Duración: 47:51 minutos de juego; 19:53 de tiempo real.

Saques: 1 de Olaizola II.

Pelotazos: 389 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 9 de Olaizola II, 3 de Beroiz y 4 de Xala.

Errores: 2 de Olaizola II, 2 de Beroiz, 5 de Xala y 4 de Zubieta.

Marcador: 1-0, 1-1, 2-1, 6-2, 7-2, 12-3, 13-4, 14-5, 15-6, 17-7, 18-7, 20-8, 21-8 y 22-8.

Incidencias: Final Biarritz Plaza Berri Masters Pro. Lleno. Aimar Olaizola se llevó el premio al mejor pelotari del torneo.

Bilbao. El Biarritz Plaza Berri Masters Pro era el torneo de Xala. Competía en casa. Ante los suyos. En un frontón que le vio dar sus primeros pelotazos en pared izquierda y su habitual cancha de entrenamiento. El Plaza Berri no tiene secretos para Yves Salaberri. Es su casa y la conoce como la palma de su mano. Sin embargo, ayer tuvo que claudicar. Aimar Olaizola y Mikel Beroiz asaltaron el fortín lapurtarra y no tuvieron piedad de su anfitrión. Desde el primer momento de la final, demostraron que era su día y se llevaron el primer entorchado del torneo de Biarritz tras ganar por 22-8 al de Lekuine y a Aitor Zubieta.

No se notaron los muchos kilómetros y las horas de cancha acumuladas por Aimar durante esta semana. En su quinto partido y solamente con un día de descanso desde su compromiso anterior, Olaizola se mostró con mucha chispa. Letal con el gancho con la zurda y una losa demasiado pesada para Xala en los cuadros alegres. El lapurtarra salió muy voluntarioso, queriendo agradar a la grada abarrotada por los suyos. Pero el cuerpo no obedece siempre a la cabeza. O en este caso al corazón. El delantero de Lekuine no mostró su mejor versión y acabó rindiéndose ante la superioridad de los colorados.

Además, el goizuetarra tampoco tenía que preocuparse por lo que sucedía a sus espaldas. Zubieta, aunque no sacó a relucir el poderoso golpe del que está haciendo gala estos meses, soltó varios cañonazos, pero eran siempre respondidos por Beroiz. El zaguero de Etxarri-Aranatz fue la clara imagen de su pareja. Un querer y no poder. Ayer, Aimar y Mikel estaban de dulce y nada se podía hacer ante ellos.