PAMPLONA. El lunes a la noche, cuando los familiares de Yves Sallaverry comunicaron a los rectores de ASPE que Xala fue operado de apendicitis, causó un hondo pesar en la empresa. Tras la conmoción previa, ASPE se reunió con la Liga para decidir las posibles alternativas.
Desde ASPE, apuntan, siempre se ha tenido claro que el derecho deportivo de jugar la Final Manomanista corresponde única y exclusivamente a Xala. Sin embargo, la dirección de la promotora eibarresa pulsó la opinión de varios cirujanos, para valorar las posibles alternativas que presentaba una operación de éste tipo. En éste sentido, el Doctor Pedro Otazua - Médico especialista del aparato digestivo en el Hospital de Arrasate-Mondragón - trasladó a ASPE los riesgos que conlleva la intervención en los pacientes aquejados de apendicitis, tras consultarlo con los cirujanos del citado hospital. Las observaciones del Doctor Otazua fueron que una persona operada de apendicitis necesita 3 semanas de reposo y ante la premura por jugar la final y precipitar el inicio de los entrenamientos, habría grave riesgo de que se produjera una hernia.
Estas opiniones provocaron el desenlace con la resolución que la LEP.M. del miércoles por la tarde. ASPE, según afirma en su página web, es consciente de que la medida puede resultar impopular. Sin embargo, "la necesidad de modernizar y profesionalizar el deporte ha llevado a la promotora eibarresa a acogerse al reglamento del Campeonato concede el grado de profesionalización que requieren todos los deportes hoy en día". ASPE, ante todo, quiere garantizar el espectáculo deportivo por encima de cualquier otro criterio. El riesgo de organizar una final con un con un resultado abultado, o lo que sería peor, suspensión de la final por una recaída, sería el peor desenlace posible.
El firme propósito por brindar un espectáculo deportivo en condiciones al público que ha adquirido su entrada ha obligado a la promotora armera a no caer en algunos precedentes de ingrato recuerdo. La final del 2003 entre Patxi Ruiz y Olaizola II se resolvió en un abrir y cerrar de ojos y el resultado fue nefasto para la pelota. Aimar perdió la final y recayó de la lesión de hombro durante 3 meses más.