Bilbao - “¡Raúl! ¡Raúl!”. A 3:17 para la conclusión del tercer cuarto, el público de Miribilla, puesto en pie, acompañó con una cerrada ovación el viaje de Raúl López al banquillo para recuperar el resuello. Poco importaba que su última acción ofensiva, una bandeja saltando desde lejísimos, hubiese sido escupida por el aro porque su clinic en ese tercer acto, con once puntos en siete minutos, tres triples incluidos, había sido excelso, sublime, de altísima escuela. No sería la última explosión de júbilo de la mañana. 3:36 para la conclusión de un partido roto, absolutamente decantado a favor de los intereses de los anfitriones. Axel Hervelle, tan multidisciplinar como soberbio de inicio a fin, roba un balón al joven Miljenovic en el centro de la cancha y conecta con Raúl, que se la devuelve en el aire para que el belga, con el retrovisor perfectamente calibrado, se la deje a un Álex Mumbrú que irrumpe por el carril central para colgarse del aro sevillano mientras Miribilla estalla en vítores.
Y así, entre ovaciones, explosiones de alegría y reconocimientos varios transcurrió la plácida matinal de ayer en el Bilbao Arena, en un encuentro en el que el Dominion Bilbao Basket superó con enorme autoridad a un Baloncesto Sevilla al que dominó en todo momento. Los hombres de negro, huérfanos de Clevin Hannah y Dejan Todorovic, comparecieron con fuego en la mirada, aprovecharon el endeble arranque de los de Casimiro para coger vuelo en el luminoso y ya no miraron atrás, conservando en todo momento cómodas ventajas en el luminoso. La defensa, soberbia y granítica, dio mucha tranquilidad al equipo en todo momento, obligando a los visitantes a expresarse lejos de su partitura natural (los andaluces solo fluyeron en el arranque del tercer acto, cuando Bostjan Nachbar cogió el toro por los cuernos) y el ataque funcionó con porcentajes de lujo tanto en la pintura como desde la franja de 6,75. Y en el acto más terrenal en esta parcela, el primero, los de Sito Alonso capturaron nueve rebotes ofensivos para lanzar hasta once tiros de campo más que su rival y fabricar un colchón de dos dígitos para el que el cuadro andaluz no encontró solución.
Y es que los hombres de negro cuajaron uno de los partidos más completos del presente curso. Siete jugadores aportaron nueve o más puntos, con los tres tenores sobresaliendo dentro de una actuación coral perfectamente acompasada. Raúl López hizo las delicias del público con 18 puntos y cinco asistencias en 23 minutos, Álex Mumbrú arrasó a todo aquel que se le puso delante con porcentajes extraordinarios y Axel Hervelle hizo de todo y todo muy bien: 12 puntos, seis rebotes, cinco asistencias y cuatro robos de balón. Y alrededor de la vieja guardia gravitó también de manera notable un Georgios Bogris muy atinado en las distancias cortas, mientras que Tobias Borg, Alex Ruoff y Marko Todorovic ofrecieron intensidad y acierto desde la segunda unidad, haciendo posible que el listón de la intensidad no bajara en ningún momento.
Despegue tempranero Seis minutos y 16 segundos. Ese fue el tiempo que necesitó el conjunto vizcaino en el amanecer de la contienda para que su colchón fuese de dos dígitos (17-7). El acierto en el lanzamiento exterior y el abrumador dominio del rebote ofensivo desequilibraron la balanza, manteniéndose esta dinámica incluso cuando ingresó en cancha la segunda unidad, con Marko Todorovic destrozando tanto a Nachbar como a Oriola en el poste. El 28-16 al término del primer acto era una magnífica noticia. Casimiro intentó aferrarse al duelo haciendo coincidir en cancha a sus dos pívots, Balvin y Jordan, y aprovechando el acierto ofensivo de Alfonso Sánchez, pero su resistencia no duró demasiado. El acierto ofensivo del Dominion Bilbao Basket hizo saltar por los aires su endeble retaguardia y el 53-36 al descanso resumía a la perfección las constantes vitales del encuentro.
En la reanudación, Nachbar activó su calidad individual para intentar sacar a los suyos del atolladero, pero sus once puntos en apenas cinco minutos encontraron idéntica respuesta en un Raúl López absolutamente desatado. Y cuando Borg engatilló dos triples seguidos para colocar el 76-56 a 36 segundos para el final del tercer acto el choque quedó absolutamente sentenciado, con un cuarto entero para seguir con las ovaciones y gritos de reconocimiento hacia un equipo que con su triunfo no solo regresó a puestos de play-off, sino que, además, volvió a mostrar colmillo afilado para desgarrar un partido sin miramientos.