Iurreta. ¿Supuso una sorpresa su inclusión en el Parejas?

Sorpresa no fue porque yo sí esperaba entrar. Sabía qué posibilidades tenía y más viendo el nivel de juego con el que andaba. Sabía que había oportunidades, pero al final no sabes nada. ¿Y sorpresa? Lo que sentí fue más alegría que sorpresa. Es una sorpresa positiva.

Estaba trabajando para dar, por lo menos, el nivel y pelear por entrar.

Estábamos ahí y se veía. Nadie nos dijo nada a ciencia cierta, pero el puesto estaba entre Apraiz y yo. Entrenando nos ponían a los dos y en el último partido nos tocó juntos. En este último, Alexis no tuvo su mejor día. Ya con todo eso me vi con muchas posibilidades de entrar, pero no sabía nada fijo ni concreto.

¿Cómo se lo comunicaron?

Mediante un mensaje de texto el lunes, sobre las 18.30. Hasta entonces, estaba expectante. Estaba con Pablo Berasaluze y nos llegó a la vez. Me puse muy contento.

¿Especulaban sobre las parejas?

Sí. Escuchas cosas, pero no sabíamos nada fijo. Pensábamos que sería Oinatz Bengoetxea mi pareja, porque se daba por sentado que Aimar repetiría con Beroiz. Aunque por otro lado hubiera sido bonito jugar con Pablo, con otro de Berriz.

Pero le tocó con Aimar...

Eso es. Llegué y vi que era con Aimar, con el mejor. Supone responsabilidad también, porque cubrir las espaldas al mejor da presión. Si pierdes el partido, te miran más a ti que a él. Pero, a la vez, es un pelotari que da garantías, un nivel muy alto en cada partido y te ayuda un montón. Es una persona que se relaciona con todo el mundo y tenemos buena relación. A ver qué hacemos.

También supone mucha exigencia estar con el mejor.

Sí. Todo el mundo te mira. Todos sabemos lo que juega y el día que perdamos un partido, sé que me mirarán más a mí que a él. Es con lo que hay que luchar, pero un campeonato es un campeonato y conlleva esa tensión. Yo intentaré hacerlo lo mejor posible.

Que le miren no debe suponer tampoco presión.

Hay que intentar olvidarse de eso, del hecho de ser más observado o no por estar con el mejor. Además, soy un debutante, porque ya he jugado pero ha sido como suplente. Al final, el campeonato es muy largo y cambian mucho las cosas. Hay que intentar ser constante y hacerlo lo mejor posible.

¿Se veía con posibilidades de haber sido titular antes?

El año pasado era imposible, porque andaba recién operado de la mano, del dedo blanco. Estuve desde noviembre hasta febrero sin jugar. Sinceramente, tampoco creo que tuviera ese puntito de nivel para poder jugar en Primera, pero este año creo que sí. He cambiado también el sistema de entrenamiento y eso me ha llevado a una mejoría. Además influye la confianza. El punto de juego que tengo no lo había tenido hasta ahora. Si tendría que ser sincero, no creo que estuviera en el punto necesario aun estando bien.

¿Cuál es la receta?

Procuro estar todos los días con la pelota dura, con taco o sin él. Eso también te hace tener las manos hechas, fuertes, y me hace jugar con menos taco, me ayuda a gozar y controlar más la pelota. Además, he hecho más trabajo de piernas de lo que había hecho hasta ahora. Ando más por el monte y hago ejercicios de rapidez, porque los zagueros pecamos de jugar en estático. Asimismo, hago entrenamientos solo con la izquierda porque un pelotari tiene que ser consciente de sus puntos débiles y yo, aunque tenga una buena derecha, tengo que mejorar la izquierda si quiero estar a gran nivel.

Es decir, siendo metódico.

Eso es. Esto es A, B, C, no vamos a descubrir América, pero hay que intentar hacer mucho frontón, para tener confianza en uno mismo y tener las manos bien. Un pelotari también tiene que saber cómo trabajar. Mi forma ya la he encontrado.

¿Cómo comunicó la noticia a sus conocidos?

Primero, cuando lo supe, se lo comenté a la gente más cercana, porque toca ser discreto a la hora de comentarlo. La familia lo sabía y todo el mundo me preguntaba: "¿Con quién juegas?". Pero para eso había que esperar. La gente está contenta, con ganas. No obstante, al jugar como titular, la gente lo coge con más ilusión.

¿Y qué le dicen por Berriz?

Después de la presentación comimos en Berriz y la gente está muy contenta, porque dos pelotaris de Berriz juegan el Parejas de Primera... No sé, quitando Leitza no hay ningún otro pueblo igual. Quizás Goizueta cuando jugaba también Asier Olaizola. Pero no hay muchos más. Y además, que un pueblo tan pequeño como Berriz tenga a dos representantes es algo muy bueno. Allí la gente siempre nos ha apoyado. Seguro que por falta de apoyo no va a ser.

¿Cómo ve a Pablo y a Albisu?

Son una pareja muy bonita de ver y son muy espectaculares los dos, cada uno en lo suyo. El año pasado sí que se podía dudar un poco de Albisu, al ser su primer año, pero respondió muy bien. Este año veo a Albisu mejor y a Pablo, también. Si el año pasado llegaron a semifinales, este curso son una de las parejas a tener muy en cuenta.

Es decir, que si se tuviera que mojar...

¡Pues por ninguna! Es un campeonato muy compensado. Están Irujo-Zabaleta, que son muy peligrosos; Xala-Barriola, muy constantes; Bengoetxea-Beroiz, muy duros; Titín-Merino, los campeones... Cuando empiece el campeonato y las jornadas vayan hacia adelante veremos cómo van las cosas.

¿Cuáles son sus objetivos?

Teniendo en cuenta que juego con Aimar, mi primer objetivo es llegar a las semifinales. Son catorce partidos de liguilla y quitar a cuatro parejas es muy difícil. Llegar a semifinales sería ya algo muy bonito.

En la zaga hay un cuadro de pelotaris muy joven.

En general somos todos muy jóvenes, quitando a Abel Barriola, que sube la media, o incluso Begino. El resto somos bastante jóvenes. No sé si es buena señal o mala, pero la suerte es estar dentro.

De todos modos, la suerte es para quien la busca.

Soy consciente de que he tenido suerte de entrar, pero todo ha venido fruto del trabajo y de cuando ha habido malos momentos, ya sean operaciones o de juego, intentar darle la vuelta, sin dar demasiadas a la cabeza. Pero viene de trabajar, trabajar y trabajar. También influye la confianza en uno mismo. No es algo que me haya venido caído del cielo.

También se ha encontrado con momentos complicados y dos operaciones de manos.

He tenido momentos buenos, con dos finales los primeros años, pero también dos operaciones. La primera fue tal que debuté, jugué otro partido y al quirófano, a cuenta de un quiste sinovial. El año pasado me operaron del dedo blanco en noviembre y hemos sufrido, sí. Por suerte, llevo un año sin problemas y creo que es porque el trabajo se hace bien.

Sufrir es buena escuela.

Sufrir es indispensable en la pelota. Hay muchas veces que en medio del partido sufres, también psicológicamente. En la pelota disfrutas jugando, pero en el profesionalismo muchas veces no. El profesionalismo en cualquier deporte es muy sufrido. Es algo que disfrutas haciendo, pero también toca pasarlo mal.

¿Qué significa la pelota para usted?

La pelota es algo que me ha dado un montón de cosas y no me ha quitado ninguna. Es algo que me gusta, es un deporte nuestro, que he mamado desde pequeño y se me ha dado bien. Para mí es algo muy bonito y que lo debería practicar todo el mundo, no con la intención de competir o ser profesional, sino por el hecho de disfrutar y por ser un deporte bonito.

¿Soñaba con jugar el Parejas cuando debutó?

Fíjate, siete meses antes de debutar estuve a punto de dejar la pelota, pero me llegó la oportunidad y la he intentado aprovechar a base de trabajo. Yo no soñaba con jugar el Parejas o ganar txapelas. De hecho, cuando me preguntaron cuál era mi ilusión dije que jugar contra Beloki.