Bilbao. Patxi Ruiz asfalta sus recuerdos con los jirones que quedan de los sueños. El lunes dijo adiós a las canchas, colgó el pantalón y cogió fuerzas de flaqueza para centrarse en otra cosa que no sea la pelota. "Te llevas el ir al vestuario. Con Oinatz he tenido mucho feeling", desgrana. Se lleva eso. Ahora toca pensar en otra cosa.

¿Han sido días complicados?

Sí, tomar esta decisión es difícil. En los últimos veinte días he estado dándole vueltas a la cabeza: que sí, que no; que no, que sí. El lunes pudimos reunirnos con el médico y decidimos que no había otra solución que no fuera dejar la pelota a mano profesional.

Estos últimos meses, desde que se complicó la cosa con la fibrosis en la zona de la operación de la espalda, han sido duros. Todo se torció.

Ha sido bastante duro. Al final, dejar la pelota con 32 años solamente, con edad para hacer aún muchas cosas, con ganas todavía de demostrar cosas, es un palo. Me operé para recuperarme, para seguir ahí, para mejorar, y las cosas no han salido bien. Ante eso, no puedo hacer nada. Yo he hecho todo lo posible para ir a mejor, para poder salir a jugar a la cancha, pero al final la cosa no ha salido y no se me puede reprochar nada, porque yo he trabajado al máximo por salir. Decir adiós es muy duro, pero lo vamos superando y asumiéndolo poco a poco.

La decisión de dejarlo, aun así, se ha forjado en la última semana ¿no es cierto?

Sí, cinco o seis días antes de hacerlo público. Ya hice una prueba la semana pasada del uno al uno, del dos al dos y poco más. ¡Y qué va! Que no, que no podía. Además de estar todo el día para arriba y para abajo, te asqueas un poco ya, dices: Hace un año y pico que llevo sin jugar y ya está, lo dejo.

Osea, que se probó en el frontón antes de decidir su retirada.

Sí, pero poco, porque no podía.

Malas sensaciones, dolor... ¿qué fue lo que sintió?

Sobre todo dolor a la hora de girar el tronco, al ser un giro bastante brusco... Además, se juega en cemento y el juego de girar y agacharte es donde más me duele. Ese es mi gran problema.

¿Le molesta para su vida diaria?

Cuando hace frío y hay humedades un poco sí que noto, la verdad. Hasta que caliento un poco me molesta. Si me agacho mucho para algunas cosas también noto dolor, pero para hacer vida normal, dentro de lo que cabe, estoy bastante bien.

Hace casi cinco meses explicó para DEIA los problemas de espalda que le acarreaba la operación, ¿en algún momento pensaba que podía darle la vuelta a la situación?

Algunos días igual sí que me encontraba mejor, pero la verdad es que no. Cuando hacía algo más de deporte o le daba más intensidad al cuerpo notaba uno o dos días después el dolor, se me ponía dura toda esa zona de la espalda donde estaba operado. Realmente, la sensación de que la situación evolucionaba de forma positiva no la he tenido. Estos meses he ido tres o cuatro veces a la semana a Gasteiz para hacer el trabajo de rehabilitación, gimnasio y demás y nada. La verdad es que no he notado una mejoría como para decir que parece que sí podía volver.

Se dilató la decisión en busca de esas sensaciones y no se dieron, ¿no?

Como para decir voy a seguir, no. Cuando hacía algún ejercicio con la cintura, o algo más fuerte de lo normal, no podía. Estaba limitado al trabajo en estático: un poco de bici, elíptica y cuatro cosas más. En cuanto giraba, sentía molestias en esta zona.

¿Cómo fue la reunión del lunes con la empresa?

Iñigo Simón y yo ya lo teníamos hablado, que era muy difícil que me pusiera al cien por cien para jugar a pelota. Así que en Asegarce estaban apenados. Hice lo que llevábamos en mente, les dije que no iba a jugar más, que lo veía muy mal, que quería juntarme con todos para comunicárselo. Fue una reunión con mucha pena. Iñigo Simón y Salbidea estaba apenados.

Además, tienen previsto hacerle un homenaje.

Eso me han comentado. Hay que tener en cuenta que he hecho catorce años o quince en Asegarce como pelotari profesional y al final he formado parte de ellos. Si ellos quieren hacer algo así, la verdad es que estaré muy a gusto.

¿Cómo ha vivido la pelota estos últimos meses?

Lo cierto es que la he vivido muy poco. Da muchísima rabia verles jugando y, por ejemplo, los partidos de Oinatz me remueven algo porque con él jugué mi último Parejas, por todo lo que hemos jugado... Y la verdad es que me da rabia no poder estar allí con ellos y no poder disfrutar de esos momentos de ir al vestuario, de ponerme los tacos, de risas, de esa tensión... He estado un poco al margen estos meses, he visto algún partido y ahora que ya me he hecho a la idea, iré más al frontón.

¿Una vez que se ha hecho a la idea ve las cosas con más distancia y tranquilidad?

Eso es. Ahora ves las cosas de otra forma y la vida sigue. Ahora hay que seguir para adelante con mi mujer, mi hijo, mis amigos y todo. Ahora es una vida distinta y no tiene por qué ser mejor o peor.

La pena será no poder despedirse de blanco.

Sí. Eso sí que me da bastante pena. El no poder hacer un partido de despedida da mucha pena. Pero ha tocado así, ya lo he pasado mal, hemos llorado, hemos estado tristes y ahora ya toca relajarse, olvidarse un poco de todo, que vuelva el cuerpo a su ser y en año o año y pico me han dicho los médicos que notaré mucha mejoría. Así que, a tirar para adelante. Todavía queda mucho por hacer.

Cuenta que ha habido momentos de lloros.

Bastantes. Al final acabas por derrumbarte. Ves que quieres ponerte a bien, a tope y las cosas no salen.

Y uno se desespera.

Sí. Ha habido momentos de llorar, de malos ratos y de estar amargado todo el día. Pero es normal. Ves que tu futuro, tu carrera, lo que más te ha gustado, porque lo único que he hecho ha sido jugar a pelota, pues pende de un hilo y te acabas por desesperar.

Ahora toca darle la vuelta a la situación y seguir.

La vida sigue para adelante, hay más cosas. Hay que tener en cuenta que la pelota se iba a acabar en un momento u otro, aunque ha sido antes de lo esperado. De todos modos, esto sigue y hay más cosas en la vida. Hay que seguir y luchar.

¿A partir de ahora qué tiene pensado hacer?

Ahora andaremos tranquilos. Estoy estudiando para quiropráctico y especialista en masaje deportivo en unos cursos que me apunté antes de operarme y espero terminarlos. Si lo acabo todo, a ver lo que sale, porque viendo cómo están las cosas para todo el mundo, la verdad es que es complicado encontrar algo.

¿Por qué eligió esta especialidad?

Porque yo sé al final lo que es sufrir, he sufrido tanto que ahora me gustaría ayudar a la gente. Sé lo que es estar mal, me han tratado con masaje y se me han quedado muchas cosas. Es algo bonito. Al final, ayudar a la gente a que esté mejor su cuerpo está bonito.

Los que están alrededor siempre sufren, ¿cómo lo ha llevado su familia?

Los padres, los hermanos, la mujer... Todos lo han vivido con mucha pena. Sobre todo lo ha pasado peor mi mujer, porque es la que ha vivido todos los sufrimientos conmigo y sabe lo que hemos pasado. Ya ha llegado la noticia, está hecho y nada más. Ha llegado la hora y a buscar otra cosa.

Ganó en 2003 el Manomanista, ¿fue su mejor momento?

Hay muchos momentos. Sin duda ganar el Manomanista da muchas satisfacciones, porque es lo que desde pequeñito quieres y lo conseguí. También son importantes los campeonatos, los torneos de verano y un poco todo. El mano a mano igual es lo más grande, pero también hay muchos instantes preciosos que no son de esa época.

Mucha gente dice que lo más bonito es el ambiente.

Sin duda. El ambiente es muy bonito: levantarte e ir a entrenar, hacerte el bolso, sudas, haces lo que tienes que hacer, te vas contento a casa, los amigos, el ambiente en el vestuario, cuando sales a calentar y hay murmullo, los nervios, la tensión... Todo, todo.

Si le van bien las cosas como masajista, ¿se ve en los frontones?

¡Ya veremos! Lo importante es que vayan las cosas bien, que sea bueno, que siga con ello y lo que tenga que venir, vendrá. Las cosas, por ahora, están mal para todo el mundo. Nosotros hemos vivido bien, hemos tenido buenos sueldos, pero no tanto como para dejar de trabajar y vivir del cuento. Hay que currar, ganarse la vida en algún lado y sacarse la vida para adelante. Algo ya saldrá.