Fenerbahçe 88

Laboral Kutxa 77

FENERBAHÇE: Dixon (3), Bogdanovic (18), Datome (15), Udoh(14), Antic(8) -cinco inicial-, Hickman (3), Sloukas (13), Vesely (14), Kalinic (0).

LABORAL KUTXA: Adams (19), Hanga (10), Bertans (2), Tillie (13), Planinic (0) -cinco inicial-, Bourousis (22), M.James (6), Causeur (0), Blazic (5), I. Diop (0).

Parciales: 23-15, 41-40 (descanso), 55-57, 72-72 (final) y 88-77.

Árbitros: Christodoulou, Ryzhyk y Latisevs. Eliminaron a Udoh.

Incidencias: 11.216 espectadores en el Mercedes Benz Arena de Berlín.

Bilbao - A 6 minutos y 29 segundos de acabar la segunda semifinal de la Final Four de Berlín, el Laboral Kutxa acariciaba la hazaña. Vencía por 59-66 al Fenerbahçe, que estaba tocado ante la posibilidad de protagonizar un patinazo enorme, dado su condición de gran favorito. Pero entonces unos cuantos factores, llenos de polémica, empezaron a alinearse para dejar sin aquello que había merecido a un equipo que se sobrepuso a un parcial inicial de 13-0 en los primeros tres minutos sin perder la compostura y gracias a la actuación imperial de Ioannis Bourousis, que firmó 22 puntos y 10 rebotes, y al esfuerzo colectivo de un equipo que siempre creyó en la victoria.

El Laboral Kutxa fue limando poco a poco la desventaja, con una gran defensa que solo sufrió cuando Vesely volaba, y un ataque que giraba en torno al pívot griego, imparable en cualquier distancia. Cuando la soga les apretaba, los turcos tiraron de experiencia y algo más. Vesely sumó seis puntos seguidos para frenar la escapada baskonista, pero sobre todo los de Zeljko Obradovic apretaron en defensa, con la anuencia arbitral, y rescataron un partido que se les iba. Datome recortó hasta un punto con un triple majestuoso, Adams solo anotó un tiro libre y eso dio a Sloukas, un seguro de vida en los finales apretados, la oportunidad de anotar a 25 segundos del final. El Laboral Kutxa puso la última posesión y el billete a la gloria en manos de su base estadounidense, que había firmado acciones de gran mérito. Pero el triple de Adams, bien tirado, no entró y el duelo, de altísimo nivel, se fue a la prórroga, no sin que antes Obradovic montara un pollo por el que se fue de rositas a los árbitros y estos regalaran una décimas al Fenerbahçe por si pudiera anotar una canasta definitiva.

En la prórroga, surgió con cinco puntos seguidos Bogdan Bogdanovic, hasta entonces desacertado, pero fueron dos tiros libres fallados por Bourousis y una canasta fuera de tiempo concedida sin revisar a Udoh las acciones que comenzaron a decantar la balanza. El Laboral Kutxa se vio ya cansado, sin confianza para hacer un último esfuerzo y la prórroga fue turca. Bourousis, fundido, no apareció en el poste bajo y el Fenerbahçe pudo mantener el listón físico para apropiarse del tiempo añadido y de una final que solo rescató de una forma agónica y, probablemente, injusta. Pero la justicia hace tiempo que dejó de regir en la Euroliga. Dinero llama a dinero y los dos más ricos, y los que más partidos han ganado esta temporada, jugarán mañana la final.