Bilbao - Sublime. Probablemente sea ese el adjetivo que mejor califique el partido -perdón, partidazo- de ayer del Bilbao Basket en el Gran Canaria Arena. Ese o cualquiera que se le asemeje. Desde excelso, grandioso o insuperable a celestial, glorioso o admirable pasando por espléndido o excepcional. El diccionario es rico en cuanto a sinónimos y todos estos vocablos se ajustan como un guante a la actuación de los hombres de negro, que comparecieron en suelo maldito para sus intereses con fuego en la mirada pese a dos ausencias tan importantes como las de Álex Mumbrú y Axel Hervelle y acabaron sumando de manera brillante y autoritaria (60-70) su sexta victoria de la temporada.

Tan tremenda fue su demostración de planteamiento, ejecución y fe en sus posibilidades que lo de ganar por primera vez en Las Palmas, donde se habían cosechado diez derrotas de todos los colores, quedó en mera anécdota, absolutamente sepultado bajo toneladas de extraordinario trabajo defensivo y notable filo atacante. Lanzó dos mensajes Sito Alonso en la previa - “debemos intentar que los que están disponibles suplan a Axel y Álex en cuanto a personalidad y no caer en el desánimo en cuanto tengamos un problema” y “no creo que para ellos vaya a ser fácil defender a Marko y a Latavious”- y ambas premisas acabaron cumpliéndose a rajatabla. Cuando todo le salió de cara, sobre todo en unos primeros 15 minutos de perfecta ejecución baloncestística en ambas canastas que desembocaron en un brutal marcador de 16-39, el Bilbao Basket pareció flotar sobre la cancha, pero cuando vinieron mal dadas -parcial de 14-0 en contra en los cinco minutos finales del segundo acto o al ver su renta bajar hasta los seis puntos (58-64) a tres minutos de acabar el duelo- supo apretar los dientes sin perder la verticalidad.

Y lo de los pívots fue una gozada para los sentidos, un planteamiento notable con una ejecución superlativa. Alonso hizo jugar juntos por primera vez a Todorovic y Williams y el maestro Aíto García Reneses, superado esta vez por el alumno, no encontró respuesta. El montenegrino obligó una y otra vez a salir de su ámbito de influencia intimidatoria al gigantón Tavares y habilitó espacios y balones para el estadounidense, abrumador además en el rebote ofensivo desde la posición de ala-pívot. Entre ambos acabaron con 28 puntos y 20 rebotes, bien respaldados por Dairis Bertans, autor de canastas importantes en la segunda mitad, el juego multidisciplinar de Quino Colom o la certera dirección de Raúl López.

DESATADOS El Bilbao Basket, notablemente armado en defensa desde el salto inicial, tardó un par de minutos en fluir en ataque en el arranque del partido, con Tavares cerrando a cal y canto el camino hacia el aro insular. Pero cuando Colom borró el cero del casillero de los visitantes se desató la tormenta perfecta. Wragge soltó dos bombas desde la línea de 6,75, Marko Todorovic sacó a relucir sus recursos debajo del aro, el otro Todorovic, Dejan, mostró su desparpajo y, como colofón, Raúl López volvió a fusilar desde la larga distancia y los hombres de negro fabricaron un extraordinario parcial de 2-22 que les permitió mandar por 6-22 en los compases finales del primer acto. Con una labor defensiva superlativa, con variaciones constantes que desquiciaron a los anfitriones, los de Sito Alonso pudieron desarrollar un baloncesto de alta escuela al que en el amanecer del segundo cuarto se le sumó la exuberancia física de Williams, resolutivo de cara al aro y dominador en el rebote en ambos aros. El Herbalife Gran Canaria intentó recuperar el tono desde la larga distancia, pero el Bilbao Basket, con el mago de Vic manejando perfectamente la batuta, siguió aumentando sus rentas hasta el 16-39 a 5:02 del descanso merced a un triple de Andjusic. Sin embargo, los anfitriones no se vinieron abajo. Se encomendaron al carácter de Bellas y a los lanzamientos exteriores e hicieron que el juego de su rival se cortocircuitara de manera abrupta en el tramo que conducía al ecuador de la contienda. El Bilbao Basket perdió provisionalmente sus coordenadas ofensivas, quedándose sin anotar en esos cinco minutos, mientras que los locales encontraron el acierto perdido, fruto también del cansancio acumulado por la zaga de los visitantes, y el parcial de 14-0 les permitió regresar al partido (30-39).

El Bilbao Basket necesitaba el descanso como el respirar para resetear cuerpo y mente y en la reanudación fue capaz de frenar la línea ascendente de los locales. Con Bertans y Marko Todorovic sumando en ataque, el choque se convirtió en un auténtico ejercicio de supervivencia con la defensa como pieza vital. Sin sobradas alegrías en ninguno de los dos bandos, el Gran Canaria llegó a acercarse a solo cinco puntos a dos minutos del final del tercer cuarto, pero Sito Alonso llamó a filas a sus pupilos, volvió a activar a Williams adjudicándole el papel de faro ofensivo y gracias a tres canastas del estadounidense el Bilbao Basket pudo conservar la renta de nueve puntos que tenía al descanso con solo diez minutos por disputarse (47-56).

Y en ese último cuarto, los hombres de negro volvieron a encontrar en la solidez defensiva a su mejor aliado. Entre Bertans, Marko y Colom estiraron la renta hasta los 15 puntos (49-64) y a los de Aíto cada vez se les veían más grandes las costuras, con urgencias notables en ataque. Se encomendaron los visitantes, enmarañados, al juego uno contra uno de Oliver y lo suyo fue pan para hoy y hambre para mañana, pues aunque consiguieron acercarse hasta un amenazante (58-64) esa táctica acabó siendo su perdición. El Bilbao Basket jugó con inteligencia en ataque, logrando situaciones que le llevaron a la línea de tiros libres, y no perdonó la vida a su rival, acabando con el largo maleficio que le perseguía en sus desplazamientos a Las Palmas, sumando su sexta victoria de la temporada gracias a una actuación de matrícula de honor, y manteniendo viva, muy viva, la ilusión de jugar en el mismo recinto la Copa.