Duración: 40 minutos.

Saques: 2 de Titín III.

Pelotazos: 245 pelotazos a buena.

Marcador: 1-1, 4-1, 4-4 y 22-4.

Incidencias: Buena entrada en el Adarraga de Logroño para presenciar una jornada decisiva para el dúo riojano.

bilbao. Pintaba el duelo para alabar a un nuevo valor de Aspe, David Merino. Daba la sensación de que en su presencia, sustituyendo a Barriola, estaba la clave del duelo. Parecía que el menor de los zagueros de Villar de la Torre iba a marcar el devenir del encuentro. Podía haber sido el dúo vizcaino, conjuntado y conocido, el que marcara el punto de inflexión en el choque. Quizá Titín, adorado por esas tierras, debía ser el protagonista de un choque clave. Pero no fue ninguno de los contendientes el que marcó el futuro. Fue un cúter. Un maldito cúter -herramienta para cortar el esparadrapo-, que, furtivo, segó la mano de Pablo Berasaluze en el 10-4. Un corte que "necesitará de, al menos, dos puntos", según señaló al término del encuentro Iñigo Simón, médico de Asegarce.

Cuando la primera decena se colocaba en el luminoso colorado. En ese lapsus de juego, tras una tacada de seis tantos para el lado riojano, mientras el berriztarra se arreglaba los tacos, un corte en su mano derecha le condenó. "Rápidamente tratamos de frenar la herida con unas tiras adhesivas -similares a los puntos-", relató el galeno de la promotora bilbaina, que no pudo evitar la debacle en el tándem azul, ya que Pablo no tenía las mismas prestaciones, aquellas que le hacen un delantero eléctrico, imaginativo y potente. "Claramente la lesión ha mediatizado el partido. Calculo que para el próximo partido no podrá estar. Se le hinchará la mano y con puntos es difícil jugar", admitió Simón.

El cúter selló lo que había comenzado a generar una marea protagonizada por Titín III y David Merino. Éste se aferró a los cuadros traseros de una manera brutal tras el abrazo del cuarto cartón. La contienda parecía igualada y el delantero de Berriz comenzó dubitativo, pero los rivales no conseguían abrir brechas.

Fue tras esta igualada cuando llegó una inapelable tacada colorada. El zaguero colorado, alejado de su versión habitual, se desbordó de ganas, pero su esfuerzo no cuajaba y los tantos de los riojanos hacían mella en las aspiraciones vizcainas. No conectaban el berriztarra y el gernikarra. Entonces, llegó el momento fatal. Cuando Pablo se abría un hueco en los tacos y la mano. Tras el desastroso accidente, Apraiz se cargó de trabajo y el dúo, con el berriztarra tocado, bajó enteros y acabó en la cuneta. ¡Maldito cúter!

a la espera de Oinatz y Patxi La pareja de Aspe tendrá que esperar que en el duelo de mañana -en el que tendrá que entrar otro delantero en sustitución de Berasaluze VIII- Oinatz y Patxi Ruiz hinquen la rodilla para alcanzar la final del torneo mateo, ser profetas en su tierra y hacerse con el título.