ordizia. El sol calienta con vehemencia en Ordizia por la mañana. Se eleva hasta casi 40 grados, tanto que las lagartijas huyen del abrasador asfalto en busca de cobijo en la sombra, donde mejor se está. No hay ni una sola nube en todo el Goierri. El cielo está azul, alegre, parece que las buenas noticias han llegado ya a la comarca guipuzcoana. Pero el sol sigue golpeando con crudeza. Antes casi de que Lorenzo asome, llegan a Ordizia Ion y Gorka Izagirre acompañados por su aita. Es su carrera, la de casa, pues apenas tienen que recorrer 10 kilómetros desde Ormaiztegi para llegar a la línea de salida. Allí, casi más nervioso que sus hijos, José Ramón Izagirre se alegra de la continuidad del proyecto de Euskaltel. "Es una buena noticia. Por supuesto que lo es", vuelve a repetir mientras se congratula de que el menor de sus vástagos también vaya a continuar ligado al equipo que en mayo le llevó a disputar el Giro de Italia, donde se hizo un nombre tras ganar la decimosexta etapa.

Las buenas noticias nunca vienen solas, ayer se volvió a cumplir esta máxima. Sobre la meta por la que Gorka ha pasado "miles de veces" entrenando con su hermano Ion, el mayor de los Izagirre fue el más rápido, repitiendo el triunfo que logró en 2010. El corredor de Euskaltel, que terminó el Tour en un muy buen estado de forma, remató ayer, el día después de que Igor González de Galdeano y Alberto García Erauzkin presentaran el nuevo proyecto de la escuadra naranja, su buen hacer en la ronda gala.

Al mayor de los dos hermanos no le gusta hablar de lamentos, busca siempre el lado más positivo de las cosas. Niega en rotundo sentirse "decepcionado" por no haber podido conquistar una etapa en la ronda gala. "Sé lo que es el Tour", dice y enseguida regresa a Ordizia, al presente, donde saborea una nueva victoria. "Miguel Mínguez ha hecho un gran trabajo. Ha puesto un ritmo durísimo en la última subida a Abaltzisketa", explicó primero.

el trabajo de euskaltel Casi sin coger aliento, todavía empapado en sudor, consecuencias del intenso calor, Gorka no quiso olvidarse del resto de sus compañeros, a quienes agradeció la labor realizada durante la jornada. La escuadra naranja mantuvo en todo momento controlada la escapada principal. Siempre tirando del pelotón. Así se llegó a la última subida, la de Abaltzisketa, donde Mínguez guió al grupo a 1.000 por hora. Saltó Johan Chaves, que se lanzó en busca de la victoria. A su rueda se pegó Gorka Izagirre y juntos coronaron el puerto. Por detrás, un grupo de ocho corredores trató de alcanzarles, pero la habilidad del colombiano y el de Ormaiztegi en el descenso hizo más complicada la labor de los de atrás, que solo contactaron en los 200 metros finales, cuando la carretera picaba hacia arriba, donde Gorka, conocedor del terreno, lanzó el sprint en el que superó a todos sus rivales, entre los que se encontraban Andrey Amador o Miguel Ángel Rubiano, entre otros.