Bilbao - Por momentos, la matinal de ayer en el Bilbao Arena pareció una copia exacta de lo acontecido siete días atrás en el Nou Congost. Mal arranque del Bilbao Basket, el rival coge vuelo en el marcador hasta fabricar una renta amplísima, los hombres de negro regresan al partido a triplazo limpio... y hasta ahí llegaron las semejanzas. Si en la cancha de La Bruixa d’Or los de Sito Alonso consiguieron dar la vuelta al marcador para alcanzar la victoria, ayer se quedaron ahogados en la orilla después de dar muchísimas brazadas contra la marea para acabar cosechando la primera derrota del curso en casa. Al conjunto aragonés el plan de actuación le salió a las mil maravillas. Acudió a Bilbao con la idea de desactivar el flujo ofensivo de los de Sito Alonso, llenó de efectivos su zona, invitó al rival a percutir desde la larga distancia y el Bilbao Basket no encontró más respuesta que jugar bajo esa premisa. Vivió y murió desde la línea de tres puntos, bombardeando hasta en cuarenta ocasiones para embocar once bolas, sin otra vía clara de suministro de puntos salvo unos fugaces momentos de activación de Marko Todorovic en los compases finales del tercer acto.
Malos arranques como el que protagonizó ayer el Bilbao Basket, que llegó a perder por 17 puntos en los segundos finales del acto inaugural (9-26), obligan posteriormente a realizar sobreesfuerzos, a rozar la perfección si se quiere evitar hincar la rodilla, sobre todo ante cuadros serios, bien armados y con ideas claras como el de Joaquín Ruiz Lorente. Los anfitriones no anduvieron lejos de su objetivo porque en ningún momento le perdieron la cara al partido. Con notables rachas de Raúl López y Dairis Bertans, se colocaron en un buen puñado de ocasiones a un solo punto del CAI, pero les faltó temple y acierto para asestar el golpe de gracia y pasar a dominar el partido ante un rival que, además, siempre tuvo respuesta en forma de canastones, sobre todo de los excelentes Lisch y Goulding, cada vez que sintió en su nuca el amenazante aliento bilbaino. La última oportunidad llegó dentro de los dos minutos finales, con un 71-72 tras mate de Latavious Williams, cuando Quino Colom, horrible ayer en el tiro con cero de doce en lanzamientos de campo, no metió un triple en buena situación que pudo dibujar un desenlace bien diferente. Goulding no perdonó en la siguiente acción, Raúl no acertó en su tiro y los visitantes se lanzaron sin mayores problemas a por el triunfo.
El Bilbao Basket, huérfano de Axel Hervelle (el CAI tampoco pudo contar con Jason Robinson), cedió más terreno de lo deseable en el acto inaugural. Demasiado permisivo en defensa y con una pésima circulación de balón en ataque, los de Ruiz Lorente no encontraron demasiados problemas para abrir una enorme vía de agua en el armazón de los hombres de negro, que cerraron el acto inaugural con un adverso 11-26, una valoración global de -1, un 4 de 18 en tiros de campo habiendo fallado los ocho triples intentados y con el cuadro rival viajando hasta en 13 ocasiones a la línea de tiros libres merced a una actuación arbitral que acabó siendo caótica para ambos bandos. Sito Alonso apostó por hacer coincidir en pista a Raúl y Colom, activó a Gabriel y el regreso del acierto triplista permitió un parcial de 12-2 para que los hombres de negro regresaran al partido, pero dos triplazos de Lisch rozando el límite de la posesión frenaron la euforia y dieron aire a un CAI que atravesó por momentos de flojera hasta el punto de alcanzar el ecuador de la contienda con una renta que se había reducido a los cinco puntos (36-41).
En la reanudación, los anfitriones siguieron con sus labores de persecución. Bertans tuvo a su disposición tres tiros libres para poner por delante a los suyos, pero solo aprovechó uno y en la otra canasta Lisch, otra vez él, respondió con cinco puntos para que el CAI no perdiera la verticalidad. Esa fue la tónica general del duelo hasta el bocinazo final. Con los maños mezclando defensas zonales e individuales y decididos a que no se jugara en las cercanías de su aro, el Bilbao Basket hizo la goma en infinidad de ocasiones. Se acercó cuando percutió con tino desde el perímetro, pero los visitantes siempre encontraron respuesta para que el rival no se le subiera a las barbas, con Goulding heredando la función de Lisch en el último cuarto.
En esos minutos decisivos, Alonso decidió mantener en cancha a Colom pese a su evidente desacierto en lugar de activar a Andjusic, su supuesto triplista franquicia. Dentro de los tres minutos finales, con el 69-70 y el 71-72, el andorrano tuvo dos balones para poner por delante en el marcador a los hombres de negro, pero falló ambos lanzamientos y la goma, de tanto estirarse y contraerse, acabó rompiéndose. Los últimos sesenta segundos fueron un ejercicio de absoluta impotencia de un Bilbao Basket al que no le quedó más remedio que asistir al sprint definitivo del CAI Zaragoza hacia la victoria, la primera que se escapa en la presente campaña del Bilbao Arena.