bIlbao - Gorka Esteban (Ezcaray, 1990) es un pelotari que ha explotado este curso después de cinco años en el mundo profesional con el emblema de Aspe en el pecho. Fue en verano de 2015 cuando todo cambió. Se dijo que había sufrido demasiado durante el tiempo anterior, autopresionándose hasta el punto en el que se convertían los días anteriores y posteriores a los partidos en un vía crucis. Tras el Manomanista de Segunda, justo antes de San Fermín, se dijo que no iba a volver a pasar eso, que era el momento de disfrutar, de recuperar la esencia del campo aficionado, de pasarlo bien en la cancha. En los partidos de la feria iruindarra, Gorka se miró al espejo y se reencontró a sí mismo, viviendo una situación nueva y mejor. Después, llegaron las txapelas del Cuatro y Medio de Segunda, con el consiguiente billete a Primera este año, y del Parejas, junto a Xabier Tolosa. El riojano podría redondear hoy el curso con el triplete, ya que parte como favorito en las apuestas en la final ante Aitor Mendizabal en el Labrit, a partir de las 18.00 horas.
Las circunstancias de Gorka, a pesar de la cátedra, son extrañas: superó la semifinal ante Axier Arteaga por 22-11, pero arrastraba un esguince grave en el tobillo. Relata el ezcarayense que “me gustaría llegar mejor a la final. Al partido contra Arteaga llegué muy muy justo. Mucho. Para este choque esperaba algo más de evolución de la lesión, pero tenía que meter entrenamientos y no podía estar quince días parado. Todavía tengo dolores”. Y es que, para el encuentro de Lasarte-Oria, donde el neoprofesional de Asegarce jugaba en casa, Gorka era el único que “apostaba por jugar”. “Ya he tenido esguinces anteriormente y pensaba que iba a ser del mismo estilo. Pero no fue así. Fui al médico y le dije que no sabía cómo estaba, que no sabía lo que tenía, pero que quería jugar. El médico me contestó que iba a hacer todo lo posible, pero que iba a llegar justo, tenía que jugar vendado y si se alargaba el partido, iba a estar muy dolorido”, certifica el mayor de la saga Esteban. De hecho, estuvo haciendo el día antes un entrenamiento de veinte minutos y no se quedó contento, pero “solo” le quedaba una opción: “Salir al frontón y darlo todo. Al terminar el partido lo tenía más hinchado”. Así, con el traqueteo, no ha terminado de curar. “La zona se sigue inflamando y noto que hay zonas desplazadas por el hinchazón o el líquido. Me paso todo el día con el pie metido en hielo”, espeta y añade que “quería jugar y darlo todo. Tenía que dar la cara. Tenía que aprovechar la oportunidad”.
Con el tobillo recuperado casi por completo, aunque no del todo, Gorka lidiará con Aitor Mendizabal, pelotari más corto pero con un coraje excepcional. El riojano le dice “duro” y lo compara en esa suerte con “Rafa Nadal”. “Aitor se agarra al frontón, siempre tiene las cosas muy claras y, en base a su concepto de juego, se desempeña”, certifica el delantero riojano, quien prosigue que “en ese sentido lo comparo con Rafa Nadal, guardando las distancias, porque se agarra siempre al frontón, pelea todos los tantos y no da una pelota por perdida. Además, sabe sus pros y sus contras y los sabe plasmar. Sabe sacar jugo a su potencial. Lo exprime al máximo”.
Gorka ya tiene dos txapelas este curso y admite que “pase lo que pase es un año para enmarcar”. Pero abunda en que “no es por los títulos”, sino por la forma de jugar y estar en el frontón. Se prometió no sufrir. “Personalmente, he logrado mucho”, desvela. “Para mí, en realidad, el mayor aliciente es jugar el año que viene en Primera. Es otro reto personal. Uno trabaja siempre para estar arriba y ganar significaría jugar los dos campeonatos grandes en Primera por méritos propios. Sería un sueño, una meta grandísima”, finaliza el riojano.