velódromo de Manchester, 20:00 horas. Los focos están apagados y al doblar de unas campanas le sigue un atronador vocerío. Surge de repente un cañón de luz que busca la figura hercúlea de un ciclista que abandona la pelouse y se dirige a la línea de salida mientras el griterío se hace ensordecedor. Cuatro minutos después el mismo ciclista levanta los brazos como vencedor entre el delirio del público. Es la imagen cotidiana de Sir Chris Hoy, el mejor pistard británico de todos los tiempos que anunció ayer su retirada del ciclismo. El punto final lo pone con 37 años de edad y un palmarés descomunal a su espalda. Por mucho más que eso, sus números, las victorias, los que hemos vivido de pie sobre la pista cómo iba construyendo su leyenda, solo podemos darle las gracias.
Sus logros están al alcance de muy pocos deportistas. Ha conquistado seis oros olímpicos y once títulos mundiales. Eso solo lo consiguen aquellos que tienen la llave del Olimpo.
Y, sin embargo, Hoy ha tenido siempre los pies bien asentados sobre la tierra. Independientemente de sus victorias y su espectacular forma de conseguirlas, los que hemos tenido el placer de compartir espacio en la pelouse del velódromo o en el pasillo de cualquier hotel, disfrutamos de algo más que de su halo deportivo. En sencillez y en compañerismo también era el mejor.
Su legado, además, va más lejos de la pista. Sir Chris Hoy ha sido pieza clave en el poderío con el que actualmente deslumbra el equipo Sky de carretera. Gracias a los triunfos de este grandísimo pistard, sus mentores y directores, como Dave Brailsford, consiguieron los medios para desarrollar el proyecto que hoy todos conocemos como Sky Procycling Team, a ojos de muchos, el mejor equipo del mundo de carretera. Todo este proyecto se me antoja casi imposible sin los éxitos conseguidos por Sir Chris Hoy.
El velocista es toda una institución en Gran Bretaña, con una repercusión mediática increíble. Fue nombrado Sir por la reina de Inglaterra, título que solamente está reservado a los grandes como Sir Alex Ferguson o Sir Paul McCartney. Y fue gracias a sus victorias conseguidas en los velódromos que pusieron a Gran Bretaña en el escaparate mundial de la élite del deporte de la bicicleta.
Es complicado explicar la grandeza de este ciclista. Lo mejor es que, si alguna vez pueden, se acerquen al velódromo de Manchester para ver y escuchar. Quizás entonces entiendan lo que ha supuesto Sir Chris Hoy para este deporte y el incalculable valor de su legado. Gracias Sir Chris.