bilbao. A última hora de la tarde de ayer la agencia antidopaje de Estados Unidos, la Usada, publicó un comunicado exculpando a Chris Horner, el americano feliz que, recién ganada la Vuelta el domingo, fue crucificado antes incluso de que amaneciera un nuevo día. Para qué esperar. Así que un poco más tarde de las seis de la mañana de ayer se presentaron en el hotel del RadioShack en Madrid los agentes de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD) para realizar al corredor un control por sorpresa de sangre y orina. A la agencia española se lo había pedido la Usada el sábado, que persiguiera al individuo que rompía los moldes del ciclismo, 42 años casi y hamburguesero, y tantos recelos levanta. A por él fueron nada más amanecer y por él preguntaron en el hotel sin obtener respuesta. No estaba. Se lo dijo el que debía ser su compañero de habitación. ¿Dónde se encontraba?

Dicen los que sí estaban que Luca Guercilena, mánager del RadioShack, le pidió al agente que comprobara el ADAMS - el sistema de localización en el que viven en libertad vigilada los ciclistas desde hace años- del corredor porque, extrañado por su presencia, le quería sonar que Horner no debía estar en ese hotel. No debe ser muy complicado eso de informarse del lugar en el que un corredor ha dicho que está, pero el agente, cuentan los presentes, se negó a hacerlo y se marchó advirtiendo de que el asunto iba a traer cola por aquello de que los ciclistas deben informar de su paradero en todo momento y estar donde dicen que van a estar con un margen de error de tres ausencias antes de ser sancionados.

No se sabe si era una amenaza, pero poco después, esa misma mañana, un periódico madrileño contaba la historia de la huida de Horner. Y un poco más tarde de que el ganador de la Vuelta estuviese ya crucificado, su equipo, el RadioShack, informaba de que el corredor había modificado el mismo domingo por la mañana, antes de la última etapa de la Vuelta, su localización en el ADAMS y que en lugar de alojarse en el hotel del equipo lo haría en otro más cercano al aeropuerto junto a su esposa. En el correo, Horner daba el nombre del hotel, el Ciudad de Móstoles, el número de habitación, la 314, y la hora, entre las seis y las siete de la mañana, en la que estaría localizable antes de coger el avión de regreso a su casa de Oregón. Y en respuesta a ese mensaje estaba la aprobación de la propia Usada. Lo confirmó la agencia estadounidense ayer al atardecer para bajar al ciclista de la cruz. "Horner actualizó correctamente la información sobre su paradero antes de la prueba pero, teniendo en cuenta que la información fue comunicada a los Estados Unidos, la oficina de control de la AEPSAD no recibió la información actualizada antes de llegar al hotel", informó la Usada en un comunicado en el que explicaba la presencia errónea de los agentes españoles en el hotel del RadioShack, pero no su supuesta negativa a comprobar el ADAMS del corredor ni, claro, el viaje que hizo la historia de la huida del corredor hasta la web del diario madrileño.

Violación de la privacidad

Por eso bramaba el equipo de Horner. Por considerar que, más allá de la confusión, más o menos aceptable, se había "violado la privacidad" del corredor. "La comunicación entre la Agencia Antidopaje Española y los medios es una violación de la privacidad de Chris Horner, especialmente desde que sale a la luz un claro error de los agentes de control", anunció el Radioshack en un comunicado en el que aseguraba que pedirá explicaciones a la agencia española y al propio periódico y reclamará "una compensación" por crucificar al ganador de la Vuelta.