Bilbao

Un bote colorado ha sido el gran dominador del Cantábrico en la temporada de remo femenino. Por momentos parecía que las remeras de Zumaia, 29 años después, repetirían la gesta de la Telmo Deun masculina. En 1984 Zumaia fue inalcanzable para el resto de tripulaciones. Ganó un total de treinta banderas, todas las regatas a las que se presentó. Fue tal su dominio, que incluso algún día llegó a ganar más de una prueba. Pero las chicas entrenadas por Kike Manterola dieron muestra de ser humanas. Cuando parecía que ganarían todas las regatas de la Liga Euskotren y la Liga Guipuzcoana, cedieron una regata en cada una de las competiciones. Así y todo, a expensas de Mecos, que llegaba a La Concha con dudas sobre su potencial, Zumaia era la gran favorita para hacerse con la sexta edición de la bandera de La Concha. Y la Telmo Deun no defraudó. Tras un largo de ida muy emocionante en el que Hibaika plantó cara, Zumaia se hizo con el control de la regata de vuelta hacia la playa. En meta, Zumaia se encontró con once segundos de renta sobre Hibaika, lo que, salvo sorpresa, le deja a un paso de conseguir la primera Concha para un bote vasco. Nagore Osoro es la patrona de la Telmo Deun y June Aranbarri la remera que se ha apoderado del puesto de marca de babor. Las dos son de Ondarroa y las dos pueden tener el honor de ser las primeras vizcainas que ganen la Bandera de La Concha.

June destaca por su templanza y su técnica en la remada. Eso le ha servido para estar en primera fila, la referencia para el resto de la tripulación. Al repasar la regata del domingo, tiene claro cuál fue la clave de la victoria zumaiarra: "La clave estuvo en que no perdimos la cabeza. Hibaika tiene una salida muy fuerte y éramos conscientes de ello. Nosotras, con un ritmo de paladas más bajo que ellas, conseguimos llegar a la par a la ciaboga. Fue una ciaboga muy buena, al igual que la salida. Fuimos a romper la regata cogiendo la primera ola después de la maniobra y lo conseguimos. Empopare vinimos muy bien, remando largo, tranquilas, con confianza. Ellas, al salir con un ritmo más alto, dieron un bajón y ahí pudo estar la clave. Remamos muy bien y mantuvimos la calma". Su compañera Nagore es la encargada de maniobrar con el remo largo. Ella también coincide en que el punto de inflexión fue el giro intermedio: "Nos aguantaron hasta ahí y, en cuanto nos vimos por delante, nos creímos que podíamos hacerlo y fuimos ganando segundos progresivamente".

Los once segundos de margen sobre Hibaika parecen una buena red de seguridad, pero Aranbarri advierte de que "todavía puede pasar cualquier cosa", sobre todo si hay mala mar: "Basta con que no des con la remada para que no te valga nada la diferencia. El pasado domingo disfrutamos, pero quisimos exprimir más la distancia para llegar más relajadas a la segunda jornada". Nagore, sin embargo, hasta en el asedio de las rivales encuentra lecturas positivas: "Está bien que nos vayan aguantando cada vez más. Es bonito para el espectáculo que haya cada vez más pelea". La patrona se niega a dar por muertas a las remeras de Hibaika, pero también al resto de las tripulaciones: "Yo no me fío de nadie hasta que no tenga la bandera en la mano, porque te lo puedes creer y que luego el golpe sea más duro. No hay que creerse nada, disfrutar de la semana y de esos once segundos. Tenemos el palo, nos falta la bandera".

El triunfo en la primera jornada hizo que lo pudiesen disfrutar con una rampa del puerto totalmente teñida de rojo por los aficionados zumaiarras. June espera que esta semana la estampa se repita: "A ver si se anima mucha gente de Zumaia y de Ondarroa a vernos el domingo. Yo trataré de disfrutarlo, pero con los pies en el suelo". Mantener la euforia es complicado, ya que, tal y como reconoce Nagore Osoro, la de Donostia es una regata diferente: "Disfrutamos desde el momento en que salimos de la rampa porque La Concha es algo con lo que has soñado siempre. En cuanto te ves entrando en la bahía, sacando dos o tres traineras al rival, eso no tiene explicación. Eso tienes que vivirlo o hablarlo con alguien que haya vivido lo mismo. Si no, es imposible explicarlo".

Pioneras en La Concha

Las primeras cinco ediciones de La Concha femenina supusieron cinco triunfos de Galicia, por lo que Zumaia e Hibaika se juegan el honor de ser la primera trainera vasca en ganar el trapo donostiarra. "A mí sí que me parece importante que sea la primera vez que se pueda quedar La Concha en Euskadi", confiesa June, "me parece bonito y ya era hora, porque siempre nos quedamos a las puertas. Es un orgullo. Me gustaría ser la primera vizcaina y la primera ondarrutarra en poder ganar La Concha". Nagore, por su parte, prefiere no pensarlo mucho para salvaguardar su salud mental: "Nos motiva porque ser las primeras siempre alegra, pero no piensas en eso porque terminas volviéndote loca".

Nagore y June son una excepción en el remo vizcaino. La Federación Vizcaina de Remo ha conseguido sacar esta temporada una selección de jóvenes remeras, pero están todavía lejos del nivel exhibido por los botes punteros de Gipuzkoa. Osoro, por su parte, destaca que han tenido suerte en aterrizar en un bote muy potente: "Si alguna de las remeras de la trainera de Bizkaia estuviese en algún bote que en conjunto anduviese mejor, June y yo no seríamos tan diferentes. Nos ha tocado andar en un grupo que navega mejor. Hemos tenido suerte en eso". Aranbarri reconoce que "te sientes una privilegiada". "Nosotras tuvimos que irnos a Gipuzkoa porque nos venía mucho mejor ir a Zumaia que a Bilbao", explica la remera ondarrutarra, "la verdad es que estamos muy a gusto. Nos han acogido con los brazos abiertos. No voy a decir que me sienta guipuzcoana, pero la verdad es que no me siento diferente al resto de mis compañeras".

Las trayectorias de estas dos ondarrutarras en el mundo del remo han ido siempre de la mano. Las dos probaron el remo en Ondarroa hace ocho años empujadas por las amigas. Tras cuatro años en bateles se encontraron con la necesidad de salir fuera de su localidad natal para poder enrolarse en una trainera. "En Bizkaia faltan chicas", denuncia June Aranbarri, "este año han hecho un gran esfuerzo por sacar la trainera de la selección, algo que en 2012 no hubo. Me parece muy bien, pero nunca va a llegar Bizkaia al número de remeras de Gipuzkoa. Hay una diferencia brutal. En Gipuzkoa hay siete traineras y en Bizkaia se completa justo la selección. Hacen falta más chicas. Parece que en juveniles ya vienen algunos botes, en bateles andan botes por la ría? Pero en Bermeo, o Lekeitio no hay gente y las que hay en Ondarroa miran más a Orio o Zumaia, porque nos viene lejos ir a la ría todos los días".

Cuando Nagore Osoro se asomó por primera vez al remo, enseguida le colocaron de patrona. "Me pusieron de patrona por la altura y ese genio que tenía", recuerda. "Me gustó, me gustó demasiado y aquí ando sin poder dejarlo". El remo ocupó el tiempo que antes dedicaba a la pelota mano, la pala y el patinete, pero ahora no cambiaría el remo por nada: "Te quitas de muchas cosas: no puedes ir en verano de parranda, no estás con los amigos como quisieras? Pero luego estas con 18 personas que están en el mismo proyecto que tú y que entrenan tanto como tú y terminan siendo una familia con la que pasas muchos días. Esa unión es lo que te anima a seguir todos los años. En 2012 dije que lo dejaba y en Navidades volví porque lo echaba de menos".

Si el dinero ha cambiado el remo masculino, en el remo femenino brilla por su ausencia. June Aranbarri tiene claro que la que se mete en una trainera no está pensando en la economía: "Lo único que ganamos es lo que nos dan de los premios. Si no ganas regatas, no te dan nada. Pero en el remo no estás por lo que vas a ganar. Si estás ahí es porque te gusta mucho el remo. Tienes que entregar media vida al remo. Las chicas sabemos de antemano que no vamos a tener dinero. Yo me quedo con el ambiente del equipo, las amigas que he hecho y la satisfacción de ganar banderas".

"Casi como hermanas"

Ocho años sufriendo en una embarcación une mucho, por lo que Nagore y June son las personas perfectas para describirse mutuamente como remeras. "No lo digo porque sea mi patrona, pero Nagore es la mejor patrona que hay en chicas", asegura June, "tiene una casta que la lleva dentro, no tiene que esforzarse en animarnos. Las palabras que utiliza en una regata nos llegan hasta dentro y creo que para eso tienes que valer. Además, el físico le ayuda: es pequeñita, pesa poco... Pero psicológicamente es muy fuerte, nos transmite mucha confianza y yo, como llevo muchos años remando con ella, la conozco muy bien y creo que le gusta lo que está haciendo y eso se nota".

Nagore, mientras marca con su voz el ritmo que debe seguir su tripulación, observa atentamente a June, el mejor termómetro para comprobar cómo trabaja el equipo. A la hora de describir las virtudes de Aranbarri, tampoco escatima en elogios: "La pusieron en la popa porque técnicamente es una de las que mejor rema del equipo. Marca ella la remada. La veo con mucha cabeza. Para mí siempre ha sido la mejor. Llevamos ocho años remando juntas y lo que me ha demostrado ella en todos estos años, no me lo ha demostrado nadie. Como remera, para mí, es de las mejores por técnica y cabeza. Luego ya, como amiga, es casi mi hermana. Vamos todos los días juntas de aquí para allá y es como mi hermana. Es imposible decir una mala palabra de ella".