Duración: 1h 19:35 minutos de juego; 31:20 minutos de juego real.
Saques: 1 de Berasaluze II (tanto 7).
Faltas de saque: 1 de Ezkurdia.
Pelotazos: 623 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 10 de Berasaluze II, 3 de Zubieta, 5 de Ezkurdia y 3 de Zabaleta.
Errores: 5 de Berasaluze II, 2 de Zubieta, 4 de Ezkurdia y 1 de Zabaleta.
Marcador: 1-0, 1-1, 2-2, 7-3, 8-3, 9-4, 10-5, 10-6, 11-8, 11-9, 11-11, 12-13, 13-13, 13-14, 14-14, 17-15, 18-15 y 22-15.
Botilleros: Ejercieron de botilleros José Ángel Balanza ‘Gorostiza’ (con Berasaluze II-Zubieta) y Jokin Etxaniz (con Ezkurdia-Zabaleta).
Apuestas: De salida se cantaron posturas de doble a sencillo a favor de Ezkurdia-Zabaleta.
Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada de la liguilla de semifinales del Parejas de Primera de la LEP.M disputado en el frontón Astelena de Eibar. 1.100 espectadores.
Eibar - Asomaron cuchillos largos en una semana inhóspita para Aitor Zubieta. Horrible. Invierno en primavera. Días de incertidumbre, de febrero, de noches largas, atascos, nieve en las cunetas y sal en la carretera. Los focos estaban en su mano izquierda, un poco también en la derecha y, sobre todo, encima de su cabeza. Él era el protagonista. Para mal. El tendón de la zurda le dejó llagas en su seguridad y la negativa de las empresas a un aplazamiento las dejó en la justicia y en los precedentes. Pero el coloso de Etxarri-Aranatz, un gigante de casi dos metros, es un tipo duro.
La semana, los días, las horas, las llamadas, los kilómetros, estaban en el retrovisor del zaguero de Aspe, cedido a Asegarce, antes del día clave. De un día en el que acompañado de Pablo Berasaluze esperaba que su camino se asfaltara con el bombardeo de Joseba Ezkurdia y José Javier Zabaleta. Ese era el primer vistazo a un guion descatalogado por aquello del libre albedrío y que el alma no habita en los porcentajes o en la ciencia.
El alma reside en las entretelas y de las entrañas nació el billete hacia la final del Parejas del próximo 26 de abril en el Bizkaia de Bilbao que obtuvieron el mago de Berriz y el guardaespaldas etxarriarra. Nació de ahí. De la zurda maltrecha de Aitor, que llevó todo aunque careció de pegada en la mayoría de las ocasiones, y de la ambición de Berasaluze II, que disputó su mejor partido de la liguilla de semifinales. Sujetó el navarro a un ciclón, José Javier Zabaleta, que acabó desememoriado, mudo, lívido de los esfuerzos. Y es que, con pegada cimentó su desembarco, pero la falta de ayuda de Ezkurdia le cerró las puertas al triunfo. El voleísta de Arbizu no estuvo a la altura de las circunstancias, se encontró fuera de sitio, superado por Pablo y sin valentía para terminar el tanto. Tampoco le ayudó la fortuna. La mejor versión del delantero de Sakana, un minero con dotes de artista, no apareció. Pero tampoco su imagen de dinamitero. Esbozó potencia y poco más. Le faltó atreverse a rematar, porque el dominio de Zabaleta fue intenso y casi militar. Jugó mucho el pegador de Etxarren, pero fue épica la respuesta de Zubieta: ardor, sacrificio y lágrimas. Pablo se sumó a la fiesta con su expresionismo y tomó las riendas en el tramo final, en el que se esfumó el envite a los de Aspe como arena entre los dedos.
Resulta paradójico que en un partido de trote, en el que los pelotazos argumentaron pelea, el pelotari de menor caballaje acabase tan enchufado. Después de cinco igualadas (1-1, 2-2, 11-11, 13-13 y 14-14), cayó Zabaleta el primero y el resto lo hizo Berasaluze II: seis tantos suyos acercaron el billete. Zubieta fue el faro, el guía; Pablo, el ejecutor.
Pronto se le vieron las costuras al partido. Aitor arribó con pura voluntad. Con la izquierda tocaba, gracias a su postura, daba altura, pero no la potencia deseada. Aun así, al aguantar, sin yerros, con paciencia, con intención, los de Asegarce pronto se encontraron con un 9-3 que les dio muchísimo oxígeno. Zabaleta, aunque le soltaba, no terminaba de romper por el oficio rival; mucho menos Ezkurdia, con poca incidencia en el juego. Le dio velocidad con la volea, pero ni así. No ejerció de desatascador. Lo acabó pagando José Javier.
Abrazos en el luminoso No obstante, la apertura de la falla entre los dos duetos hasta los seis tantos después de empatar a uno y a dos fue el principio del cambio de tendencia. Los colorados se aferraron a dos circunstancias: a los galones de Aitor y el acierto de Pablo. Un error del berriztarra devolvió la fe a sus contrincantes. Cambiaron de pelota, metieron caña y recetaron tortícolis al puntillero vizcaino.
Con Berasaluze II fuera de lugar, la acometida al partido se hizo más factible para Ezkurdia y Zabaleta. Sobre todo para el de Etxarren, que estuvo soberbio en pegada. Le faltó acompañamiento. Dos yerros de entendimiento entre los de Asegarce también alargó los dientes azules, que aumentó Zabaleta con un cortadón y un gran derechazo. Cierta dosis de desplome, superados los 300 pelotazos, cerró la remada de los de Sakana a mitad de camino. 11-11.
Y de ahí, al despegue. Se fueron dos tantos hacia adelante los de Aspe: dos tantos de Ezkurdia, su mejor aportación. Pero se endureció la cosa. Dos igualadas, a trece y catorce, con Joseba poco participativo, pusieron a Zabaleta físicamente al límite. Trabajaron un poco más Pablo y Zubieta. Hasta que cayó. Entonces, soberbios ambos, los colorados vieron la luz al final del túnel. Y la final.