Bilbao - El Dominion Bilbao Basket retomó ayer la actividad liguera con notables dosis de aplomo y solvencia para resolver sin mayores sobresaltos la visita a Miribilla de un Morabanc Andorra del que se esperaba mayor peligro pero cuya capacidad destructiva quedó en fuegos de artificio, notablemente desactivada por unos hombres de negro que ante su merma en cuanto a fondo de armario -Mirza Begic, Dejan Todorovic y Tobias Borg tuvieron que limitarse a ver los toros desde la barrera- apelaron a ese dicho que reza que la unión hace la fuerza. La buena imagen ofrecida en la Copa, el hecho de haber sido capaces de eliminar al Barcelona y tener contra las cuerdas al Gran Canaria en la antesala de la final, ha elevado la ambición y la confianza de los de Sito Alonso, que llevaban 21 días sin comparecer en el Bilbao Arena y que ayer, con su tercer triunfo seguido en casa, quisieron escenificar que los tiempos de zozobra en el infierno han quedado en el olvido.

Y es que a pesar de que llegó con las baterías muy justas a los minutos finales como consecuencia de sus problemas de fondo de armario, el conjunto vizcaino supo mantener firme el timón de la contienda ante un rival que fue perdiendo fuste con el paso de los cuartos. Los de Joan Peñarroya se las prometieron felices en el arranque del duelo cuando encontraron la puerta de la defensa bilbaina abierta de par en par para acumular mate tras mate, pero cuando la retaguardia anfitriona apretó sus clavijas tras el descanso sus planes comenzaron a tambalearse. Su caída llegó en un acto final en el que Axel Hervelle y Clevin Hannah terminaron de envolver la victoria merced a su acierto en ataque. 18 puntos, nueve cada uno, sumaron el belga y el estadounidense en unos diez minutos finales en los que los locales acabaron recogiendo los frutos al trabajo bien hecho.

El Dominion Bilbao Basket entendió rápidamente lo que el encuentro precisaba y supo cocinarlo a fuego lento, sin prisa pero sin pausa, sin enormes explosiones pero sin considerables socavones. El Andorra compareció decidido a hacer daño en las distancias cortas de la mano del gigantón Shermadini, pero cuando el georgiano perdió efervescencia y quedó enredado en la tela de araña que a su alrededor tejieron los interiores bilbainos sus argumentos ofensivos perdieron casi todo su filo. Su tiro desde la línea de tres puntos hizo aguas (18% de acierto) y poco dice a favor de su bloque que su jugador más peligroso fuera Stephen Holt, que llegó hace escasos días al equipo. Por contra, los anfitriones siempre tuvieron un plan al que aferrarse. Cuando anotaron con fluidez cogieron vuelo en el luminoso y cuando los tiros no entraron su defensa les permitió mantener la verticalidad. El trío formado por Hannah, Hervelle y Álex Mumbrú sumó 52 de los 83 puntos del equipo, Alex Ruoff y Tautvydas Slezas aportaron en aquellas facetas que Sito Alonso les encomendó -puntos e intangibles el estadounidense, rebote y fortaleza el lituano- y entre todos maquillaron el mal partido de Raúl López, muy mermado en el plano físico en las últimas fechas, y Álex Suárez, intrascendente en sus diez minutos en pista como cada vez que los tiros no le entran.

Mates y triples El cuadro visitante arrancó la contienda rumboso. Sus trece primeros puntos llegaron mediante cinco mates y un triple y su intención de buscar las cosquillas a los anfitriones en la pintura parecía tener visos de éxito... hasta que los hombres de negro activaron su fusil desde la larga distancia. En el momento en el que los locales comenzaron a anotar con fluidez, el choque comenzó a tener claro color negro. El 24-15 cerca de acabar el primer cuarto parecía presagiar una tempranera situación de desahogo, pero la entrada en pista de Holt espoleó a un Andorra que enlazó un parcial de 2-11 para empatar a 26 puntos. Con la segunda unidad en pista y Raúl al mando de las operaciones, el juego bilbaino perdió fluidez, aunque el regreso a la acción de los primeros espadas fue suficiente para evitar que los de Peñarroya, que llegaron a colocarse 37-38 tras un dos más uno del enérgico Betinho, se subieran demasiado a las barbas.

Un buen arranque de tercer cuarto en la faceta anotadora permitió al Dominion Bilbao Basket recuperar la renta de nueve puntos (53-44) y en el momento en el que la efervescencia en esta faceta del juego pasó a segundo plano fue la defensa la que permitió a los de Sito Alonso gobernar el choque sin mayores sobresaltos. A los andorranos les costaba un mundo anotar cada punto (se quedaron en únicamente 12 en todo el tercer cuarto), por lo que, con 57-50 a diez minutos del final, los anfitriones solo necesitaban dar el golpe de gracia para solventar el duelo. Fue Hervelle el encargado de propinarlo. Un triple suyo dibujó un excelente 62-50 y cuando Peñarroya se echó en brazos de la defensa zonal para optar a la voltereta dos canastas del belga, una tras rebote ofensivo y otra moviéndose muy bien por línea de fondo, dieron oxígeno al equipo, que se despegó definitivamente cuando Hannah sacó su fusil desde la línea de tres puntos. Tras el 75-61 a tres minutos del final, los visitantes llegaron a colocarse a siete puntos, pero el base, desatado, enchufó su quinto triple para acabar de certificar una victoria fabricada con la solvencia por bandera.