Bilbao - El Bilbao Basket no fue capaz ayer de poner sobre la cancha del San Sebastián Arena 2016 las dosis de energía que hasta el momento se han convertido en su gran seña de identidad en este brillante arranque de temporada y tuvo que abandonar Donostia con el rabo entre las piernas, superado de principio a fin por un Gipuzkoa Basket más compacto y entonado que llevó en todo momento el timón del duelo, encaminándolo por los derroteros que más convenían a sus intereses. Los de Sito Alonso se desconectaron del choque desde los primeros compases y se vieron obligados a viajar a rebufo de su rival en todo momento, sin demasiadas posibilidades de reengancharse y llegar al tramo final con alguna opción de triunfo más allá de un efímero 67-59 a 6:43 del final que quedó sepultado por una concatenación de pérdidas de balón y tiros libres fallados que hicieron que los de Jaume Ponsarnau, filosos e hiperactivos, vivieran los últimos minutos del choque a placer.

Con Álex Mumbrú y Dairis Bertans en chándal siguiendo el partido desde la banda y Axel Hervelle activo pero renqueante, los hombres de negro comparecieron demasiado desprotegidos como para imponer su propuesta ante un rival que puso toda la carne en el asador desde el salto inicial. Con este mismo esqueleto, al conjunto vizcaino ya le costó Dios y ayuda batir a Estudiantes la pasada jornada y ayer no fue capaz de repetir resultado. Lleva el Bilbao Basket demasiadas jornadas acumulando bajas y saliendo airoso de cada entuerto a base de hacer encaje de bolillos entre las piezas sanas, pero ayer no fue el caso. El quinteto inicial, con los dos bases -Colom y Raúl López- y los dos pívots -Marko Todorovic y Williams- incrustados en él supuso una nueva variante de cara a luchar contra las taras en el fondo de armario, pero la apuesta no fue esta vez exitosa. Comparecieron los visitantes con la visible intención de cerrar su zona a cal y canto para entorpecer la actividad de Doblas y Hanley y fueron castigados desde la larga distancia por los fusileros de un conjunto guipuzcoano que hasta ahora no había demostrado demasiada puntería desde la larga distancia. Los locales fabricaron sus primeras ventajas a triplazo limpio, llegaron a mandar por 17 puntos a segundos de llegarse al ecuador de la contienda y en la segunda parte aguantaron con entereza los intentos de acercamiento del Bilbao Basket, al que le faltó continuidad en su propuesta para equilibrar la balanza. Cuando se concede terreno de buenas a primeras hay que rozar la perfección para regresar al partido y los hombres de negro, con 20 pérdidas de balón y un oscuro 4 de 14 en los triples (por el 13 de 29 del rival) estuvieron muy lejos de conseguirlo.

A remolque Ya desde los primeros compases del duelo se vio que existía mucho terreno entre el nivel de energía de ambos contrincantes. El Bilbao Basket saltó a cancha enmarañado y sin demasiada tensión mientras que el Gipuzkoa Basket lo hizo directo y brioso en ataque y granítico en la retaguardia, por lo que suyas fueron sus primeras ventajas con Jared Jordan y Taquan Dean demostrando desde el principio que iban a ser los que iban a portar los galones en el devenir de la contienda. Los de Sito Alonso, con un déficit de diez puntos en el marcador (14-4) cuando solo se habían disputado cinco minutos de derbi, boqueaban de manera costosa para no perder la verticalidad, pero el excelente nivel de acierto de los anfitriones, con muchos lanzamientos realizados sin ninguna marca, cerraron el primer cuarto con un 25-16 favorable a sus intereses. Y la cosa no fue a mejor en el segundo, pues a los visitantes, que además veían cómo Williams y Wragge se metían en problemas de faltas, les costaba muchísimo cogerle el tono al duelo. Con la defensa careciendo de la solidez de anteriores citas y el ataque demasiado inconexo, el conjunto de Ponsarnau encontró alfombra roja en su intento de distanciarse en el luminoso y con Jordan y Doblas como principales baluartes alcanzó el ecuador de la contienda con un 48-32 que resumía a la perfección lo acontecido en cancha hasta el momento.

En la reanudación, el Bilbao Basket encontró parte de la solidez que le había abandonado hasta entonces. Rearmado en labores de retaguardia, con una notable presión en primera línea de pase que desembocó en varias recuperaciones de balón, el conjunto de Sito Alonso limitó a tres puntos la actividad anotadora del Gipuzkoa Basket en los cinco primeros minutos del tercer cuarto, entre los Todorovic revitalizaron un ataque hasta entonces impreciso y el 51-42 parecía dejar pasar un rayo de luz entre tanto nubarrón negro, pero a los anfitriones, que seguían encontrando un gran sostén en los triples, no les entraron las dudas. Los visitantes, haciendo la goma, llegaron a amagar con alcanzar el último cuarto por debajo de la barrera psicológica de los diez puntos tras un dos más uno de Colom (64-52), pero encajaron un dolorosísimo triple de Dean sobre la bocina del tercer acto. Horrible presagio.

Un mate de Williams y un triple de Andjusic con menos de siete minutos por disputarse desembocaron en un amenazador 67-59 que pudo suponer un punto de inflexión en el devenir de la contienda, pero en los minutos de mayor zozobra del conjunto guipuzcoano al Bilbao Basket le faltó temple y aplomó para ir más allá y hurgar con mayor virulencia en la herida. Encadenaron tres pérdidas de balón los visitantes cuando más control hacía falta, erraron tres tiros libres cuando el acierto era imprescindible para llegar a flote a los metros finales y ahí se acabó la historia. Entre Dean y Grimau llevaron la algarabía a la grada a base de triples, dibujando un contundente marcador de 80-60, y a los visitantes solo les quedó la posibilidad de maquillar el resultado en los segundos finales.