ZIERBENA siempre será un lugar especial para Eladio Sánchez (Castro, 1984). Fue donde empezó todo. En el club vizcaino comenzó una nueva etapa de su vida y terminó definitivamente la anterior. Este exciclista sustituyó la bicicleta por la trainera y desde 2010 la competición ha llegado por medio de las paladas. El cambio fue complicado para este cántabro, pero acostumbrado a sufrir en las rampas más duras, el agua no fue rival para él y se fue adaptando poco a poco hasta convertirse en un remero consolidado en la Liga San Miguel. Su cuerpo es diferente, cada día es más rápido, sin embargo ese ansia por la competición se mantiene desde su época en el pelotón. Es su motor y lo que le hace tirar para adelante. La necesidad de probar con la trainera de su pueblo le llevó a remar para Castro e intentó ayudar primero a sus paisanos a mantenerse en la ACT, y en su segunda etapa a ascender a la ARC. Ahora, Sánchez ha vuelto a su otra casa, a sus orígenes en el mundo de las traineras. Y solo tiene en mente seguir creciendo junto a su equipo.
Sánchez ha coincidido con dos entrenadores en el club galipo. Primero conoció el oficio con Patxi Francés y en su regreso esta temporada, ha dado otro paso más gracias a Juan Zunzunegui. “Cuando llegué a Zierbena éramos un equipo de circunstancias, con remeros de bastante peor nivel que el que hay ahora, pero fue un año provechoso para mí porque aparte de ganar dos banderas, tengo que dar las gracias a Patxi porque confió en mí sin saber remar”, explica el remero cántabro, que valora el cambio entre una etapa y la otra: “Se ha creado un modelo de exigencia en cada entrenamiento que para mí es comparable a la época de cuando entrenaba en bicicleta. Zunzu exige el 120% y eso te da dos opciones, o acabas mejorando o lo dejas. Los resultados se están viendo y hasta ahora hemos ganado todos los campeonatos”. La labor del entrenador ha sido fundamental en la progresión de este año de Sánchez y le ha obligado a cumplir con todas las órdenes a rajatabla porque “si te descuidas un día te caza. Es demasiado listo para engañarle”.
La progresión de este exciclista ha sido notable en esta última etapa y hasta él mismo reconoce el paso adelante que ha dado: “Me ha costado lo mío adaptarme, muchísimo, y todavía sigo en ello. Pero diría que soy un minuto y medio más rápido de lo que era en mi primera etapa en Zierbena y hace tiempo ni el médico se imaginaba que iba a llegar al nivel que he llegado”. Los cambios no solo se han notado por dentro, también por fuera, y en la última regata disputada en Sevilla, la primera de la presente temporada de la Liga San Miguel, según indica, “me encontré con un antiguo preparador de mi época de ciclista y ni me reconoció”.
adicto a la competición El remo ha sido la medicina de Sánchez desde que se retiró del ciclismo profesional. La competición le llena y gracias a las traineras pudo continuar ligado a ella. Ahora, la bicicleta ha quedado en el pasado y en su cabeza solo hay regatas. “No cojo una bicicleta desde que lo dejé. Se acaba una etapa y hay que buscar una nueva. El año que estuve parado sí eché de menos la competición, que llegara un fin de semana y no sentir ese sabor de sangre en la boca”, cuenta. La competitividad va en los genes de este cántabro y da igual que deporte sea. En Zierbena ha encontrado su sitio para poder desarrollar esa ambición: “Estoy donde quiero estar y remar aquí es un lujo y en un futuro los grandes remeros querrán venir aquí por la manera que se hacen las cosas. Siempre he tenido claro que si voy a remar en un sitio que no sea Castro, será Zierbena”.