Duración: 52 minutos.
Saques: 5 de Erostarbe y 3 de Ziarrusta.
Tantos en juego: 9 de Erostarbe y 17 de Ziarrusta.
Errores: 3 de Erostarbe y 6 de Ziarrusta.
Marcador: 10-1, 11-5, 12-6, 13-6, 15-7, 16-8, 16-9, 17-13, 19-14, 20-18, 20-19 y 20-22.
Botilleros: Mikel Lasa aconsejó desde la silla a su pupilo Xabier Erostarbe; mientras que Iñigo Atutxa fue el que acompañó a Ekhi Ziarrusta.
Incidencias: Final del torneo Cafés Baqué juvenil disputada en el frontón Olaburu de Iurreta lleno hasta la bandera.
iurreta. Ekhi Ziarrusta lo volvió a hacer. Volvió a dar la sorpresa, como contra Ortiz. El pelotari de Dima, veinte centímetros más bajo que su rival, con un cuerpo más enjuto y menos poder, triunfó ayer en la final juvenil ante Xabier Erostarbe contra todo pronóstico. El peleón delantero dimarra, un voleísta imperial, hizo un encuentro genial, dando una voltereta épica a la final, tras empezar con un 10-0 de salida que le ponía las cosas muy complicadas frente al músculo del zaguero urretxuarra. Y es que, el manista guipuzcoano es una bestia, un pegador, un martillo pilón capaz de desestabilizar cualquier enfrentamiento a base de la dinamita de sus manos, porque le da igual si es con la zurda o con la diestra que, si goza, coloca la pelota en el siete sin apenas despeinarse. Pues bien, ante tal adversario, Ziarrusta, volcado en el trinkete y sin apenas entrenamiento de frontón, hizo un partido precioso. ¡Qué delicia! Sacó la volea trinketista para todo, para el peloteo, para el resto, para la finalización, y mostró un espíritu peleón y de funambulista que enamoró a todos los pelotazales que se juntaron en el Olaburu iurretarra. Se ancló en el saque-remate el de Dima, porque era muy complicado dominar a Erostarbe, un espartano, cuando se trataba de fuerza y se llevó la txapela in extremis porque a mediados de partido ni había sumado.
Comenzó como un bulldozer el de Urretxu. Sin piedad buscó hacerse fuerte en sus mejores prestaciones en el peloteo. Puso el cuero, difícil de mover, atrás para que Ekhi se viera abrumado. Y la táctica le salió bien. Levantó diez cartones del tirón, sin oposición ninguna.
Entonces, una dejada de Ziarrusta dio aire al vizcaino. Y comenzó el delirio. Caminando sobre el alambre, la única oportunidad de restañar la herida del luminoso consistía en lanzarse al saque-remate descarnado y centrarse, única y exclusivamente, en poner la pelota atrás en el servicio y que Erostarbe anduviera de recadista. Así fue sumando cartones Ekhi. Pero en los momentos clave, la suerte le fue esquiva, para volver a ponerle pimienta al asunto. Erostarbe estaba desaparecido en los cuadros delanteros, pero si el vizcaino no estaba resolutivo, aprovechaba su poder para encontrar el cartón.
Alcanzó, de este modo, el 16-8 bastante tocado Erostarbe. Y la escalada se hizo imprevisible para Ziarrusta. Pero más para su rival. En la noria de remates y voleas -porque el dimarra se puso a pelotear a base de volea desde el cinco y el seis-, el gigante Erostarbe se ahogó ante los efluvios de genialidad y valentía de su contrincante. Ziarrusta fue rebañando cada centímetro de terreno con el cuchillo entre los dientes hasta acabar con dos saque-remate marca de la casa que le dieron la txapela.