bilbao

El surf siempre ha sido un deporte de esencia pura e invariable, practicado para ser compartido, vivido y conservado. Sus aficionados presumían con orgullo de la sencillez de su práctica y de la escasa necesidad de los avances técnicos para su disfrute y mejora. Una buena ola, una tabla y muchas ganas de aprender eran los únicos requisitos para comenzar en un deporte que engancha. Y ahora lo siguen siendo, aunque con variaciones. Una ola artificial y una tabla inteligente son las últimas innovaciones. Y es que las nuevas tecnologías han irrumpido con fuerza en el surf, tanto que los más escépticos y conservadores se frotan los ojos con incredulidad. La revolución ya ha llegado.

Wavegarden ha hecho realidad el sueño de muchos surfistas de interior al romper las barreras geográficas y climatológicas que acompañaban a este deporte. Este sistema genera olas artificiales regulables y dinámicas de la nada, convirtiendo un lugar que solo era hierba en un envidiable spot. Si bien el año pasado ya se certificaron varios intentos de creación de una ola artificial, e incluso el mismo Kelly Slater ofreció su apoyo a un proyecto de estas características, que verá la luz durante este año, la Wavegarden es diferente a todos ellos. Su innovación radica en que el propio surfista puede avanzar con la ola y, aunque de momento tan solo es un prototipo, Aritz Aranburu, uno de los pocos privilegiados que ha podido probarla, se muestra entusiasmado. "Aún tiene un tamaño pequeño pero la suficiente fuerza como para meterle giros. Esta ola artificial ya es una realidad".

Así, en el estanque de Aizarnabal, en Zarautz, ya se puede vislumbrar una formada izquierda, con un tubo de diez segundos, que ya se ha convertido en el centro de las críticas de los más tradicionales. Sin embargo, en contra de lo que muchos puedan pensar, Wavegarden no ha sido creada para la imposible tarea de sustituir al mar, sino para imitarle y permitir limar las fronteras que el océano levanta, tal y como explica Aranburu: "Este sistema es perfecto para la gente que no puede vivir en la costa, para días que no hay olas, para mejorar el surf de cada o para aprender". Ya que esta ola artificial tiene la ventaja, respecto a la marítima, de que puede ser regulada tanto en tamaño como en velocidad, ajustándola a las características y deseos de quien se atreva a surfearla.

Profesionales de primer nivel como Bobby Martínez o Jordy Smith ya la han probado, y el mismo Aranburu no esconde su apoyo al afirmar que "algún día esta ola podría albergar un campeonato porque es algo divertido que llama la atención a la gente". En este contexto, hasta los más recelosos han tenido que sucumbir a las evidencias: el surf de interior ya es una realidad.

Por su parte, Pukas, con ayuda de Tecnalia, puso fin esta semana a su proyecto de aunar surf y tecnología con la primera tabla del mundo capaz de cuantificar las maniobras que hasta ahora solo se certificaban subjetivamente mediante sensaciones. Un poco más pesada de lo normal y equipada con las más altas prestaciones, esta tabla está ligada a un ordenador que recoge los movimientos en tiempo real, permitiendo conocer al instante y de forma veraz la actuación de cada surfista. Entre sus aplicaciones, destaca la ayuda que proporcionará a los deportistas en sus entrenamientos, al poner número a la verticalidad y fuerza de los giros, además de permitir conocer las pisadas y la colocación de los pies sobre la tabla. Con esta información, cada surfista podrá subsanar los errores que comete y pulir los detalles necesarios para la mejora de su surf.

Asimismo, entre otros usos, Aranburu destaca el refuerzo que estos datos supondrían para los jueces: "Si el proyecto se sigue perfeccionando, en un futuro se podría utilizar como el ojo de halcón en tenis". Es por esto que muchos aficionados creen que la utilidad de la tabla está solo destinada a los profesionales, pero nada más lejos de la realidad. Un baño con esta tabla permitirá a cada individuo conocer las características de su surf y así, a posteriori, poder crear una tabla propia que se ajuste detalladamente a las manías particulares.

Nueva era Estos avances parecen ser las primeras piedras de una nueva era en la que el surf convivirá con las más avanzadas técnicas. Un futuro cercano donde estilo y tecnología se entremezclarán para dar lugar a un perfeccionamiento continuo, donde las olas se escogerán a la carta y los movimientos se medirán con números. Tan solo es cuestión de tiempo saber si la tradición artesanal sobrevivirá al boom tecnológico, y si la inimitable calidad del mar será sustituida por la variedad escogida del océano artificial. Pero, por el momento, solo queda disfrutar de las posibilidades que estas innovaciones permiten mientras que la esencia del surf permanece inalterable. Otra manera de surfear pero con el alma de siempre.