Bilbao - El RETAbet Bilbao Basket se presentó al duelo del domingo ante el ICL Manresa con la necesidad de taponar la vía de agua en forma de derrotas que sufría en su armazón desde hacía ya demasiadas semanas -seis en los anteriores siete duelos y acabó saliendo de Miribilla fortalecido, revitalizado, recuperado en cuanto a sensaciones. En su comparecencia pública tras el choque, Carles Duran hizo hincapié en el carácter coral del triunfo, en los muchos jugadores que aportaron su granito de arena. Tenía razón el técnico catalán. Algunos brillaron en lo numérico y con la espectacularidad de sus acciones -Micheal Eric, autor de 19 puntos, 11 rebotes y 29 de valoración-, otros lo hicieron en labores de intendencia -la efusividad de Tobias Borg cargando el rebote ofensivo, el ardor defensivo de Miha Lapornik...-, pero por encima de todos el choque tuvo un protagonista: Álex Mumbrú.

“Necesitábamos coger confianza con una victoria y esta ha llegado hoy (por el domingo); lo importante era ganar, los números no sirven de nada si no ganamos y todo el equipo hemos hecho un gran partido”, aseguraba el capitán de los hombres de negro, que fue el mejor jugador de la Liga Endesa al sumar 36 de valoración merced a sus 22 puntos, ocho rebotes, siete asistencias y cinco robos de balón. La propia ACB informó ayer de que, a sus 37 años, cinco meses y ocho días, el alero catalán es el jugador más veterano en conseguir la designación de mejor jugador de una jornada en la máxima competición del baloncesto estatal, superando por 85 días la marca establecida por Andy Panko en la temporada 2014-15, cuando militaba en las filas del Montakit Fuenlabrada.

El alero de Harrisburg, con pasado también en el Bilbao Basket, ostenta cuatro de las diez marcas de jugadores más veteranos en conseguir el MVP de la jornada en la ACB, una relación en la que figuran también anteriores estrellas de la competición como el brasileño Oscar Schmidt, el estadounidense Ricky Brown, el nacionalizado español Mike Smith y otro jugador que llegó a militar fugazmente en el conjunto vizcaino: el argentino Juan Alberto Espil.

La actuación ante el Manresa de Mumbrú, que además ascendió al 19º puesto entre los máximos reboteadores de la competición y tiene a Marko Banic a tiro de piedra para convertirse en líder histórico de los hombres de negro en esta faceta del juego, fue propia de otra época. De hecho, hacía más de 20 años que no se veía una combinación similar de guarismos, concretamente desde que en abril de 1996 Michael Anderson, jugador del Caja San Fernando, acabara un encuentro con 22 puntos, diez rebotes, ocho asistencias y seis robos.

La influencia del veterano alero en el juego de su equipo siempre ha estado fuera de toda duda y en el presente curso, con sus presencias en pista más y mejor dosificados por Carles Duran, no ha descendido un ápice. Mumbrú figura entre los quince primeros de la liga en seis categorías distintas -anotación (2º), valoración (4º), triples convertidos (5º), porcentaje en tiros de tres puntos (8º), tiros libres anotados (12º) y robos de balón (15º)- pero no hay rastro de él en otra en la que era un fijo en los puestos de honor en las últimas campañas, la de minutos jugados por partido. - J. Larrauri