BILBAO - “Es en balde mirar a Urrutikoetxea si no gano a Joseba Ezkurdia”, anuncia Julen Retegi. Lo dice convencido, con el ala llena ya de trabucazos y remiendos, con las sienes clareando de la experiencia de once años, que cumple en junio, en la élite de la mano profesional. Aun así, pase lo que pase, el nombre del campeón, como la Espada de Damocles, pende del cielo del Labrit de Iruñea, donde saldrá su adversario para los cuartos de final y la primera piedra de toque en la defensa del Manomanista, el gerriko rojo y la efeméride de repetir título. El zaratamoztarra será el próximo objetivo del eratsundarra y Joseba Ezkurdia, del que pase, del que triunfe el sábado en la cancha de Iruñea. El ojo. El huracán. 36 metros. Un triunfador. Y el sueño más grande para cualquier manista. El colorado anual.
El delantero navarro, finalista del Manomanista de 2014, es un luchador. Retegi Bi juega a muerte a lo suyo. La suerte de su plan es su capacidad técnica, exquisita. Quizás a su hoja de ruta le falte la agresividad del toque actual, pero la honestidad en el despliegue es toda una inversión en sí mismo. En su fe. Lo reconoce. El guion contra Ezkurdia será el habitual. “Pero es el mismo contra todos”, asevera. “La teoría es fácil: sacar bien; si el rival consigue restar, dar un pelotazo atrás, y después terminar. La práctica es más complicada”, argumenta el pelotari, clasicómano en su pose, más cercano al sepia que al color, pero su aguante, fajador, y su capacidad de gozar le convierten en un potro de tortura para casi cualquier adversario.
Lugar común en los últimos años de Julen, con la brújula -por decisión de su empresa- básicamente puesta en los campeonatos individuales, es la reivindicación, pese a que él argumente que “no me juego mi temporada en estos partidos”. “Es complicadísimo ir arriba, este año me viene Joseba Ezkurdia y el año pasado me tocó Oinatz Bengoetxea. Es difícil. El mano a mano es muy duro. Es todo el frontón contra ti”, declara Retegi.
Lo que le duele al de Eratsun es el destino cruel que tiene impreso en el ADN el Manomanista: vivir o morir. Lo que le hace grande. “Afronto esto con ganas, pero con nervios. Si pierdes, te vas para casa”, desvela Julen, quien agrega que “ni en el Manomanista ni en el Cuatro y Medio te acostumbras. Te preparas mucho y duele cuando te vas para casa. Todo el esfuerzo no tiene su recompensa”. Y la presión crece: “Llego bien, pero con dudas. Hay entrenamientos buenos, malos, y llegas disgustado a casa. Son momentos de tensión. Te juegas mucho. Lo que fastidia de perder es que hasta el año que viene no vuelves a jugar y no se ve todo el trabajo de detrás”.
El precedente de Bergara Casualidades de la vida, Retegi Bi y Joseba Ezkurdia se encontraron en el Manomanista de 2014, en el que el de Eratsun fue finalista. Ganó en Bergara 22-18 en un duelo duro. “Salí precipitado, a lo loco, no elegí bien las pelotas. Se me escapó fácil. Hay que mejorar ese comienzo”, rememora el voleísta de Arbizu, al que lanza loas su adversario: “En dos años, Joseba ha cambiado mucho: está más fino, más maduro y le da como un tiro. En el Cuatro y Medio de San Fermín me ganó y en el Parejas, también. Lo pasado, pasado está”. Sobre todo, incide Julen, la mejora ha sido “física”, que con la velocidad en la alcanzada a una escapada de Merino II en el 1-1 saca “conclusiones”, ya que “está muy rápido”.
De todos modos, el joven de Sakana confirma que del duelo ante el riojano no extrae demasiado “en claro”. “Tuve todo de cara y a David no le salió nada. Por lo menos, me he quitado los nervios del primer partido”, resume Ezkurdia, quien redunda en que “me espero a un Retegi que juega un montón. Es difícil de ganar, pero trataré de ponerle las cosas difíciles. Todos sabemos cómo va a venir. Está entrenando a tope, aunque no haya jugado Parejas, sabemos qué nivel va a dar”.
Así las cosas, respecto a la cita con el material, los derroteros fueron por distintas vías: para Julen, cueros más tranquilos; para Joseba, con más tiro. Urruti espera sentado.