LISBOA. Cinco días antes de medirse al Real Madrid en el clásico de la Liga española, los azulgrana, que ya suman su séptima consecutiva, se colocan líderes del grupo G, con dos puntos más que el Celtic de Glasgow, que se aupó al segundo puesto al vencer al Spartak de Moscú (2-3).

La lesión de Carles Puyol (min.75) y la expulsión por roja directa de Sergio Busquets (min.87) empañaron la importante y merecida victoria de los catalanes, que exhibieron servicios mínimos en la primera parte, pero mejoraron en la segunda.

El Barcelona se cimentó en su habitual posesión para desesperar a su rival y, como novedad, introdujo el recurso de pases largos en busca de las espaldas de los defensas locales.

El fútbol enhebrado de los catalanes resultó efectivo en un santiamén. Una subida de Jordi Alba propició una punzante pared con Leo Messi, cuyo centro al corazón del área lo cazó Alexis.

El Barca había logrado lo que más le había costado en los últimos encuentros: marcar en la primera parte. El gol, que supuestamente le debía de aportar el tranquilidad, fue un botín envenenado.

El Benfica, que presentó un bloque muy compacto, dispuesto en apenas 25 metros, apretó en la presión y supo buscar los espacios a la defensa barcelonista.

En un robo de balón -celebrados en La Luz casi como un tanto de los locales-, el brasileño Bruno César probó a Víctor Valdés antes de que el argentino Nico Gaitán demostrase en el poder de su zurda.

Una asistencia del ex de Boca Juniors dejó al brasileño Lima en un mano a mano ante Valdés, que desbarató el disparo con las piernas.

El Barcelona no estaba cómodo y optó por el recurso del pase en largo, denostado en un equipo que privilegia la posesión larga y los pases en corto.

En una de las ocasiones más francas, Xavi Hernández descubrió a Alexis entre la defensa del Benfica, pero el chileno remató por encima del larguero.

El propio Alexis, autor del gol 800 del Barcelona en la Liga de Campeones, intervino en otro de los acercamientos más claros. Un centro suyo lo remató fuerte y raso Pedro, pero el guardameta brasileño Artur le negó el gol.

Los locales perdieron fulgor en el último tramo del primer periodo. Un fallo de Artur y un despiste defensivo del argentino Eduardo "Totó" Salvio estuvo cerca de costarle otro tanto al Benfica, que ya solo creaba peligro a balón parado.

El omnipresente Alexis regresó al primer plano después del intervalo. Recogió un pase de Cesc y lo ejecutó desviado a la derecha de Artur.

El Benfica, ya con el medio portugués Carlos Martins en el campo, se recogió en su campo arrastrado por la mayor intensidad del Barcelona. El medio centro serbio Matic, sustituto del español Javi García, y Garay se mantenían como baluartes del equipo.

En el 55, Messi firmó su enésima genialidad. Recibió en el centro del campo, efectuó su imparable eslalon, se libró de la marca de al menos tres benfiquistas y abrió a la derecha, donde Cesc definió con calma.

Los locales, empujados por su incansable afición, intentaron responder con un chute lejano de Salvio, repelido por Valdés, y con acciones a balón parado.

El ingreso de Pablo Aimar, ídolo confeso del propio Messi, agitó por instantes el mustio ataque encarnado, pero el efecto se desvaneció en cuanto el Barca manoseó el esférico sin piedad.

Los azulgrana se agarraron a su típico juego de triangulaciones y desmarques adornados por pases de tacón. Messi, en su versión solidaria, inyectó otro soberbio pase de primera a Pedro antes de cabecear picado un centro Jordi Alba, bien defendido por Artur.

A las genialidades del argentino se unió el talento de Andrés Iniesta, que jugó cerca de 20 minutos y desplegó su excelsa técnica y su capacidad de hacer jugar a los demás.

A quince minutos del final, la lesión de Puyol estropeó la noche tranquila del Barcelona. En un córner, cayó en escorzo y sufrió una luxación del codo del brazo izquierdo, su tercera lesión en los últimos meses.

La expulsión de Busquets, por supuesta agresión, a falta de tres minutos del final cerró el partido.

VALENCIA-LILLE. Por su parte, el Valencia celebró su centenario en la Liga de Campeones con una importante victoria ante el Lille por 2-0, en un encuentro que siempre dominó, aunque sin refrendarlo con un gran juego, ante un rival que tuvo sus opciones, pero que no estuvo afortunado en el remate.

El conjunto de Mestalla, tras perder en la primera jornada en Munich ante el Bayern, necesitaba el triunfo para no complicarse sus opciones de pasar a la siguiente ronda, objetivo para el que su gran rival ha pasado a ser el BATE Borisov, con el que se enfrentará en los dos próximos partidos.

Tal y como había comentando en la previa Mauricio Pellegrino, el Lille es un equipo que juega mejor de lo que dicen sus resultados. La falta de pegada de los franceses fue una losa para sus aspiraciones en este partido y le deja muy negro su futuro en el torneo, tras las dos derrotas cosechadas y los dos próximos choques que debe afrontar consecutivamente ante el Bayern de Munich.

Pronto se vio sobre el terreno de juego las intenciones de ambos conjuntos, el Valencia se adueñó del balón, mientras que el conjunto galo se agazapó detrás a la espera de poder sorprender a los de Pellegrino a la contra.

Gago, el único que movió con criterio el balón en la medular la valencianista, regaló una asistencia perfecta a Feghouli a los siete minutos de juego, pero el internacional argelino erró con el exterior una clarísima ocasión de gol.

Con el paso de los minutos, el Valencia se fue difuminando con un juego lento, previsible y horizontal con el que disfrutó de una posesión estéril, ya que no conseguía inquietar al Lille, que bien pertrechado atrás esperó su oportunidad. Esta llegó a diez minutos del descanso, en un claro contragolpe que Balmont mandó a las nubes con todo a su favor.

El Valencia respondió de inmediato, tras una gran acción de Soldado en la corona del área, en la que habilitó a Jonas, quien convirtió con sangre fría el 1-0.

Otro contragolpe claro del Lille, que pilló descolocada a la defensa local con una pase largo en diagonal, no fue aprovechado en esta ocasión por Payet, quien remató al lateral de la portería afortunadamente para el Valencia, que pudo retirarse a los vestuarios con una exigua ventaja tras un mal primer periodo.

En la reanudación, más de lo mismo. El Lille trató de tener más presencia en la parcela valencianista, pero el guión del partido apenas varió ante la nula pegada de los franceses.

El mayor dominio del Valencia le permitió disfrutar de algunas ocasiones, pero el gol de la tranquilidad llegó en un centro desde la derecha de Jonas, que se envenenó y acabó entrando en la portería de un Landreu que apenas pudo desviar mínimamente el balón.

Con el 2-0, el Valencia jugó a placer y máxime cuando en la recta final del partido Debuchy fue expulsado dejando el partido visto para sentencia.