Bilbao - Un abrumador parcial adverso de 18-2 en los últimos cinco minutos y medio del tercer acto descabalgó del encuentro de ayer en Valencia a un RETAbet Bilbao Basket errático, absolutamente superado por un rival al que pudo aguantar el rebufo haciendo la goma durante 25 minutos para acabar claudicando, totalmente vacío, de manera estruendosa. No fue el 85-49 que acabó figurando en el marcador de la Fonteta de San Luis en la visita del año pasado, pero los últimos quince minutos del duelo de ayer mostraron a unos hombres de negro absolutamente desfigurados, desnortados en ataque y desacompasados y carentes de cemento en labores de retaguardia. Los de Carles Duran ya las habían pasado canutas en un segundo cuarto en el que el Valencia Basket, mucho más lozano y entero pese a las ausencias de Dubljevic y Sastre, había lanzado su primer demarraje serio, pero el 46-41 tras dos triples de Bamforth en el ecuador del tercer acto no hacía presagiar un desplome de tal calibre.
Pero el desmoronamiento fue sonoro. Profundo. De los que hacen daño. En esos cinco minutos y medio de caída libre -se prolongaron hasta un parcial global de 26-6 con el 71-49 a falta de seis minutos para el bocinazo final-, al Bilbao Basket se le vieron todas sus costuras, algunas de ellas probablemente acentuadas por el desgaste provocado por los viajes y el encuentro de Vilnius entre semana. Los de Pedro Martínez, con cuatro jugadores anotando en dobles dígitos, encontraron con facilidad las vías de agua de la retaguardia bilbaina, pesada de piernas a la hora de mandar ayudas y rotar posiciones, anotando con notable solidez tanto desde la larga distancia como debajo del aro. Por contra, los hombres de negro apenas sumaron seis puntos en los diez minutos siguientes al ecuador del tercer acto. Sin ritmo, con numerosos problemas a la hora de construir las jugadas ante la presión defensiva taronja sobre los bases, que hizo especial mella en un Jonathan Tabu totalmente romo, y fallando canastas tanto debajo del aro como incluso desde la línea de tiros libres, la producción ofensiva de los visitantes quedó frenada en seco. Si a todo eso se le suman una técnica contra Carles Durán por protestar por aquí, una pérdida por allá, un rebote ofensivo concedido por acullá... Demasiadas facilidades para un rival tan largo como bien armado que supo aprovechar todas estas concesiones para acabar jugando a placer, sobre alfombra roja.
Mucho ritmo El encuentro arrancó frenético, con los dos conjuntos enzarzados en un intercambio de golpes. Pegaba Sato, respondía Mumbrú; atizaba Kravtsov, sacudía Eric. En primera instancia fueron los de Durán los que más beneficiados salieron de unos primeros minutos sin dueño ni demasiado control. Su 9-12 en el ecuador del acto inaugural invitaba a un optimismo moderado, pero los visitantes no fueron capaces de dar continuidad a su magnífico arranque. De hecho, fueron perdiendo acierto e intensidad con la paulatina entrada de los jugadores de la segunda unidad mientras los de Pedro Martínez, por contra, se fortalecían, sobre todo con la puesta en escena de Will Thomas. El ala-pívot de Baltimore, atinadísimo desde la larga distancia y dañino también en las distancias cortas, fue el puntal de un parcial de 13-0 en el que el Valencia Basket supo castigar todas las rendijas que dejaba la retaguardia bilbaina, castigando su pobre sistema de ayudas y moviendo la bola con gran precisión y velocidad.
El 28-16 con el segundo cuarto ya en juego pintaba un panorama radicalmente distinto al del arranque. Al Bilbao Basket le costaba fluir en ataque, hasta el punto de que tardó tres minutos en mover sus guarismos ofensivos en este parcial. Eric y Bamforth taponaron la vía de agua (28-21), pero la segunda falta del nigeriano y los problemas de Tabu a la hora de hacer jugar a sus compañeros volvieron a dar aire a un cuadro taronja que vivía solapado a los índices de acierto de Thomas (10 puntos y 8 rebotes al descanso). Sin embargo, los hombres de negro no se vinieron abajo y con Borg como portador de la batuta recuperaron sus constantes vitales para, tras triple de Nikolic, colocar el 35-30 en el luminoso. Los visitantes gozaron incluso de un par de ataques para acortar todavía más la brecha, pero una pérdida de Todorovic y un triple liberado fallado por el sueco lo evitaron.
El 36-30 a regreso de vestuarios dejaba todo en el aire y la cosa se equilibró aún más con el buen arranque de tercer acto de Mumbrú y Hervelle. Pero el Valencia no tardó en recuperar su tino ofensivo y con dos triples de Martínez y Diot y una buena conexión entre el galo y Kravtsov volvió a poner pies en polvorosa (46-35). Dos dagas de Bamforth desde la línea de 6,75 (46-41) y la tercera falta de Kravtsov apuntaban hacia un final igualado. Nada más lejos de la realidad. El motor del Bilbao Basket gripó y el 18-2, con los visitantes metiendo solo dos tiros libres en casi seis minutos, fue el principio de un final doloroso en forma de desplome.