KAWHI Leonard no es de este tiempo. El alero de San Antonio Spurs se ha convertido en una de las estrellas de la NBA, pero parece que no está en la cancha. No hace aspavientos, no cae en las tonterías de algunos de sus colegas, no se da ninguna importancia. Él, simplemente, juega con concentración e intensidad en los dos lados y siempre trata de producir en beneficio del equipo. Los expertos le acaban de otorgar por segundo año consecutivo y de forma indiscutible el premio de mejor defensor de la temporada y Leonard se ha convertido en el segundo jugador de la historia que consigue ese galardón más de una vez y, además, el de MVP de la final, que se llevó hace dos años cuando San Antonio logró su quinto anillo. El otro fue Hakeem Olajuwon. Además, el de los Spurs es el primer jugador que no sea pívot que repite el galardón desde Dennis Rodman en 1991. Antes lo había logrado Sydney Moncrief.
Las virtudes defensivas de Kawhi Leonard son evidentes, aunque quiso compartir el premio con sus compañeros “ya que siempre están a mi espalda por si se me escapa mi hombre y así yo puedo coger a otro”. Lo cierto es que se le escapan pocas veces, por eso ha sido distinguido. El alero californiano, con solo 24 años, aparece como el único jugador de la NBA capaz de defender con igual eficacia al poderoso LeBron James, que ya lo sufrió en la final de 2014, y al liviano Stephen Curry. En sus 2,01 metros, Leonard es fuerte para soportar el contacto y rápido para perseguir en los bloqueos, tiene largos brazos para cubrir líneas de pase en el lado débil y unas manos, las más grandes de la liga, que abarcan todo el balón y le permiten puntear muchos tiros y que, además, se han convertido ya en su imagen de marca, en el logo con el que ha empezado a comercializar prendas deportivas.
“No creo que Kawhi sepa realmente si tiene gente detrás o no. Él va y hace lo suyo. Le da crédito a los demás, como corresponde, porque es un gran muchacho. Pero lo que hace me asombra noche tras noche y el que lo haga en ambos extremos del campo es algo especial”, confiesa Gregg Popovich, el técnico que ha ido moldeando y convenciendo de sus posibilidades a un jugador que ya es All Star y cuyo techo aún no se adivina porque su progresión es imparable.
21 puntos por partido No es solo que Leonard sea la principal arma defensiva del mejor equipo de la NBA en ese aspecto, que con él en la cancha solo concede 94 puntos a sus rivales, sino que además es el máximo anotador de los San Antonio Spurs con 21,2 puntos por partido. En su quinta temporada, triplica ya la producción ofensiva de la primera con un enorme 44% en triples que subraya su capacidad de trabajo. Además, aporta casi siete rebotes por partido, de los cuales más de cinco son defensivos, casi dos robos de balón y un tapón por partido.
“Todo es gracias a mis compañeros y los entrenadores que me ponen en la mejor situación”, insiste un jugador que en sus tiempos universitarios en San Diego State trabajaba en solitario bajo la luz clandestina de apenas un par de bombillas y cuyo carácter introvertido está, sin duda, marcado por el asesinato de su padre hace ocho años en el conflictivo barrio de Compton, en California. Por eso, ahora que Kawhi Leonard es una estrella a su pesar se ha involucrado en un asociación que ayuda a las personas a sobrellevar el duelo por la muerte de personas queridas. “Quiero ser una ayuda para los demás y contarles mi experiencia”, apunta. En realidad, al mejor defensor de la NBA le gustaría pasar desapercibido, crear a su alrededor un muro silencioso, eso que él supone para sus rivales. Pero lo tiene difícil porque su próximo destino es el MVP, cualquier temporada de estas.