CANDACE Hill (Georgia, Estados Unidos, 1999) puede parecer una chica más de instituto. Con 16 años, los sobresalientes son habituales en su cuadernillo de notas y sueña con estudiar algún día Biología. Sin embargo, todo cambia cuando deja de lado los libros, se anuda las zapatillas y se adentra en el tartán. Ese es su hábitat y es capaz de correr muy rápido por él, más rápido de lo que nadie lo haya hecho a su edad. Esta joven estadounidense sorprendió al mundo al ser la primera atleta juvenil en bajar de los 11 segundos (10,98) en los 100 metros lisos. Aunque lo que de verdad ha hecho que su fama crezca exponencialmente y se haya convertido en una figura mediática es el contrato firmado con la multinacional japonesa de zapatillas Asics. Las cifras se desconocen, pero gracias a ello Hill recibirá un importante sustento económico durante los próximos diez años que le servirán no solo para pagar sus estudios universitarios, si no también para convertirse en una de las profesionales más precoces del mundo del atletismo.
Esto supone una revolución dentro del sistema deportivo estadounidense. En el país norteamericano, los deportistas suelen acostumbrar a pasar uno o dos años en la universidad antes de comenzar su andadura profesional y, debido al sistema de becas, no pueden percibir ningún ingreso económico hasta que abandonan el centro. El caso de Hill no es el único, entre las atletas más destacadas que en su día optaron por este camino se encuentran también Allyson Felix, que con 17 años firmó con Nike, y Mary Cain, un fenómeno del medio fondo a los 16 años. La primera de ellas confirmó todas las expectativas tras ser cuatro veces campeona olímpica y nueve mundial en 200 metros y pruebas de relevos con Estados Unidos. Sin embargo, no le fueron tan bien las cosas a Cain. Esta atleta de Nueva York bajó considerablemente en el ránking y, aunque todavía tiene 19 años, parece que su esplendor no será tan grande como se esperaba. Fuera de Estados Unidos, el caso más destacado es el de Usain Bolt, que tras arrasar con 15 años firmó un contrato con Puma, sin duda un acierto para la marca alemana que espera repetir Asics con Hill.
En el caso de Hill pinta muy bien. Además de ser la juvenil más rápida de la historia, no parece ser una atleta que destaque por un físico desarrollado demasiado rápido. La velocista de Georgia mide 1,73 metros, es longilínea, delgada, con la cadera muy alta y piernas no musculadas. Unas características que indican que todavía hay margen de desarrollo físico. Además, su tobillo todavía carece de la reactividad que se puede apreciar en las grandes estrellas. Hill es un talento puro, un diamante en bruto todavía sin pulir y al que todavía le falta mucho para ser exprimido al máximo.
Margen de mejora Lo logrado por Hill sobre el tartán aumenta su valor al ver que Shelly-Ann Fraser-Pryce, actualmente la mujer más rápida del mundo, ni se acercaba a esas cifras cuando tenía la edad de la estadounidense. El futuro es suyo y si no se tuerce Hill está llamada a marcar una época. El año que viene su condición de profesional le permitirá ir a las reuniones internacionales más prestigiosas, entre las que se encuentra la Diamond League, y optar a todos los premios económicos. El Cometa de Georgia también tiene en su punto de mira Río de Janeiro. Los expertos afirman que los Juegos Olímpicos del próximo agosto llegan demasiado pronto para ella, que los 17 años es una edad muy prematura para enfrentarse a las mejores atletas del mundo, mucho más experimentadas y desarrolladas. Pero Hill no se harta de demostrar que la velocidad no entiende de edades.