

-Sobre todo la emoción que supone la competición, la adrenalina que te da un partido. La adrenalina que da celebrar un gol con las compañeras o la satisfacción que da ganar o sacar adelante partidos difíciles. Echas de menos los partidos, el reto con las compañeras, el querer ganar una competición. Eso es con lo que te quedas cuando lo dejas porque sabes que esa adrenalina, ese sentimiento, va a ser complicado de conseguir en otras facetas de tu vida. También se echa de menos estar dentro del equipo, pero es lo que hay cuando dejas de jugar. Es normal.

Estuvo 15 años en el Bera Bera, todos sus años como profesional. ¿Estuvo tentada por otros clubes?

-Sí tuve opciones y oportunidades de salir del Bera Bera, pero al final las valoré y terminé apostando por quedarme en Bidebieta.

¿Por qué?

-Sobre todo porque los objetivos que tenía me gustaban y porque poco a poco, temporada a temporada, he ido creciendo con el club. Cada año ha habido un objetivo diferente y las últimas campañas han sido muy buenas. De hecho, poder jugar la Champions en casa es algo muy bonito y muy importante, y era algo a lo que no podía renunciar.

Ha estado en los 14 títulos de la historia del Bera Bera.

-Cuando yo llegué al Bera Bera, el club ya tenía mucha historia, pero afortunadamente he vivido muchas etapas y hemos ido evolucionando juntos, yo con el equipo. Ambos conseguimos el sueño que suponía la primera Copa y la primera Liga. Cumplimos y, a partir de ahí, fueron viniendo más éxitos.

¿Y de todos esos títulos, con cuál se queda?

-La verdad es que son todos especiales, pero si hay que elegir me quedo con la primera Copa que ganamos porque para nada éramos el equipo favorito. De hecho, para nosotras era un sueño más que un objetivo y, aun así, a pesar de todas las dificultades que tuvimos, conseguimos ganarla y fue muy bonito. Además, tras ese título comenzó a conocérsenos un poco.

Supongo que también se quedará con la última Liga, que la consiguió en su último partido como profesional.

-Hombre claro. La última Liga es especial, sobre todo por cómo la conseguimos. En casa, jugando mi ultimo partido, ganando el título y sabiendo que lo conseguimos gracias al trabajo que hizo el equipo durante todo el año. Así que ese será otro momento inolvidable. Va a ser muy difícil que me olvide de ese día.

¿Y cómo recuerda ese día?

-Pues es curioso porque el día a día no lo tienes nunca presente, pero sí momentos. Y cuando recuerdo ese todavía me emociono porque lo disfruté muchísimo. Las gradas de Bidebieta estaban abarrotadas, nos jugábamos una Liga, ganamos y lo celebramos. Después de seis meses parada, en los que había estado intentando recuperarme para jugar esos dos últimos partidos, conseguí salir a la pista, así que lo recuerdo con mucha satisfacción y como una gran recompensa.

Han pasado ocho meses desde que anunció su retirada, ¿es difícil dejar atrás la vida de deportista profesional?

-Bueno, cuando he estado en la rutina que supone para mí una nueva vida laboral me he acostumbrado a ello, no ha sido complicado porque al final te acostumbras a todo. En ese sentido, no se me ha hecho difícil, me parece más difícil meterse en un mercado laboral como es el actual porque, ya que si de por sí ya es complicado, me parece todavía más para alguien que ha dejado una carrera a los 30 y tantos años. Pero al final es todo cuestión de paciencia y esfuerzo y con eso lo conseguiré seguro.

¿Entonces cómo es su nueva vida fuera de las pistas?

-Tampoco ha variado mucho, aparte de no entrenar, porque el año pasado ya combiné el deporte con el trabajo. Así que he estado trabajando en una empresa pero ahora estoy desempleada porque me terminó el contrato. Por eso, ahora estoy intentando buscar un oficio en el que me siento a gusto y que me pueda aportar algo. Sigo practicando deporte, pero otro tipo de deporte que no tenga nada que ver con el balonmano, es más, me gusta ir al monte en bicicleta y estoy aprendiendo a hacer surf porque de la lesión de rodilla estoy recuperada, no del todo ni tanto como quisiera, pero sí para hacer las cosas que me gustan y para hacer una vida normal.