bilbao- Sito Alonso ha ocupado la semana posterior al cierre de la temporada en acudir a un congreso de psicología en el fútbol. El entrenador del Bilbao Basket no entiende su profesión sin una mejoría constante y esa misma idea quiere transmitir a quienes forman parte del club. Cuando habla de medianías o de estar en alerta, se refiere a que todos quieran crecer poco a poco para dar un impulso a todas las parcelas.
El triple de Joan Sastre pareció abrir la caja de los truenos en el entorno del Bilbao Basket. Si no hubiera entrado, se seguiría hablando del ‘play-off’, del Barcelona, de deporte, al fin y al cabo.
-Este equipo ha conseguido que en los dos últimos años se hablara de deporte porque ha ido consiguiendo razonablemente objetivos que no estaban marcados por el club, pero sí están marcados en el ambiente. Hemos estado en dos Copas, en un play-off y nos hemos quedado a tres segundos de estar en otro. Nos quedamos fuera de una manera dramática y cruel, pero que puede ser necesaria. No para destapar nada importante, sino para crear una situación de alerta y hacernos pensar que hay cosas que no se pueden olvidar, que hay que seguir unidos en el proyecto que queríamos conseguir que no hablaba de objetivos deportivos, sino de tener ambición para crear un club mucho más grande de lo que es en este momento en cuanto a estructura y viabilidad en todos sus aspectos. ¿Esa canasta de Sastre ha distorsionado el análisis de la temporada?
-Nos ha colocado en la realidad. Que la gente cambie su análisis por lo que ha pasado en 2.8 segundos te hace ver a qué nivel se encuentra el análisis que se hace del equipo. Yo habría hecho el mismo, aunque en un play-off todo puede pasar. Hay que sacar las conclusiones antes de que ocurran este tipo de cosas. En este club cada semana hay una reunión donde nos contamos todo lo que está pasando. Para mí, la canasta de Sastre no cambia nada. Con toda la irregularidad, las lesiones, los pequeños retrasos que ha habido al final de la temporada, con todo, el equipo ha podido recibir un espaldarazo importante, pero no habría servido para desactivar esta sensación de querer ser mejores. Estoy convencido de que este final nos va a dar mucha fuerza.
Ese final, en todo caso, resume los problemas que ha habido toda la temporada para proteger ventajas importantes.
-Ocurrió mucho en la primera parte de la temporada por una insuficiencia defensiva en muchos aspectos. Quizás porque no pensábamos tener esta plantilla, nos faltaba el poder en primera línea que tuvimos el año anterior para evitar que el rival anotara fácil o sacara ventajas rápidas. A nivel táctico y mental, hemos cambiado cosas y en la segunda vuelta la mejora fue grande. Perdimos ventajas sin llegar a perder partidos, salvo el de Málaga por otras razones y el último. El problema ha sido más defensivo que ofensivo. Durante la temporada hemos tenido que trabajar cuestiones en función de los jugadores que teníamos. Eso nos ha hecho mejores al final, pero no ha evitado la incertidumbre defensiva que ha planeado sobre el equipo. Ante el CAI recibimos cinco triples casi seguidos, como el día del Tenerife. Pero la responsabilidad de todo esto es del entrenador, que la asumo totalmente para lo bueno y para lo malo. Mi análisis no es tan negativo porque hemos tenido ventajas en torno a 18-20 puntos contra unos 14 equipos. El problema es que no las hemos disfrutado.
¿Esta circunstancia fue haciendo mella en el equipo psicológicamente? Da la impresión de que en el último mes el equipo se ha caído.
-Yo creo que ha influido todo. De esto que estamos hablando el equipo se había recuperado, pero no le quedaba más para aguantar otros golpes. Esta situación de inestabilidad económica de los últimos dos o tres meses y quizás la contratación de Marko Todorovic, que no se explicó bien y que provocó un cambio de roles por overbooking de jugadores interiores, afectaron mucho a los jugadores.
En los últimos días se ha creado una cierta inquietud sobre las cuestiones económicas. ¿Hay motivos para que la gente esté preocupada?
-Sabes lo que pasa, que no ha habido motivos para que deje de estar preocupada. Este es el problema más grave y lo que quiero que se ponga en negrita y grande: no ha habido ni un momento en el que no tengamos que estar preocupados. Unas personas, unidas por no sé aún qué, han hecho algo increíble porque vinieron a sacar adelante a un club que estaba perdido, sin rumbo, y que solo les tenía a ellas y a una afición inconmensurable... En lo demás, no había por dónde cogerlo. Se han buscado soluciones, se ha curado al enfermo, pero el tratamiento aún no ha acabado y por eso siempre hay que estar preocupado. Pero creo que si todo sale como tiene que salir y todo el mundo está en alerta, el futuro del Bilbao Basket es esperanzador, pero sabiendo de dónde venimos. Los que estamos constantemente en alerta nos hemos dado cuenta de que tenemos que empujar a todo el mundo para que también lo esté. Yo no he fichado aquí solo para llegar al play-off o a la Copa porque eso ya lo he conseguido.
¿Cree que el club ha podido lanzar un discurso poco prudente?
-Si te refieres a aquello que se habló de la Euroliga, yo entiendo que dentro de la ambición es un punto muy lejano en el viaje. Si lo viéramos cerca, sería una utopía porque ahora mismo es imposible, no estamos preparados. Pero sí tenemos que ser ambiciosos y estar preparados en otras cosas que nos puedan llevar ahí en cuatro o cinco años. Para eso todo el mundo tiene que estar en tensión. Hay que formar un equipo que tenga referentes que puedan sustituir a los que se van. Hay que crear esas identidades porque ¿quién va a hablar a los nuevos de lo que es el Bilbao Basket cuando Álex y Axel no estén? El entrenador no puede ser. Hay que buscar esos sustitutos en la plantilla, pero también en el club, formando gente con ambición, montar una cantera para ser un club estable y tener unos cimientos más agarrados a la raíz de lo que es el Bilbao Basket.
¿De alguna manera se arrepiente de su compromiso a cinco años o de haber asumido tanto peso?
-No, no. Todo no va a ser siempre bonito. Este año ha ido un poco peor en cuanto a resultados por tres segundos, pero el compromiso que yo he adquirido, a partir de unos requisitos fundamentales, es para ir creciendo poco a poco a nivel global y lo he adquirido con todas las consecuencias. He tomado la responsabilidad porque ahora no tenemos más gente para repartir. En el momento que seamos más grandes, que es lo que quiero, habrá más gente con la misma ambición que Sito Alonso, pero tendrá una parcela en la que sea mejor que yo porque solo se dedicará a esa. No quiero abarcar todo, al contrario.
Pero estos pasos hay que darlos más pronto que tarde.
-Hay cosas que no dependen del dinero. Todos estamos haciendo un esfuerzo, también los trabajadores del club a los que hay que valorar y ayudar. Hay que ir creciendo poco a poco entre todos y quedarse con experiencias que ha habido en otros clubes en los que he estado para saber qué conviene y qué no conviene hacer. Hay que tener muchas más opiniones para hacer algo grande, no solo dos.
¿Se ve en Bilbao en 2020?
-Me veo siempre que sigamos el plan de ruta que teníamos. En la primera reunión que tuve con la nueva directiva vi muy clara la idea de ser un club diferente. Nos vinculamos con un contrato tan largo con la intención de hacer cosas de las que la gente esté orgullosa. Pero tenemos que hacerlas. No veo una razón para no verme aquí, salvo que nos convirtamos en un club que solo valora entrar en play-off. Pienso que el Bilbao Basket debe inventarse cada día, demostrar ambición para poder llevar a cabo un proyecto tan ambicioso y esperanzador como es este.