Euskaltel cierra a Intxausti la puerta de casa
El vizcaino se va con Contador en Muniketa, le planta cara en Autzagane y colaboran en el descenso a Amorebieta para ser devorados en el suspiro final por el pelotón que encabezan Rui Costa y Urtasun
Amorebieta. La pena de Alberto Contador por quedarse a 25 metros de ganar la Klasika Primavera es desesperación en Beñat Intxausti, que lo vio más cerca aún que el español. "A diez", exclama mientras estampa la mirada contra el suelo que conoce. Está en casa, en Amorebieta, en el pasillo de la calle Nafarroa. Por eso el dolor es más intenso. "Estábamos tan cerca", lamenta. A 25 metros. O a diez. Es igual. Se quedó a las puertas de ganar en casa. En el felpudo. Y con él Contador, invitado de honor de la Primavera. Se marcharon juntos en Muniketa tras un ataque del vizcaino, se retaron en Autzagane en un mano a mano espectacular, colaboraron finalmente en el descenso a Amorebieta y se quedaron plantados frente al portal de la casa de Intxausti. La puerta estaba cerrada y llamaron al timbre. No respondió nadie. Y en la espera se les escurrió el tiempo que les comía a mordiscos el pelotón lanzado por Euskaltel-Euskadi, que lleva una semana corriendo en casa sin encontrar puerta. Ayer tampoco acertó. Dieron en el palo. Otra vez segundos, como Samuel hace unos días en Beasain o Antón en Lizarra al inicio de la primavera vasca. A Pablo Urtasun, la última baza de los naranjas, el último ciclista del equipo que consiguió, el año pasado en el Tour de Gran Bretaña, una victoria para Euskaltel, se le adelantó Rui Costa, portugués, un chico que sabe lo que significa aprovechar las oportunidades.
Esta es la segunda. Se la concedió Eusebio Unzue tras un positivo por un estimulante que se quedó en una sanción menor de unos meses, pero estuvo cerca de despilfarrar un talento mayúsculo para las clásicas y un olfato magnífico. Tiene remate. Es un 9. Un killer. En 2011 ganó una etapa en el Tour, el año pasado la Vuelta a Suiza y en Portugal le nombraron mejor deportista del año por delante de Cristiano Ronaldo. Este año, sin embargo, no había visto puerta aún porque una caída en la París-Niza borró su dorsal durante un tiempo. La recuperación, de todas maneras, fue rápida. "En País Vasco ya estaba fuerte" reconoció. Ayer ya era una de las opciones del Movistar para ganar ante la ausencia de Valverde, en casa por un resfriado que prefirió curar antes de poner en peligro las clásicas de las Ardenas. La otra era Intxausti. "Entre los dos teníamos que responder a los ataques en las últimas subidas". Así ocurrió.
Antes, el Movistar se encargó de descabezar la larga fuga de Mikel Aristi, Rubén Fernández y el ruso Shpilevsky en la que resistió más que ninguno el murciano del Caja Rural, un chaval duro que coronó dos veces Muniketa y Autzagane y tras la tunda cedió en la vuelta final al ritmo aplastante de Castroviejo, un rodillo.
Herrada abre fuego Para entonces, la primavera se había sacudido el invierno. La mañana ciclista la acariciaba el sol tímido y reconfortante de un día brillante. Contador, congelado en las etapas dantescas de frío y nieve de la Vuelta al País Vasco, le había tomado la temperatura a la Primavera en los dos primeros pasos por Muniketa y guardaba su ataque para el tercero. Mientras eso tan esperado ocurría, Movistar, que tenía varios dorsales para elegir, quiso enredar y lanzó a Herrada, conquense, la tierra de Luis Ocaña. El acelerón acabó por calentar la mañana. Fuego a discreción.
A Herrada se le metió en el bolsillo Delio Rodríguez, un buen gallego exiliado en Portugal. Y a ambos les persiguió hasta alcanzarlos Mikel Nieve, el ciclista de las hazañas. En 2010 ganó la etapa reina de la Vuelta a España, en 2011 la del Giro en los Dolomitas y este año debuta en el Tour donde compartirá galones con Igor Antón. Hundido hace unos días en medio del temporal de la Vuelta al País Vasco, el escalador vizcaino quiso enviar un mensaje al pelotón: se ha recuperado. El de Euskaltel sabe lo que es levantarse después de tropezar. Lleva unos años en ese tobogán.
Antón fue de los pocos en responder al ataque de Contador cuando apenas faltaban dos kilómetros para la cima de Muniketa. El primero, con facilidad y sin desgaste, fue Beñat Intxausti.
Ardía la Primavera. Con la detonación, Contador fundió la diferencia de Herrada. Tablas de nuevo. Pero ya no había sitio para la tregua. Ni casi terreno para la batalla. Sonaba la campana en el ring de Muniketa. Quedaba un kilómetro. El último asalto. El gong despertó a Intxausti, que había coleccionado un montón de buenas sensaciones en el ataque de Contador, se había cargado de ambición y decidió vaciarse. Fue un kilómetro magistral. En ese palmo de terreno, el vizcaino del Movistar se lanzó con el plato gordo y a su llamada solo respondieron Contador y Delio Fernández. A Antón le faltaron entonces piernas para subirse a ese tren. "Un puntito más", dijo.
Euskaltel elige a urtasun El de Beñat fue un ataque de ganador. "Pero solo buscaba seleccionar el grupo". Lo de pensar en ganar llegó más tarde, en Autzagane, donde nada más posarse los tres volvió a la carga Contador y se encontró de nuevo con la frescura, las buenas piernas, las ganas, de Intxausti, que le devolvió el golpe al español un poco más arriba. El precioso mano a mano entre ambos provocó el desplome de Delio, que acabó fundiéndose antes de llegar a la cima de Autzagane. Allí arriba se reconocieron iguales Beñat y Contador, incapaces de distanciar un metro el uno al otro, y pactaron un descenso a relevos hasta el sprint de Amorebieta.
Por detrás, Euskaltel-Euskadi tenía otros planes. Alejados Antón y Nieve de la cabeza, Gerrikagoitia señaló a Urtasun como candidato al triunfo y ordenó a los dos escaladores, Astarloza y Azanza tirar sin reservas para comerse la distancia de la pareja. A falta de un kilómetro la diferencia era de 13 segundos. En la recta de meta, larga y llana, era un palmo de terreno que devoró Euskaltel para lanzar al navarro hacia la victoria. La creyó conquistada Astarloza desde el horizonte del pelotón cuando Urtasun aplastó a 25 metros a Contador e Intxausti, que boqueaban desesperados. Levantó los dos brazos al cielo el pasaitarra para celebrar el final de la sequía ganadora de su equipo. Ciego de felicidad, no vio que por la izquierda de Urtasun se abría veloz Rui Costa para superarle y dar al Movistar el triunfo que Euskaltel le había quitado a Intxausti en la puerta de casa.
La inercia dejó a Contador en el podio y a Beñat a un paso de él en su última carrera antes de disputar a partir del próximo 6 de mayo el Giro de Italia en el que sueña con el podio. Contador no lo tiene tan claro. Reconoció sentirse cansado después de la Vuelta al País Vasco y un arranque de año en el que, pese a empezar ganando en Argentina, no ha trabajado adecuadamente la base, el fondo sobre el que se sostiene después la preparación más intensa. "Meterme en jaleos sin esa base igual me ha pasado factura un poquito más tarde", planteó el español, que se tomará esta semana un tiempo de descanso para decidir después en qué batalla de las Ardenas se alista.